01.

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Narrador omnisciente

El pequeño Yuichiro de tan solo seis años se encontraba viajando hasta su nuevo orfanato, nuevamente, era un chico demasiado reservado y arisco ante las nuevas personas lo que hacía que tuviera peleas con otros niños, inclusive con las personas que se encargaban del lugar.

—¿Estás listo, Yuichiro?—Preguntó una de las cuidadoras.

—Creo que sí.—Dijo con cierto descontento al otra vez emprender un largo y cansado viaje de los cuales ya estaba harto.

El azabache sabía el problema de su carácter, eso le frustraba de cierta manera, quería expresarse adecuadamente, ser libre pero el mismo no se lo permitía. Aunque debía admitir que le gustaba la soledad que tenía a su alrededor.

Nadie dijo nada por todo el transcurso del camino, el azabache se limitaba a  observar el paisaje con admiración y calma hasta llegar al orfanato como Yuichiro les decía “prisión de niños,” puesto que hay cuidadores que llegan a tratarnos como si no fueses seres humanos pero debía admitir que habían algunos que eran todo un amor.

Bajo del auto con su maleta en mano, no tenía muchas cosas ya que muchas se le han perdido o dejado de venir con el transgurso del tiempo.

Entró al gran edificio enfrente de él, su mirada divagó por los alrededores encontrándose con muchos niños haciendo diversas actividades, por un momento se sintió vulnerable y expuesto ya que fue el foco de las miradas de aquellos infantiles, inclusive de adulto que pasabannpor ahí lo cual era algo comprensible pues era una cara nueva.

Hicieron los trámites para que el pudiera quedarse en aquél sitio y una ves ya hechos se acomodó en una habitación.

—Vamos Yuichiro tienes que hablar con los niños, tienes que hacer amigos.–Dijo una cuidadora la cual habían ayudado al niño con sus cosas.

—No quiero.

El azabache se escondió entre las sábanas de su cama como si fuera un especie de campo de protección, solo logró escuchar un suspiro para después escuchar un “baja cuando estés listo.”

Asomó sus ojos verdes para asegurarse que estuviera solo, no quería salir con los otros niños, la idea de socializar le daba cierta colera así que decidió dormir. Cuando despertó, se dio cuenta que era hora de la cena por las llamadas que escuchaba en los corredores y algunas campanadas, se talló los ojos decidido a ir al comedor, tenía hambre y el hambre podía más que su capricho de no tener contacto con el mundo.

This is love || MikaYuuWhere stories live. Discover now