22.

299 22 2
                                    

Viernes 13 de septiembre

El aroma de la playa era único, inexplicable. Me hace sentir libre, fresca, llena de energía. A su vez me trae recuerdos, más que nada con Tracy, en el pueblo acostumbrabamos a irnos los sábados solas hasta el lago, lo más parecido a una playa vistosa allí.

Nuestros pic nics eran los mejores, pasabamos todo el día jugando con el agua, comiendo lo que nos entrara y riendo. Era nuestro momento de relajación, para despejarnos un poco de todo lo que pasaba en nuestras vidas; la escuela, nuestras familias, los vecinos de mierda que siempre se metían en todo.

Lo mejor eran los chicos, provocarlos con la mirada mientras nos pasabamos bloqueador solar era muy divertido. Sus caras expresaban todos sus pensamientos sin hablar, babeaban por nosotras. Lo peor es que siempre había algun que otro viejo verde mirándonos, no nos molestaba pero era un poco perturbador cuando venían acompañados de sus familias.

En el presente estoy sentada con Tracy, en la playa, en una verdadera playa. Llegamos hasta aquí en moto, nos alcanzaron unos chicos que pasaron por nuestro lado, bastante amigables para ser verdad. Trajimos lo de siempre; sándwiches, jugo y unos cigarrillos. Hace mucho que necesitaba retomar esta costumbre para poder descansar de todo.

-¿Nos metemos al agua? Ya me está dando bastante calor- se quejó abanicandose la cara con la mano.

-Dale, pero ponte protector solar, te va a hacer mal sino.

-Ponme tú, yo no tengo ganas la verdad- se tiró boca abajo sobre la toalla.

Luego de un rato dentro del mar Tracy dió un traspié y calló de boca al agua. Exploté en carcajadas, que carajos habia echo.

-La puta madre, metí el pie en un pozo, ayúdame.

Le di mi mano para que pueda hacer presión y sacar el pie, pero la hija de mil putas jaló de mi mano hacia abajo y caí también al agua.

-Olvidé que en estas situación no tengo que confiar en tí para nada, zorra- a tropezones logramos salir del agua mientras nos tirabamos agua la una a la otra.

-Creo que te hace falta un empanizado- dije con toda la malicia de un niño de 5 años a punto de hacer una travesura.

Tomé un cubo lleno de arena de uno de los niños que estaba junto a nosotras y se lo tiré en la cabeza. A eso yo le llamo venganza.

-Ahí te lo lleno, lo lamento era necesario- traté de calmar al niño quién comenzó a llorar. La madre me miró ofendida.

-¿Disculpa? Que carajos haces, no toques las cosas de mis hijos.

-Lo siento, ahora se lo vuelvo a llenar, no pasa nada es solo arena- traté de responder amablemente, pero se vé que a la señora no le calló bien el comentario.

-Más te vale irte ya mismo de mi vista o llamaré a la policia y les diré que golpeaste a mi hijo, razón por la que está llorando.

Ni yo ni Tracy nos creíamos las palabras de la vieja. Nos miramos disimuladamente con cara de incredulidad.

Comenzamos a levantar las cosas y cuando ya teníamos todo en mano nos acercamos nuevamente a la señora.

-Realmente, lo sentimos- sonamos bastante avergonzadas.

En eso nos pusimos frente al castillo de arena que habían armado sus hijos y lo pateamos en dirección a ella, llenandola de arena por completo.

-Ups, fué sin querer, nos vamos- terminé lanzándole un beso al aire.

-Espero que no sea difícil quitar la arena de su vagina arrugada señora, disculpee- gritó Tracy haciendo que estallemos en risas. Dice cada cosa esta mujer, la amo.

White Boy// IZZY STRADLINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora