Sipnosis

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˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Esta historia no incluirá modismos argentinos.

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Rodrigo top

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Iván bottom

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Está historia adaptada está con el fin de entretener, no permito comentarios fuera de contexto, dedicado para las personas que les gusta este bromance.

Mi abuela sentia una debilidad por Rodrigo, siempre lo consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre

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Mi abuela sentia una debilidad por Rodrigo, siempre lo consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Ella creía que a el le faltaba cariño, pero la verdad es que no. Incluso mis padres querían mas a Rodrigo que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser el hijo de la niñera.

Mis hermanas estaban encantadas cuando el llego, escondido detrás de la falda de su madre con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Ya sabía que su presencia significaba problemas.

El día en el que entro a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban por el: si tenia hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar mis hermanas se turnaban para entretenerlo; todo lo que el deseara estaba ante sus ojos en menos de cinco segundos. Y a mi me dejaron de lado, abandonado entre las sonrisas que le dedicaban a el.

Fue la infancia mas aburrida que se pudieran imaginar. A pesar que la madre de Rodrigo estaba ahí para cuidarnos, su hijo era el protagonista. Era tierno, adorable, amable, cariñoso, risueño y un montón de bobadas mas que pensaba la gente acerca de el.

Rodrigo se había robado mi lugar en la familia y lo peor es que a nadie le importaba.

Por eso lo odiaba.

Era estupido, me decían mis amigos, ya que a mi nunca me falto nada material. Pero lo que yo anhelaba era amor, sentirme especial para mi familia y no ser alguien invisible. Sin embargo, era difícil destacar; Mi hermana mayor, Victoria, estaba estudiando economía para ayudar a papá en el trabajo, y Veronica, mi hermana menor, era tan dulce como el azúcar y la niña mas sociable que haya conocido en mi vida.

En cambio, yo era el que sacaba calificaciones promedio, el que no ganaba ningún premio en la feria de ciencias, el que conseguía nada por sus propios méritos. Simplemente nadie.

Con los años, llegue a creer que esa era una de las razones por las cuales mis padres trataban a Rodrigo como su propio hijo.

Cuando el cumplió los 16 años le hicieron una fiesta, arrendaron un local e invitaron a los amigos de Rodrigo y a los de mi familia. Fue espectacular, hubo fuegos artificiales y mis padres le regalaron un auto para cuando cumpliera 18 y sacara la licencia de conducir.

Cuando yo cumplí los 16 años, seis meses después del cumpleaños de Rodrigo, me regañaron por reprobar matemáticas y me inscribieron en una escuela de verano donde sufrí dos meses con chicos que no paraban de calcular nada. Lo único bueno de ese verano fue que conocí a Daniel y Alejandro, los únicos que también fueron fueron obligados a ir a esa escuela por reprobar.

Pero todo se cumplió cuando Rodrigo celebro su cumpleaños numero 18 y mis padres decidieron hacer algo mas intimo.

Fue una pequeña reunión entre mi familia y la de él. Su madre seguir trabajando para nosotros, Veronica tenia 14 años y mi madre la consideraba todavía una niña. La hermana de Rodrigo, Sara, viajo desde Canadá a Argentina para esa fecha. El, a diferencia de su hermana, me agradaba.

Mi abuela había ordenado hacer un pastel gigante de crema y chocolate, decoraron la casa con flores y mis padres le susurraban cosas a Victoria con aspecto sospechoso.

En la noche, después de la cena especial que hicieron para Rodrigo, mis padres se pusieron de pie y levantaron sus copas para hacer un brindis, dieron un discurso aburrido de lo mucho que lo querían y que era considerado como uno más de la familia Buhajeruk.

Entonces, la abuela comenzó a soltar lagrimas de felicidad, Victoria no paraba de sonreír y mis padres se miraron entre sí como a punto de revelar un secreto.

Pero lo que dijeron fue más que un secreto, fue mi condena.

— Y por todo ese cariño que te tenemos, Rodrigo — dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión — queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que nuestro regalo de cumpleaños, es la mano de nuestro querido hijo Iván.

¿¡QUE!?

𝗠𝗔𝗥𝗥𝗬 𝗠𝗘 ; rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora