Moonlight Club

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Doce de la noche de un día de julio. Aquel lugar estaba desierto. "¿Seguro que ella me dijo aquí?" Se preguntaba Trevor mientras leía el papel de su mano. El nombre del lugar coincidia con el que estaba escrito en aquel papel: Moonlight Club. Estaba claro que la cita era en ese lugar. Pero ¿por qué ella elegiría un sitio así?

Trevor se acercó a la puerta de aquel club de mala muerte, con la esperanza de que estuviese cerrado y de que se hubiera equivocado de lugar, pero no fue así.

Un hombre con una chaqueta blanca y gafas de sol le abrió la puerta.

- Tu debes de ser Trevor. Yo soy Alfonso, el encargado del Moonlight Club. No te quedes en la puerta, pasa muchacho. - Dijo el hombre mostrando más amabilidad que la que dejaban ver sus gafas de sol.

Trevor entró en aquella sala que estaba sorprendentemente vacía. Solo estaban la barra, y varios sofás alrededor de una pasarela. Y justo en el centro una barra metalica, como la de los clubes de stripteasse.

Alfonso acompaño a Trevor al sofá que estaba en el extremo final de la pasarela, delante de la barra.

- Esto debe ser una broma. Alexandra nunca me habría mandado a un club como este. -dijo Trevor desconcertado.

Alfonso se rió y se bajo un poco las gafas de sol para que pudieran verse sus pequeños ojos color miel - Mira chaval, yo de ti me sentaba y disfrutaba del espectáculo. - susurro mientras señalaba con la cabeza la pasarela. Acto seguido se marcho fuera de la vista de Trevor y las pocas luces que habían en la sala se apagaron.

Cuando volvieron a encenderse había una chica vestida con un corsé azul con cintas negras, con unos shorts del mismo negro apoyada en la barra metálica. La chica se cubría el rostro con un antifaz a juego con el resto de su vestuario. De repente una música empezó a sonar y la señorita de la pasarela comenzo a bailar muy sugerente al son de la melodía.

Trevor no podía quitar los ojos de la chica que tenia delante. La veia subir y deslizarse por la barra metalica mientras él deseaba que ella se deslizara de la misma manera por su miembro. Pero su corazón no le permitía disfrutar de su erótico pensamiento. Trevor no podía dejar de pensar en Alex, su pequeña princesa. Ella no podía haberle hecho ir a ese lugar. Ella no era así.

Pero momentaneamente, Trevor salió de su ensimismamiento cuando la música cesó y tenía los ojos de la chica mirando a los suyos. Ella estaba en el borde de la pasarela, de rodillas tratando de hacer que Trevor se acercará.

Trevor dio un par de pasos hacia delante. Los suficientes para que la chica la cogiera de la camisa y lo acercase aún más a su rostro. Entonces la vio. Vio más allá del antifaz e intentó quitarlo. La sorpresa fue tremenda al ver a Alexandra tras aquella máscara.

Ella sonreía. Pero no era su sonrisa de siempre. Escondía algo en ella. Algo que sorprendió a Trevor aún más, si es que era eso posible.

Pero él no dudo un instante. Sabía lo que Alex quería y no pensaba dejar escapar esa oportunidad. La cogió en brazos, la sentó sobre él en el sofá y comenzó a besarla como no lo había hecho nunca antes. Su boca, su cuello...hacía tanto que quería besarla así...pero no lo había hecho porque creía que debía respetarla.

Trevor sintio una mano en su hombro y como no era de ella se giró y vio a Alfonso con una llave en la mano.

- Final del pasillo a la derecha. Ah, y disfrutad de la noche chicos. - dijo dejando caer la llave en la mano de Alex.

- Gracias por todo, Alfonso - susurro Alex.

- Ni me las des pequeña. Era lo menos que podía hacer. - le guiño un ojo a la chica y se marcho de nuevo.

Trevor cogió a Alex en brazos mientras ella se enrollaba en su cintura para no caerse, hasta que juntos llegaron a la habitación cerrada con llave.

Él abrió como pudo y entró en la habitación. Dejó a Alex sobre la cama y cerró de un portazo.

No había tiempo para palabras. Los dos se querían. Los dos se deseaban. Y los dos llevaban mucho tiempo esperando por ello.

Alex se acercó gateando a donde estaba Trevor y él se colocó junto a su oído. "¿Te haces una idea de las ganas que tengo de quitarte eso y hacerlo contigo?" Alex no pudo evitar reír cuando escuchó lo que su novio le estaba diciendo pero esto no frenaron sus ganas si no que las aumentaron. "Si tantas ganas me tienes, ¿a qué esperas?"

Trevor aceptó la propuesta de la chica y comenzó a desatar los lazos negros del corsé mientras besaba los hombros y la espalda de ella.

Una vez desatados todos los nudos, el corsé cayó al suelo dejando las curvas de Alex al descubierto. Trevor se quedó mirando el cuerpo de su novia mientras ella se sonrojaba.

- Dios, sabia que eras sexy, pero no tanto.

- Yo también quiero verte...

- Pues desabrocha lo que queda de camisa. Soy todo tuyo.

Alex empezó a desabrochar botones mientras iba besando el cuerpo de Trevor. Pero aunque termino con ello, Alex no quiso quedarse ahí y siguió hasta los pantalones y los calzoncillos del chico.

- ¿Qué vas a hacer, princesa? - preguntó él con curiosidad.

- Voy a hacer que me desees aún más.

- Eso va a estar compl...¡Joder!

Trevor no pudo terminar la frase porque Alex se había puesto a jugar con su boca y su miembro. Ella giraba su lengua mientras Trevor solo podía estremecerse y pedirle que siguiera. Pero justo antes de que él se corriera, Alex paró.

- ¡Mierda! ¿Por qué paras?

- Porque dije que haría que me deseases más. Y estoy segura de que ahora si que quieres follarme.

Alexandra había dado en el clavo. Trevor estaba excitado pero le habían dejado a medias y no estaba dispuesto a conformarse. Cogió los shorts de Alex y los tiró lejos. Ahora los dos estaban completamente desnudos y deseosos el uno del otro.

Alex se tumbó en la cama y Trevor sobre ella, separando sus piernas. Cuando tuvo suficiente espacio la penetró con fuerza, olvidando que era la primera vez. Ella pegó un grito tremendo y él paró al instante.

- Per-perdona...¿quieres que pare? - susurró Trevor asustado.

- No...ya no duele...tu sigue - contestó Alex con una sonrisa un poco forzada.

Esta vez, Trevor volvió a entrar en ella, pero esta vez con más cuidado. Esta vez no hubo grito pero si un pequeño quejido. Tras asegurarse de que Alex estaba bien, Trevor continuó con el movimiento mientras ella le seguía.

Ambos movían sus caderas al mismo ritmo. Era como el pensamiento de Trevor mientras Alex bailaba. Se deslizaban juntos mientras el orgasmo, poco a poco, comenzaba a construirse.

Ambos seguían moviéndose hasta que Trevor llegó primero y después ella. Él permaneció dentro de Alexandra hasta que recuperó el aliento. Cuando salió de ella la besó con dulzura. "Gracias, princesa" le susurró al oído y la abrazó, acomodándola en su pecho. Ella sonrió. "De nada" y cerró los ojos, quedándose dormida en el pecho de su novio. Con el que esa noche hacía un año a su lado. Y al que quería sorprender con ayuda de su tío Alfonso. Al final, lo consiguió y a Trevor le quedó claro que sí podía desear a la princesa.

Love, Sex & MagicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora