T R E I N T A Y U N O | D E S T A P A N D O L A V E R D A D

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Traté de demostrar mi desagrado pasando al lado de ellos junto con mi compañero de trabajo, hasta que vimos a un hombre que daba bastante pena, por todas las cervezas que se había tomado, lo flaco que estaba y lo mal que se encontraba físicamente. No podía imaginarme que ese hombre fuese la mano derecha de Magnus, antes de que Magnus lo retirase de su lado para que fuese un camarero.

Cronos me echó una mirada de complicidad y caminó hacia atrás para luego colocar las manos suyas sobre los hombros de aquel hombre.

—¿Murphy? ¡Colega, cuanto tiempo! —gritó Cronos, con sus manos sobre sus hombros. —¿Conoces a mi novia Erika?

El hombre miraba hacia Cronos y luego miraba hacia mí, con el nuevo nombre ficticio que me había puesto rápidamente mi compañero.

Su rostro de estupefacto era visible y no sabía para nada quienes éramos. Era obvio y más si llevaba muchos meses sin ser la mano derecha de Magnus.

Poco a poco íbamos llegando a resolver las dudas que teníamos y ahora teníamos a una joya para la investigación, para descubrir que escondían todos ellos, los secretos y quien demonios era el jefe supremo.

—¿Qué...? ¿Pero quienes...? —preguntó dudoso, sorprendido.

—Cariño, está muy borracho —dije, sabiendo Cronos a lo que se refería.

—Si, creo que será mejor que nos lo llevemos antes de que se quede tirado por alguna esquina.

Cronos y yo lo ayudamos a levantar de la butaca y, como el hombre estaba bastante borracho, apenas podía ponerse en pie, pero trataba de moverse para que no nos lo llevásemos de allí.

Nadie sospechaba nada porque la gran mayoría se encontraban borrachos y el camarero parecía estar más pendiente al partido de fútbol, por lo que llevárnoslo de allí no era difícil para poder tener una charla larga con ese hombre.

Cuando salimos a la calle, fue cuando empezó a hacer más esfuerzo por no entrar al coche.

Y gritó;

—¡Tíos!

Una vez dentro del coche, miré al hombre que apestaba a alcohol y le dije;

—Llámame agente Bécquer.

Cronos se giró desde el lado del conductor y respondió;

—Bianci.

El rostro del hombre era completamente sorprendido.

—No jodan...

—Vamos a tener una charla larga y tendida en comisaría —contestó Cronos, aun sabiendo que no estaría bien lo que estábamos haciendo.

Pero ambos, hartos del rumbo lento que tomaba la investigación y de las vidas que corrían peligro, incluido las nuestras, debíamos hacer ciertas cosas que en otras ocasiones no haríamos.

Al llegar a comisaría, y aprovechando que el capitán estaría unos días fuera por trabajo, metimos al hombre en la sala de interrogatorios y, una vez listos cambiándonos de ropa por una más policial con Cronos vestido de traje y yo con una camisa remangada y unos pantalones largos, con nuestras placas colgadas del pantalón, miré la ventana donde podía ver lo que hacía el hombre que habíamos metido en la sala de interrogatorios y, dudosa, no dejé de pensar.

—¿Crees que ha sido buena idea mostrarnos con un hombre que fue mano derecha de Magnus?

Cronos, con sus manos en los bolsillos, dijo;

—Apuesto mi sueldo de todo el año a que Magnus ya sabe quienes son los policías infiltrados. Y creo que lo sabe desde hace meses. Por eso nos ha hecho más pruebas que a otros —respondió, comprendiendo las cosas.

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Where stories live. Discover now