。゚❁۪Capítulo 11 ུ °

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La sangre de todo un linaje corría por sus venas junto con una nueva vida, sabía lo valioso que era

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La sangre de todo un linaje corría por sus venas junto con una nueva vida, sabía lo valioso que era. Había sido educado para ese momento, casarse y tener hijos y ahora estaba en ello, no era algo que realmente le avivara el corazón, pero sin duda era aquello que lo aferraba a sí mismo.

Ya no eran las mismas palabras las que escuchaba todos los días. No podía acostumbrarse a ese rebalse de emociones que llegaban a su cuerpo y no lo dejaban en paz. Los ecos aún seguían, pero el tormento se había parado.

—Tengo hambre —dijo al despertar, aún era muy temprano, el sol ni siquiera se hacía ver. —Karsy... —murmuró.

Si el tiempo pasaba rápido como las lunas y su vientre se mostraba cada vez más. La curvatura en su vientre dejaba bien en claro su estado y con ello un vuelco en la tribu.

Los planes para el largo viaje que se haría, seguía en pie y las preparaciones se alarmaron, los ancianos habían aconsejado al Yher que sería mejor que su futuro hijo naciera en tierras nuevas, para así dejar en herencia su futuro lugar, por lo que debían apresurarse con las preparaciones de traslado. No sería un viaje corto.

—Mmm... —el Yher presionó su brazo alrededor suyo, atrayendo más el cuerpo del omega. —Duerme... —susurro sobre el oído de Louis.

Su voz era cálida como su cuerpo en esos instantes, pero no saciaba lo que su lengua pedía sentir.

—Alfa —dijo Louis, sin querer alarmar a su esposo, pero desesperado por su atención. —Karsy...

—Louis, el sol no ha salido —se quejó el alfa, acomodando su mano libre en el vientre de su Omega. —Por favor, no ahora —dijo para su hijo.

—Es ahora —dijo firme Louis. Su Omega debía ser atendido por su alfa y sin duda eso era algo que Karsy no podía negarle, no hubo siquiera un cortejo como para sentirse mimado, si bien ese hecho jamás cambiaría eso era algo que jamás iba a parar. Era un omega caprichoso y necesitado, un poco tenaz, pero era la adoración de esas esmeraldas que no se atrevían a negarle nada.

—¿Qué es lo que este espeluznante ser te pide? —pregunto sonriente sobre el cuello de su omega.

—Tu hijo quiere pan con mermelada —dijo su esposo, sobre su revoltoso cabello, besando sus rizos. —Y un poco de jugo de—

—No puedes tomar jugo tan temprano — interrumpió el Yher, levantándose. —Te traeré agua.

—No.

—Si —sus labios llegaron a los delgados y rosados del ojiazul para sonreírle y besar su vientre antes de ir por lo que su amado pedía.

Tenía miedo de que todo esto que había construido se esfumara, sin duda esto que Karsy había construido era solo de ellos y de aquello que poco a poco crecía en ese vientre que tanto amaba besar y acariciar.

—Malditos rituales de mierda, jodido alfa, jodida tribu, jodid—

—Mi Yhar, dentengase se está alterando demasiado —dijo el omega rubio que pintaba las figuras de la tribu en su rostro.

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