ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ → o25

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➴ 𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟔.

—Dustin, ¿me oyes? ¡Dus! ¿Hola?

De manera incesante, Steve se desplazaba de un extremo a otro de la estancia, tratando de localizar el origen de la voz de Henderson.

—A lo mejor sí que tiene la rabia —con duda, Blake observó a su mejor amigo. Las similitudes con un loco desquiciado eran excesivas.

—¿Hola? ¿Hola?

—En cualquier otra circunstancia te diría que te dejes de tonterías; pero ahora mismo... —Harriet también se encontraba confundida ante el comportamiento psicótico de su chico—. Steve, ¿qué estás haciendo?

—¡Hola! —volvió a chillar a la nada, ignorando la preocupación que abordaba a su novia y a su mejor amiga—. Está aquí. Henderson. Ese cretino está aquí.

El primer pensamiento que cruzó la mente de Blake fue un "ha perdido demasiada sangre y sus neuronas no coordinan de forma eficaz sus ideas"; sin embargo, la seriedad con la que se pronunció la hacía dudar acerca de su supuesta y repentina locura.

—Es como si estuviera en la pared o algo así. Escuchad —durante una fracción de segundo, guardó silencio. Pero de forma casi inmediata, volvió a chillar—. ¡Dustin! ¡Dustin! ¿Me oyes?

—¿Es normal que se comporte de forma tan...?

—¡Shhh! —de manera ágil, Blake tapó la boca de Eddie, obligándolo a callar.

Lo que nos lleva a la cuestión que has dicho antes. ¿Cómo y por qué hay un portal en el lago Lovers?

Steve no había perdido la cordura. La voz de Henderson se apreciaba con claridad. Estaba allí pero...no estaba allí. De sopetón, Harriet y Munson se unieron a los gritos de Harrington; y múltiples "¡Dustin!" inundaron el salón.

—Vale, o el chaval no nos oye, o se comporta como un capullo —dedujo Steve ante la falta de respuesta.

—Creo...creo que sé cómo podemos comunicarnos con él —habló Blake tras un momento de reflexión—. Will lo consiguió. Will consiguió comunicarse con Joyce a través de las luces.

Las luces. Veloz, Harriet se aproximó al interruptor; pero la oscuridad siguió asolando el hogar de los Wheeler. No había corriente eléctrica; y el comunicarse a través de la luz se complicaba.

—Eh, tíos. ¿Lo estáis viendo? —ante la cuestión de Steve, todos trasladaron su mirada hacia el punto exacto que trataba de señalar con la linterna.

—¿Qué es eso?

Había algo rodeando la lámpara que colgaba en el centro del salón. No sabían definir con exactitud qué era aquello; pero brillaba, y resaltaba en medio de tan inhóspito y oscuro paraje. Con curiosidad, Blake lo tocó y se iluminó.

—¡Bingo! —exclamó en un murmuro.

—Hostias —agregó Eddie, situándose a la derecha de la chica.

De manera cuidadosa, todos trasladaron sus manos a aquel algo. Lo sentían como un halo de magia en medio de una pesadilla.

—Hace...cosquillas —expuso Munson, al tiempo que observó de reojo a Blake—. Es agradable.

Aquella sonrisa infantil que le regaló alegró a la muchacha. Tenerle cerca la hacía sentirse segura y protegida; la obligaba a olvidarse del infierno que estaban atravesando.

—¿Alguien sabe código morse? —indagó Harriet, proporcionando una idea viable para lograr comunicarse con el otro lado.

—No —se apuró a responder Harrington, rompiendo las esperanzas de la chica.

𝑭𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒀𝒐𝒖𝒏𝒈 // Eᴅᴅɪᴇ Mᴜɴsᴏɴ Where stories live. Discover now