capítulo 4!

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STUART

Observaba la silueta de Murdoc, dándome la espalda, y caminando con rabia. Había esquivado mi intento de disculparme.

¿O no habría notado que quería disculparme? A lo mejor pensaba que le iba decir alguna otra impertinencia, de nuevo. Joder, soy horrible. 

O puede que aun esté enfadado y no quiera hablarme. Lo comprendería, me porté mal con él.

Pero él también conmigo, ¿yo no tenía derecho de enfadarme?

Y cuando la silueta de Murdoc desapareció entre los largos pasillos, yo me di la vuelta y me dirigí a mi clase.

Pero no podía atender a nada de lo que el profesor me estaba diciendo. Murdoc seguía en mi mente, y estaba lleno de preguntas.

Cuando... rechacé a mi amiga Nichole en el pasillo vi su cara de cabreo extremo. Me dio un poco de miedo.

¿Pondría esa cara por lo de ayer? ¿O porque rechacé la propuesta de mi amiga?

No lo entendía... Si tan solo me dejara hablar con él...

Pero, joder, ¿yo por qué le daba tantas vueltas a esto? Ni que él fuera tan cercano a mi como para preocuparme tanto...

Llegó la hora del patio y yo iba tras los pasillos, de camino a encontrarme con mis amigos.

Y si cabía la posibilidad, poder disculparme con Nichole por lo de esta mañana.

...Y un brusco empujón me despertó de mis pensamientos. Giré mi cabeza, alarmado, para ver quien me estaba empujando, y pude reconocer sus caras. Eran esos matones que pegaron a Murdoc el día anterior.

Yo intentaba luchar contra sus empujones, pero no había manera. Me estaban haciendo daño, no entendía nada de lo que estaba pasando. 

Hasta que me empujaron dentro de un aula vacía, y me cerraron, con llave.

Me habían encerrado.

 —Ahí os quedáis, mariconazos. —Dijo uno de ellos, no sabía bien quien, y los otros tres rieron. 

"¿Os?" Me giré y vi a Murdoc a mi lado, que apenas se podía mantener en pie. Miraba con rabia a los abusones.

—¿¡QUÉ COÑO HACÉIS?! PUTOS SUBNORMALES, ÉL NO TIENE NADA QUE VER CONMIGO, DEJÁDLE IR. —Les gritó Murdoc, aporreando la puerta con fuerza.

Espera, ¿acababa de defenderme? No entendía nada, no sabía como reaccionar.

—Tú mientes mucho, Niccals. Él es un maricón de los tuyos, vi como os mirabais ayer mientras te dábamos una paliza, que repugnante.—Dijo otro de ellos. Murdoc apretó los dientes.

—Pasáoslo bien ahí dentro, follando, o algo así. —Dijo otro.

Y se fueron. Me habían encerrado en una sala con Murdoc Niccals. Mi ¿archisuperenemigo?

Y en una habitación que prácticamente nadie usaba, ni siquiera los profesores.

Me quedaría ahí encerrado, de por vida, junto a alguien que no me hablará de por vida. 


Luego de procesar la situación, intenté abrir la puerta a la fuerza. Lo cual, obviamente, no estaba funcionando.

Me giré y cacé a Murdoc mirándome de reojo como si yo estuviera loco, y rápidamente apartó la mirada.

Esto estaba siendo muy incómodo.

Me senté en el suelo, sin esperanza alguna, y Murdoc se sentó encima de una mesa.

Estuvimos un rato en silencio. Un rato largo. Un silencio incómodo.

Silly musician kids!     [2doc AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora