Nuevos miembros en la familia

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Acciones/estados
Diálogos (personajes): Buenas
**Pensamientos (personajes)**
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Era un nuevo día y estaba amaneciendo.

Nos encontramos en una habitación de hospital decorada con pinturas coloridas, algunos juguetes y dibujos de animales, dando un ambiente infantil e inocente para tranquilizar a cualquier infante que se encuentre allí ingresado.

En dicha habitación, una pequeña peliblanca empezaba a despertarse nerviosa, abriendo los ojos de repente y empezando a respirar pesadamente, estaba entrando en pánico cuando sintió como alguien la abrazaba.

Esto hizo que tratara de alejarse, pero la persona que la abrazó la acurrucó en su pecho y empezó a acariciar delicadamente su pelo, mientras le susurraba al odio que 'todo está bien, ya no hay más hombres malos'.

Esto hizo que la pequeña tomara conciencia de donde estaba, viendo que esta no era su celda, también pudo ver que estaba en el exterior gracias a la ventana de la habitación que daba unas vistas a la ciudad.

Esto hizo que la niña se tranquilizase poco a poco, lo que sacó una sonrisa a la persona que estaba sujetándola.

Izuku: (calmado y alegre) Buenos días, Eri-chan.

Eri: (mira al peliverde y luego vuelve a dar otro vistazo a la habitación) ¿D-Donde estoy?

Izuku: Estás en un hospital (la niña lo mira confundida), es un lugar donde la gente enferma o herida viene a que los curen y cuiden.

Eri: Ya v-veo.

Tras eso, estuvieron un poco en silencio, con el peliverde acurrucando a la pequeña, quién disfrutaba de esta muestra de afecto después de tanto tiempo.

Eri: ¿Porqué?

Izuku: ¿Porqué qué?

Eri: ¿Porqué me salvaste? Soy un monstruo (eso hizo que el peliverde se detuviera), mi poder es una maldición, es muy peligroso, solo le hago daño a los demás (estaba empezando a sollozar).

Izuku: Eri (la pequeña no lo mira, pero este pone su mano en la mejilla de la pequeña y hace que lo mire, a la vez que limpia las lágrimas que escaparon de los ojos de esta) eso no es verdad. Sólo eres una dulce niña que ha sufrido mucho por algo que no sabe controlar. Los verdaderos monstruos eran los que te hicieron daño para hacer cosas malas y herir a otras personas. Tú no estás maldita y mucho menos eres un monstruo.

Esto solo hizo que la pequeña se aferrase al peliverde y empezará a llorar en su pecho, mientras que el peliverde la consolaba y acariciaba su cabeza.

Media hora después, la pequeña se volvió a quedar dormida en el pecho de nuestro protagonista, quién sonrió dulcemente y acostó a la pequeña en la cama para que descansara mejor.

Pero en cuanto la colocó, la niña se aferró a la camisa de este y, aunque se trató de soltar sin hacerlo bruscamente, no lo dejaba alejarse; así que no le quedó más remedio que acomodarse al lado de esta.

En cuanto se acomodó completamente, la pequeña se volvió a aferrar a su pecho, escuchando el tranquilo latir de su corazón; mientras que Izuku la abrazó con delicadeza y le dió un beso en la frente para luego empezar a caer en los brazos de Morfeo junto a ella.

Mientras esto ocurría, en una zona muy alejada de cualquier indicio de civilización.

Nos encontramos con la prisión de El Tártaro, la prisión más segura del mundo, con numerosos muros fortificados, cámaras por todos los lugares posibles vigilando a los villanos, los cuales estaban retenidos con numerosas cadenas y con armas apuntando a puntos del cuerpo donde el impacto es mortal; y con varios guardias en cada esquina y pasillo, armados hasta los dientes.

El Shinobi del hidrógeno: Izuku Midoriya Where stories live. Discover now