El pobre Jimin estaba volviéndose loco con la constante presencia del pelinegro inventor de la dichosa fiesta.

— No te he preguntado, estúpido. — Habló el mayordomo mientras veía con atención como eran acomodadas en el bar las bebidas recién llegadas.

— ¿Preguntarme qué, caramelito? — Cuestionó el pelinegro con sus manos puestas en la cintura.

— ¿Con que fin haces todo esto? Digo, ¿Por mera "diversión"? — Soltó haciendo comillas con sus dedos. — ¿O en realidad existe algún otro interés?

— La verdad es que hay algo que realmente me interesa, por eso hago todo esto. — Contó con cierto misterio en el tono de voz, ganándose de inmediato la atención del pelinegro a su lado.

— ¿De qué se trata?

— ¿Solo así me das tu atención, verdad? Eres un chismoso. — Habló entre carcajadas. — No hay ningún trasfondo, caramelito chismoso. Si lo hago por mera diversión, y por sacar un poco de sus casillas al buen Kim.

— Eres un imbécil.

No podía creer que se haya dejado llevar por los estúpidos juegos de Min.
Siempre es lo mismo con él. Debió suponerlo, ¿Cuándo ha hablado de forma sería? NUNCA.
Ahora se encontraba sumamente avergonzado por su tonto desliz.

— Vaya... Creo que debería sacar de mi cabeza la idea de que ustedes terminen juntos. — Se escuchó la voz del dueño de la casa a sus espaldas. — No es como si estuviera bien decirle imbécil tan seguidamente a alguien que amas, Jimin. O sea, si lo es, pero se supone que lo amas.

— Cállate, Kim. No amo a este imbécil, en su lugar lo odio.

— Bueno... Algún filósofo sabio dijo alguna vez que odiar es una forma de amar. — Dijo con burla el castaño recibiendo una mirada de odio por parte de su mayordomo.

— Cambiando de tema. — Hablo por fin, Min Yoongi. — ¿Dónde estabas? ¿Trabajando un viernes?

— El viernes es día de trabajo, Min. No te confundas, no todos somos tan vagos como tú.

— Me ofendes, Kim. Pero así te quiero. — Soltando su sonrisa con encías a la vista.

— ¿Cómo van los preparativos? — Preguntó a Jimin, ignorando lo anterior dicho por el de piel pálida.

— Perfectamente, ya lo que falta es muy poco.

Habían pasado varias horas desde que Yoongi finalmente se había retirado

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Habían pasado varias horas desde que Yoongi finalmente se había retirado.
Ahora se encontraban Jimin Y Nam, charlando tranquilamente como lo hacían de costumbre casi todas las noches.

— Hoy llamó tu madre. — Habló el pelinegro.

— Imagino que le dijiste que no volviera a llamar. — Respondió el castaño oscuro con desinterés.

Siempre hacía notar ese desinterés cuando de sus padres se trataba.

— Dijo que le duele que no la llames, que por si te interesa, ella y tu padre se encuentran perfectamente de salud... También dijo que llamaría mañana temprano.

— ¿Sabes que no hablaré con esos, verdad?

— Lo sé. — Murmuró el pelinegro. — ¿Qué debería decirle cuando llame mañana?

— Que deje de ser tan hipócrita. — Dijo seco.

— ¿En serio?

— ¿Te parece que no estoy hablando con absoluta seriedad?— Preguntó al pelinegro mirándolo de reojo.

— Entonces eso le diré.

El pelinegro nunca decía nada en contra de esa actitud que presentaba su jefe y amigo hacía sus propios padres.
Sabe perfectamente porqué este actúa así, y lo entiende a la perfección. Si a él le hubieran hecho lo mismo actuaría de igual forma.

No es como si pudieras perdonar a tus padres sin que estos se hayan disculpado minúsculamente alguna vez.
No después de pasarte toda la adolescencia escuchando a tus propios padres decir que están criando a un mantenido.
No después de saber que tus padres aún viendo todo lo que haces a tan corta edad te vean como a alguien que no hace nada.
No después de darte cuenta de que todo el esfuerzo que haces por hacerlos sentir orgullosos a sido en vano.
Y todo eso en la plena entrada a la adolescencia.

El castaño aprendió a valerse por sí mismo prematuramente.
Esforzándose de forma extrema para poder alejarse lo más pronto posible de sus padres, a los cuales desde a esa edad les iba acumulando poco a poco, palabra tras palabra, un buena dosis de rencor.

Jimin simplemente no podía evitar ponerse en los zapatos del mayor, entender el porqué de su actitud con sus progenitores.

Lo entendía a la perfección, aunque nunca haya pasado por algo así.
Simplemente se imaginaba lo difícil que debió y debe ser.

Simplemente se imaginaba lo difícil que debió y debe ser

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Me muero de vergüenza.
Estos últimos días he estado viendo el prólogo y los capítulos que están publicados, y me digo a mi misma "¿eso está publicado? ¿En serio?"
Trato de cometer los menores errores posibles, porque si algún día me tocara editar moriría de vergüenza.

Bai perros.

CHORIZO

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CHORIZO

Caja De Cristal   |Namjin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora