004/𝙄 𝙖𝙢 𝙩𝙝𝙚 𝙤𝙣𝙚 𝙞𝙣 𝙡𝙤𝙫𝙚

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Tener miedo a una situación o persona era un mal sentimiento,uno de los peores pero ¿queréis saber cuál era el peor de verdad? El no poder quitarte de la cabeza a una persona con la que solo has hablado una vez y fue genial. Puede que los sentimientos sean similares. Eso sentía Sydney Rizzo,miedo, porque últimamente se encontraba con sujetos extraños que la ponían nerviosa y provocaban interés por otro lado. Quería volver a ver al fan del kárate.

Salió de la clase de física poniendo esa excusa de "La señorita Alice me pidió que fuera a la sala de álgebra..." y funcionó. Por el camino logró despistar a algunos profesores y consiguió salir a donde nadie la viera. En una de las clases abandonadas se metió para poder estar tranquila consigo misma mientras se fumaba un cigarro.

-¿Y tú quién coño eres?-se giró rápidamente para ver de quién se trataba pero se alivió al ver que no era un profesor y que solo era uno de los chicos con los que estuvo castigada.

-¿Te piensas chivar o algo?

-A ver inútil,piensa un poco-alguien amable-Si les digo que estás aquí me pillarían a mí también,además no podría venir más por aquí-entra dando un portazo-Se nota que eres nueva.

-Oh,bueno-despreocupada siguió en lo suyo pero parecía que la conversación no acabó ahí, el chico se adentró en el aula y se sentó en una mesa cerca de la chica-¿sueles venir por aquí?

-Sí, las clases son un coñazo-sacó una navaja que tenía guardada y empezó a tallar la mesa-Eres la que le dió esa paliza a...¿como se llamaba pelo zanahoria y sus súbditos?-se quedó pensando-no recuerdo.

-Sí, tú eres el rubio del castigo-asiente y gruñe ante el apodo-No te ofendas-el chico se acercó agresivamente a donde estaba ella y mantuvo su mirada fija sobre sus ojos robandole una colilla a la chica y llevandolo lentamente a sus labios.

-¿Tienes fuego?-no respondió engatusada por aquel acercamiento,este solo le arrebató el mechero y encendió el suyo-¿Quieres que te arranque los malditos ojos también?

-Cállate rubio de bote-se apartó finalmente y apagó el dicho cigarro.

-Tonta-se aleja y sigue en lo suyo,pasan algunos minutos en los cuales ambos se dedican miradas por momentos-¿Como te llamas?

-Syd-se acomoda mejor en la mesa-¿y tú?

-Vance-deja de hacer lo que estaba haciendo-¿Que te trae por esta mierda, Syd? Se que no eres Americana.

-Porque a mis padres les apeteció o bueno,ellos dicen que es por trabajo pero ni idea-se acuesta-¿mi pronunciación es tan rara?

-Sí, se nota a kilómetros que eres extranjera ¿europea?

-Sí-se puso de pie y paseo a paso lento por la habitación mientras su vista era Vance-¿alguna vez te escapaste?

-¿Por qué te voy a contar eso a ti?-inhala un poco de su colilla-claro que lo he hecho,bastante.

-Wow,que rebelde-habla sin entusiasmo haciendo una pequeña mueca.

-Idiota-no pudo evitar fijarse en el bonito mechero-un ZIPPO,me gusta.

-Sí, los estoy coleccionando-camina hasta él y le quita el mechero-es mío.

-No creo-se lo quita bruscamente y lo guarda en su bolsillo,acto seguido Syd reacciona e intenta recuperarlo, suena el timbre indicando el cambio de clase-Nos vemos-la chica solo le mostró el dedo y soltó un "vete a la mierda".

A pesar de todo ella no pensaba irse de ahí, odiaba el instituto y era tanto su odio que planeaba las formas de conseguir dinero sin estudiar,quizás era arriesgado pero estaba dispuesta a ser compositora y guitarrista de una banda,el obstáculo era que no conocía a nadie que le cayera bien y quisiera hacer una banda de speed metal quizás, tampoco es que tuviera muchos contactos con los que contar y lo que más le jodia era el ser chica y querer formar una banda. Había intentado unirse a varias pero ninguna la aceptaba por el hecho de ser mujer.

Asqueroso,simplemente asquerosamente y repugnante.

Peleas,todo eran peleas, ni el hecho de que su hija estuviera en su habitación escuchando los gritos de sus padres discutiendo a saber sobre que era algo que ignoraban y les daba igual, pero ella ya estaba acostumbrada y no estaba triste por eso,e...

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Peleas,todo eran peleas, ni el hecho de que su hija estuviera en su habitación escuchando los gritos de sus padres discutiendo a saber sobre que era algo que ignoraban y les daba igual, pero ella ya estaba acostumbrada y no estaba triste por eso,estaba triste y enfadada porque una vez más la habían rechazado en una banda,las palabras del vocalista resonaba en su mente: "Eres buenísima y es una pena tener que decirlo pero...no aceptamos chicas" dió varios golpes en su rodilla,iniciando una lluvia de lagrimas y una presión en su pecho se hizo presente,estaba cansada.

Buscó como loca unas tijeras hasta que las encontró y se dirigió al baño rápidamente dando un gran portazo,las voces de sus padres se seguían escuchando cada vez más fuertes,se miró en el espejo con asco deseando volver a tener 7 años,otras lágrimas salieron junto con un llanto y sonrisa llevó las tijeras a su pelo el cuál era sujetado fuertemente y parecía pensarlo seriamente en si hacerlo o no.

-A la mierda-comenzó cortando mechón por mechón, no quería dejar nada,nada de nada y si hubiera sido por ella se raparia al 0 con esperanzas de poder parecer un chico y quizás así la aceptarían de una vez,pero sabía que eso causaría más rechazo,esta vez cortó con más furia.

-¡Sydney! ¿Estás bien,llevas mucho tiempo ahí adentro?-la voz de su dulce madre sonó al otro lado de la puerta,pero eso no fue suficiente como para que parara.

Syd se miró una vez más al espejo,se encontraba orgullosa de haberse cortado el pelo y un pensamiento llegó a su mente. Una extraña gana de estampar su cabeza contra el vidrio y cuándo los golpes en la puerta se escucharon fuertes lo hizo queriendo dejar de escuchar cualquier ruido. Su madre logró abrir la puerta y ver la escena de su hija estrellando su cara contra el espejo del baño,era impactante,soltó un gritó horrorizada al ver la frente de su querida niña derramar sangre.

-¿QUE HICISTE SYDNEY?-Se acercó llorando temblando y acunó la cara de su hija en sus manos,esta solo...en realidad no se sabía si Sydney reía o lloraba,era una mezcla extraña.-¿QUE HICISTE CON TU PELO?

El señor Rizzo decidió llamar a una ambulancia y probablemente contactaría con un buen psicólogo para que tratara a su hija,se encontraba asustado tras según él los actos de vandalismo que había cometido,no daba crédito a lo que hizo con su cabello y con su cara.

Sin dudas el comienzo de sus nuevas vidas había empezado siendo un caos.

𝐆 𝐄 𝐍 𝐄 𝐒 𝐈 𝐒/𝙍𝙤𝙗𝙞𝙣 𝘼𝙧𝙚𝙡𝙡𝙖𝙣𝙤Where stories live. Discover now