Capítulo 27

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Mason.

Jessica se encontraba durmiendo en mi cama y yo sentado en silla a su lado. Después de una hora y media de discusión logré convencerla de que se quedara en mi departamento.

No sé como logré hacer que se duerma, estuvo toda la noche intentando hacer el hechizo que Viktoria le había dejado. Aún quedan unos veinte minutos para que siga durmiendo, nuestro vuelo sale a las seis de la mañana y aún son cuatro y cuarenta, aunque sea jet privado siempre es bueno levantarse al menos una hora antes.

La veo dormir boca abajo abrazando la almohada y esa almohada me encantaría ser yo. Sé que dije que no podía dormir, pero la verdad es que sí puedo hacerlo; al ser un híbrido, teniendo mi mitad de hombre lobo me permite tener el sueño de una persona normal, pero odio hacerlo. Cada vez que trato de dormir recuerdos asquerosos de mi infancia me vienen a la mente. Así que es mejor no hacerlo.

Miro el reloj ya es hora de que se levante. Con cuidado la zarandeo un poco para ver si reacciona y así es. Suelta un bufido en forma de queja y se pone de lado. Le doy una palmada en el trasero pero parece que no le importa porque ni siquiera así reacciona. No me dejó otra opción que despojarla de las sábanas.

-¡Mason!-se quejó.

-Tienes que levantarte, se nos hará tarde.

Puso los ojos en blanco y se puso de pie.


Jessica.

Estaba sentada al lado de Mason en el avión. Los asientos eran enormes, casi como camas. Él estaba hablando por su "Handsfree" con algunas personas importantes creo y yo sólo trataba de hacer el maldito hechizo una y otra vez.


Pulvis es, et in pulverem.

Mortuo quid nocetis pariatur.

Et gratanter reverti.


Era un hechizo sencillo. O bueno, eso parecía. Repetía las mimas palabras una y otra vez frente a la estaca de roble blanco y nada. No sentía nada salir de mí. Ni magia ni que el roble fuera más poderoso ni nada. Sólo me sentía como una loca recitándole palabras en latín a una estaca.

-¿No quieres dormir un poco?-me preguntó Mason-Faltan más de cuatro horas para aterrizar.


Negué con la cabeza y volví a fijar mi concentración en el hechizo. Hasta que Mason me quitó el papel y la estaca de las manos.


-¡Hey! Necesito que funcione antes de tres días.-me quejé.

Se quitó el auricular de la oreja y me atrajo hacia él. Comencé a forcejear pero sólo me hacía daño a mí misma queriendo salirme de su agarre.

-Duerme, un poco.-besó mi cabeza-Lo necesitarás.


-Pero no estoy cansada.-repliqué.


Puso mi cara entre sus manos y comenzó a examinar rostro con la vista. ¿Por qué hace eso? Luego clavó su mirada en mis ojos. Su mirada era tan profundo que juro que había sentido como si él estuviera dentro de mí en ese instante, con tan solo verlo, podía sentir más allá.


-Duérmete.-me ordenó.


Y aunque dije que no tenía sueño cuando me dio la orden sentí como mis parpados comenzaban a cerrarse por sí solo y caí en un profundo sueño.

NO ME MIRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora