Capitulo 1 (Editado)

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||Narración: Levi||

Hacia poco había comprado una casa de dos plantas, creí que al fin podría vivir solo y tener ciertas libertades; Sin embargo, jamas pensé que al avisarle a mis amigos sobre esto, ellos se vendrían a vivir aquí, los intente correr, pero simplemente seguían ahí, estorbando y oliendo mal, con sus gérmenes flotando por toda mi casa, excepto mi habitación.

-¿Podrían dejar de estorbar?-Dije serio y con tono molesto.

-Oh vamos, enanin, no seas así- Dijo Hanji burlona, a lo que la mire serio.

Tal vez mi pensamiento la estaba matando y mi subconsciente, pero, no se lo mostré en mi mirada, oh tal vez si.

La mayoría de personas me consideran "frívolo", probablemente lo sea.

Todos se encontraban sentados en mi sofá, hablando temas estúpidos, aunque bueno, no es algo extraño viniendo de ellos.

-Dejen sus estupideces y vallan a limpiar.

-¡Oh, vamos, Levi! ¿Por qué no te unes a nuestra conversación?-Dijo Erwin.

-No tengo interés de hablar temas provenientes de sus diminutos cerebros.

-¡No seas tan serio! ¡Y encima aburrido! ¡Vamos, capitán! ¿Cuál es tu fantasía sexual? -Pregunto con picardía Connie.

-Eso no les incumbe a ninguno de ustedes, solo son un par de cerdos, convirtiendo sus habitaciones en corrales, asqueroso.

-Enanin, casi nunca compartimos pensamiento ni sentimientos, pero estoy segura de que justo ahora, al igual que todos, tú, mi amiguin, estás aburrido al igual que cada uno de nosotros.

-¿Y qué?-Bufé.

-Podriamos divertirnos, ¿No lo crees?, Conozco un burdel con jóvenes muy lindos y chicas preciosas, tengo el número, ¿Qué dices, Levi? ¿Por qué no marcamos a ese lugar y les pedimos algunos chicos para divertirnos? -Dijo Erwin.

-Me repugna tu idea.

-Diganos Capitán, ¿Prefiere un chico o una chica?-Me preguntó Jean, mientras tomaba el teléfono y marcaba el número que Erwin le había dado.

-No estoy de acuerdo con esto, cualquier persona se acuesta con ellos, es antihigiénico, aparte de que es la principal razón de enfermedades como el SIDA, y las mujeres corren el riesgo de embarazo, no quiero acostarme con...

-Entonces, le pediré un chico virgen, Capitán -Respondio Jean, cortando mis palabras.

Erwin lanzó una carcajada al aire y yo lo observé de forma fija, para seguido bufar, camine a la isla de la cocina y me mantuve expectante a ellos, hablando con quiero creer, el dueño de aquel burdel, no estaba en contra de las prostitutas y los chaperos pero, simplemente a veces no era lo mío, nunca me había acostado con alguien proveniente de un lugar así, detestaba esa estúpida idea, pero más detestaba a Erwin por jamás habernos dicho que visitaban ese tipo de lugares.

-Quiero que limpien -Dije, mientras me echaba una chispa de chocolate a la boca.

-Enanin -protesto Hanji- Por favor, no seas tan mandón, ¿Por qué no limpiamos cuando acabemos está aventura? ¿Eh?

-¿Cuál aventura? ¿Te parece una "aventura" acostarte con alguien a quien no conoces? ¿Te parece una "aventura" correr el riesgo de alguna enfermedad sexual? ¡Limpien ahora y después de que vengan esos chicos! O soy capaz de salir y cancelar su "pedido".

Todos se levantaron y corrieron a sus habitaciones, decidí preparar un té, por lo que me dirigí a la cocina y puse a calentar la tetera, camine a la sala y sacudí el sillón, sin duda son un par de cerdos, tome un trapo e inicie a sacudir la mesa, desde que me había mudado existían días como estos, ellos siempre terminaban arrastrándome en sus estupideces, había días que terminaba bien, pero existían otros que simplemente era sofocante todo eso.

Había conocido a Erwin, Connie y Jean cuando una empresa muy reconocida me contrato como abogado, Erwin se encargaba de Derechos Humanos, Connie era un secretario y Jean era el jefe de seguridad, mientras a Hanji la había conocido desde la primaria, su locura volvió mis días más interesantes, desde ese entonces ellos se autonombraron "mis amigos", decidí dejar que lo creyeran, después de todo me daba lo mismo.

La tetera inicio a chillar y fue entonces que me dirigí a apagar la estufa y servir aquella agua caliente en una taza, le puse un sobre de té y después seguí limpiando.

El timbre sonó, me mantuve esperando a que algunos de los cerdos abriera, pero parecía que no lo harían, así que camine a la puerta y al abrirla un hombre (más alto que yo, detestable) estaba parado frente a ella seguido de cinco chicos, lo observé confundido.

-¿Sí? ¿Qué se le ofrece? -Solté molesto.

-Usted fue quien ordenó a los cinco ¿no?-Pregunto con ironía el nombre.

-No se de qué está...-Y fue en ese momento que lo recordé -Ah, yo no los ordene, fue un chico que vive conmigo, yo no hago este tipo de cosas.

-Esta bien, ¿Entonces?

-¿Entonces, qué? ¿Espera que tome su mano y lo meta a mi casa o puede hacerlo por sí solo?-Le dije molesto.

El hombre simplemente me observó molesto, y entro, seguido de los cinco chicos, el último chico en entrar atrajo mi mirada, fue como una hipnosis hacia esos ojos color esmeralda, me atrapó, y fue imposible no seguirlo con la mirada mientras él hacía lo mismo conmigo, ese chico me hacía sentir extraño.

"Mis amigos" salieron después de un rato y se dirigieron a hablar con el hombre, para seguido que este se retirará, Erwin se llevó a un chico rubio de ojos azules, Jean a un pelinegro con pecas, Connie, pues creo que a Connie le van a dar, Hanji se fue con un castaño, y yo me quede solo con aquel ojiverde.

Extrañamente me sentía nervioso, me acerque a el chico y le señale la cocina a lo que él abrió los ojos como platos, ¡Ah eso no me refiero mocoso estúpido!

-¿Quieres un té? -Fue lo único que atine a decir.

-No, gracias -Su voz era dulce y suave, era imposible no sentir ternura de él -Yo, estoy aquí para complacerlo a usted.

Quedé mudo, ¿Complacerme? ¿A mí? Lo observé por algunos instantes y seguido asentí, tome su mano y lo lleve a mi habitación.

-Ponte cómodo -Le dije, mientras entraba al baño.

Sin duda ese chico tenía algo especial, algo que me atrapaba, que me hacía sentir nervioso, sentir algo que nunca había sentido.

Salí del sanitario, y aquel chico se encontraba sentado en la esquina de la cama, me acerque y arrodille frente a él.

-Tranquilizate, no tienes por qué sentir miedo, se que es tu primera vez, pero quiero que sepas que me haces sentir algo especial, algo que nunca había sentido, me he estado preguntando qué es, ¿Me ayudarías a descubrirlo?

Flor De Otoño •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora