—No es solo eso, tienes que cambiar para mejor. —Naruto alzó la mirada con sus ojos tornándose fríos y oscuros.

—¿De qué estás hablando?, ¿cambiar?, ¿para mejor?... Creí que cuando nos casamos me dijiste que me aceptabas tal y como era, con mis defectos y virtudes —dijo el rubio con su voz seria haciendo estremecer un poco a Tsunade.

—Y lo hago, en serio lo hago... Pero nuestra hija no puede crecer con un padre como tú, terminaría con problemas psicológicos. Lo que ella necesita es un padre de verdad, que la ayude y le demuestre cariño, no que la llevé a comenzar masacres a los pueblos —dijo la rubia mordiéndose el labio con un pequeño temblor en sus hombros.

Naruto apretó sus dientes—. Eso crees —murmuró con frialdad.

La rubia se froto el antebrazo izquierdo con incomodidad—. No creo, lo sé con certeza —dijo mirando con tristeza la cara del rubio.

—Creí que estábamos bien, que fue lo que cambió —cuestiono volviendo a acariciar el cabello de su hija.

Tsunade suspiro—. Me puse a pensar detenidamente las cosas, acerca de como le irían las cosas a nuestra hija, y los posibles resultados no son muy buenos, o cambias tú o me alejaré con mi hija —habló con sus ojos cristalizándose.

Naruto sonrió con diversión—. HehehehehahaAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA —se rio el rubio con una mano cubriendo sus ojos, que ahora brillaron de un color rojo intenso.

Aiko frunció el ceñó comenzando por abrir sus ojos con una mirada somnolienta, tallándose sus ojos se deshizo de todo el sueño para ver como su querido padre se reía de manera incontrolada.

Los labios de Tsunade temblaron—. Esto no es un juego Naruto.

Calmándose un poco de reírse tanto, el rubio miró con clara diversión a la rubia—. Eso es lo gracioso... Que tu de todas las personas piensa que puede alejarme de mi hija. —Naruto se detuvo al sentir que su hija ya se había despertado, sus ojos azules con un pequeño tinte rojizo observaron con cariño a su pequeña—. Parece que tendré que ausentarme un poco... Está conversación no ha terminado —dijo cargando a la pequeña rubia para después ir subiendo las escaleras hacia la habitación de su hija.

Tsunade suspiro cansadamente con sus manos en su cara.

Naruto arropó a su hija, quien lo observó con curiosidad y un pequeño ceñó fruncido en su rostro.

—Tou-San, Kaa-San y tú estaban peleando —cuestiono Aiko con una mirada molesta.

—No, claro que no, solo estábamos hablando de unas cositas —respondió Naruto dándole un besó en la frente a su hija.

—Hmp, eso espero —murmuró suspirando con sus ojos comenzando a cerrarse por las enormes ganas de dormir que repentinamente le llegaron.

—Lástima que las cosas que planeo, casi siempre son arruinadas o no funcionan como yo quiero —murmuró Naruto con un pequeño suspiro.

Su mirada se volvió seria mientras salía del cuarto de su hija para posteriormente cerrarla con seguro, y colocar su palma en la puerta mientras un montón de Kanjis surgieron para cubrir toda la puerta y habitación de su durmiente hija.

Bajando las escaleras con tranquilidad, el rubio fue recibido por la mirada seria de Tsunade. Caminando en dirección del sofá, se volvió a sentar con su pierna cruzada encima de la otra—. Ahora, es gracioso que pienses que te dejaré alejarme de MI HIJA —dijo con su mirada volviéndose más inexpresiva con cada momento que pasaba.

Mordiéndose el labio inferior, la rubia suspiro con tristeza—. Es por eso que quiero que cambies para mejor, se que no renunciarías así de simple a nuestra hija —dijo con una mirada suplicante.

JūbiWhere stories live. Discover now