III. pt. 2

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—¿Qué habrían dicho del Capitán América en los cuarentas cuando descubrieran que probablemente follaba con Jim Hammond?

Steve vuelve la cabeza hacia Clark, quién a cerrado la puerta tras su paso. El rubio levanta el pequeño tubo de lubricante y se lo arroja al pelinegro, quién lo atrapa en el aire.

—Probablemente sería más polémico que la propia guerra en sí.

—¿En serio pasó?

—Claro que no, Kent.

—Bueno, tu imagen nuevamente está ensuciada con el periodismo amarillista.

—Por favor, no digas nada de Superman.

—Escribire sobre ti y Winter Soldier.

Steve, vibrante por la risa, vacila para acercarse a Clark y tener la confianza de besarlo.

Clark se había dado cuenta de que el Capitán era más confiado cuando iba hasta Metrópolis a verlo, tal vez porque Clark lo hacía sentir como si estuviese en casa o simplemente porque se sentía con la libertad de ser quién realmente era dentro de esas cuatro paredes.

Los dos chocan torpemente con los muebles minimalistas de aquel apartamento, dejando prensas dispersas de camino al pie de la cama.

—Podria darme crédito y decir que te he visto concurrir a un ciudadano de Metrópolis.

—¿Estrategia de marketing?—Steve arquea una ceja—, ya nadie lee el periódico.

—Tu sigues comprando periódico.

—Por el crucigrama.

Los ojos de ambos quedan perfectamente a la altura del otro, hay un brillo especial en ambos. Algo que resulta rutinario.

—¿Entonces dirás qué no estás al pendiente de lo que se dice de ti y de Stark?

Steve pone los ojos en blanco, dispuesto a replicar, pero Clark se introduce dos dedos suyos en la boca y consigue de forma muy eficaz, hacerlo callar de golpe. Resulta increible y perturbador que la seguridad que tiene en si mismo sea tan intermitente, que le cueste tanto pedir lo que quiere y luego se de tanta prisa en tomarlo en cuanto obtiene el permiso, Igual que ha sucedido la primera vez que pasó todo en el after-party en la habitación de Steve.

Ya no están tan borrachos como la primera vez, pero parece que todavia llevan bastante alcohol en las venas, así que la situación no resulta tan intimidante como podría, aún cuando sus dedos ya están empezando a palpar el camino, Clark vuelve a apoyar la cabeza en la almohada, cierra los ojos y deja que el rubio tome la iniciativa.

Lo que tiene el sexo con Clark es que nunca es igual. Unas veces se mueve con facilidad, llevado por el impetu, y otras veces está tenso y rígido y quiere que Steve lo relaje y lo folle. En ocasiones nada hace que se corra más rápido que unas palabras impertinentes, pero en otras ocasiones los dos prefieren que él haga uso de toda su autoridad, que no permita a Steve llegar al final hasta que él se lo diga, hasta que él lo oblique a suplicar.

Resulta impredecible, embriagador y también divertido, porque Steve nunca se ha enfrentado a un reto que no le haya encantado, y Clark bueno, representa un reto de la cabeza a los pies, de principio a fin.

Esta noche, Clark está blandito, cariñoso y dispuesto, su cuerpo reacciona enseguida para darle a él lo que está buscando, ríe con incredulidad ante la sensibilidad que él mismo demuestra a cada caricia.

Clark levanta una mano para acariciare la cara, la linea de nacimiento del pelo empapada de sudor, y Steve se coloca entre sus piemas y deja que el kriptoniano entrelace los dedos de su mano derecha con los suyos de la izquierda.

Two Of Us || SuperCap One-ShotsUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum