Capítulo 2

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El rostro de Jean permaneció impasible. Ahí estaba la realidad, le parecía que la inocencia de la chica frente a él era demasiada para creerlo. Era otra noble caprichosa que se revelaba contra la voluntad de sus padres y para variar, lo buscaba a él para lograr su objetivo.

—Miss Ackerman—Jean caminó hacia ella haciéndola erguir el rostro para verlo—¿Exactamente a qué se refiere con...arruinarse?

—Pues...ya sabe, ir a una habitación y lograr que nadie quiera casarse conmigo y ser aislada de la sociedad

Jean frunció el ceño. Se había asegurado que no había nada que una mujer le pidiera que pudiera sorprenderlo, pero esto sin duda lo tenía con mil preguntas más en la cabeza.

Claro, aquí el único ingenuo era él. Ella ya lo conocía, había escuchado de su reputación, si lo que quería era lograr no casarse, metiéndose con alguien como él, un simple mercader sin título, iba a lograrlo.

Mikasa lo miró y no estaba seguras si su silencio era bueno o malo.

—Si...¿Si entiende mi solicitud?—continuó ella

—Tan claro como el agua. Pero, no quiero problemas con padres de chicas nobles Miss Ackerman. Buenas noches—Jean se dio la vuelta para retirarse

—¡E-espere! Estoy...¡Estoy dispuesta a pagarle!

Esta vez Jean la miró con furia en los ojos—Tentador—le dijo entre dientes—Pero recomiendo ir con su oferta a alguien más necesitado de dinero

—Y...y le aseguro que no tendrá problemas, cooperaré con lo que sea necesario y después no tenemos que volver a vernos—insistió ella



Jean no estaba seguro si sus oídos lo traicionaban, pero las palabras de Mikasa la seguían sonando sinceras. Se irguió derecho y la recorrió con la mirada de pies a cabeza. La forma en que el vestido se ajustaba sobre sus pechos también era tentadora. No tenía anillo en su mano izquierda ni la había visto bailando con otros hombres, probablemente ya había sido arruinada hacía mucho tiempo, igual que las otras nobles que había conocido cuando aún trabajaba en sus establos.

Ella no quería casarse con quien sus padres le pedían, ahora sólo necesitaba evidencia para que la dejaran en paz. Observó de nuevo la blanca y tersa piel de sus hombros. En realidad el precio que él debía pagar era muy poco, a cambio de todo lo que iba a disfrutar de ella.

Por supuesto que no iba a pagarle nada, pero la elaborada manera en que lo había enredado y arrastrado hasta esa directa propuesta le pareció impresionante. No sólo era una mujer hermosa, creativa, divertida y...engañosa, pero impresionante.

No le gustaba involucrarse con las jóvenes debutantes, eran inmaduras y molestas. Pero si ella era la mitad de creativa en la cama, de lo que había sido hasta el momento, sin duda sería una buena noche.




Mikasa ya no soportó el largo silencio y su mirada recorriéndola
—Eh...¿Entonces, ha decidido?

Jean se cruzó de brazos y de nuevo se dibujó en él esa burlona sonrisa de lado.

—No te cobraré barato—bromeó y liberó una carcajada cuando la vio un poco asustada buscando en su pequeño bolso y contando el dinero que llevaba.

Él le ofreció el espacio debajo de su brazo—Vamos...a un lugar más adecuado para...

—Oh si, claro, una habitación—respondió ella de inmediato e introdujo su mano debajo del brazo de Jean. Claro, ella lo sabía y lo tenía claro y no ocultaba su experiencia al respecto. Ambos caminaron el resto del jardín hasta las escaleras del lado opuesto del palacio.

Casi en el cieloWhere stories live. Discover now