ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ → o27

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➴ 𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟔.

Blake dejó caer la taza de café sobre la mesa, provocando que su contenido se desparramara sobre el mueble. El vehemente dolor de cabeza que la asolaba desde el trance no le permitía coordinar de forma eficaz sus movimientos; tampoco lo vivido le dejaba pensar con claridad.

—¿Seguro que estás bien?

No, no lo estaba. Se hallaba saturada y exhausta, deseosa de ponerle fin a todo el caos que Vecna había sembrado sobre su vida y la de sus allegados.

—Estoy bien, Robin. No te preocupes.

Sabía que mentía; pero descartó la opción de insistir. Conocía a Blake lo suficiente como para saber que tratar de indagar acerca de sus sentimientos era un imposible.

—Regresemos al salón, aún os debo explicaciones.

Con sosiego, se alejó de la encimera de la cocina y comenzó a caminar hacia la sala contigua de la caravana de Maxine. Después de narrarles a sus amigos quién era realmente Vecna y cómo se había transformado en el monstruo que hoy en día era, había optado por solicitar una pausa y desayunar. Un almuerzo improvisado que ayudó a los adolescentes a recobrar fuerzas para ser capaces de enfrentarse a un nuevo día.

—Entonces, a parte de descubrir que Vecna en realidad es el hijo de Victor Creel, ¿qué más viste en el trance?

Cuando Blake volvió a acomodarse en el sofá, entre Eddie y Steve, Henderson formuló la duda que lo había acompañado durante la última media hora.

—Me mostró cosas que todavía no han pasado —con fatiga, dejó que su cuerpo se desplomase completamente sobre el respaldo del asiento—. Eran cosas...terroríficas.

Ante la mención de aquel "cosas terroríficas", Eddie depositó su mano izquierda sobre la pierna de Blake; comunicándole con aquel gesto que él estaba allí, que no debía temer al recordar lo vivido.

—Vi una nube negra que cubría todo Hawkins —después de organizar mentalmente su visión, volvió a hablar—. El centro estaba en llamas; había soldados muertos. Y había...una criatura enorme con la boca abierta; no estaba sola. También había muchos monstruos; un ejército. Y todos venían aquí; a nuestros barrios, a nuestras casas. Y luego...

Revivir la pesadilla en la que la había sumido Vecna la ahogaba; y el temblor que acompañaba a sus palabras delataba aquella asfixia.

—¿Y luego? —con ansias de descubrir que acompañaba a las últimas palabras de Blake, Lucas habló, incitándola a continuar.

—Me enseñó a Eddie, a Steve, a Harriet...a todos. Estaban...

Cuando Munson percibió como las lágrimas retenían las palabras de la chica, la acercó a su cuerpo y la abrazó. De forma cariñosa, dejó un beso sobre su cabeza; un gesto simple que logró apaciguar la ansiedad de Blake.

—Solo quería asustarte —enunció Steve, comprendiendo qué acompañaba a aquel "estaban"—. No es real.

—Aún no. Pero si no le detenemos... —si no ponían fin a los planes de Vecna, el caos reinaría en Hawkins—. Hay algo más.

Con pesar, alejó el cuerpo de Eddie para poder continuar hablando. Los allí presentes la contemplaban ensimismados, con el miedo oculto recorriendo sus cuerpos.

—Me ha enseñado los portales. Cuatro portales, repartidos por Hawkins. Y los portales eran como los que hay en la caravana de Eddie, pero...no paraban de crecer —explicó con temor. Desconocía si estaba siendo clara o no en su narración, ya que los nervios no le permitían hablar con suficiente claridad—. Y no era el Hawkins del Mundo del Revés. Era nuestro Hawkins, nuestro hogar.

𝑭𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒀𝒐𝒖𝒏𝒈 // Eᴅᴅɪᴇ Mᴜɴsᴏɴ Where stories live. Discover now