Capítulo 2

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El silencio inundaba la hacienda, nisiquiera se podía escuchar el cantar de los pájaros, era como si el tiempo se ubiera detenido en el peor momento posible. Sentado frente a una mesa repleta de papeles se encontraba el hijo mayor de los Kamisato, su expresión estaba vacia, aunque se podía percibir una lijera melancolía en su mirar.

Ayato no era el tipo de persona que demostrará sus sentimientos con facilidad, la gente que se relacionaba con él llegaba a pensar que carecía de estos, ¿Cómo se podía estar tan cerca de alguien tan distante? Incluso su propia hermana se preguntaba porque actuaba así. Ayaka alguna vez había intentado encontrar su respuesta, apesar de su esfuerzo sólo recibió una palmada en la cabeza mientras el sonreía

Apesar de lo reservado que era Ayato ese incidente parecía haberle dado en un punto de quiebre, toda su fachada se caía a pedazos enormes, la tormenta en su cabeza se hacía cada vez más feroz y avanzaba dejándole un hueco en el pecho. Estaba por terminar su trabajo cuando un par de lágrimas salieron de sus ojos, las secó con rapidez, aunque para su infortunio su hermana ya se encontraba dentro de la habitación.

-Hermano, ya hay nuevas noticias,oh!- el lagrimeo del mayor sorprendio a la menor, aunque este ya se encontraba disimulando con un bostezo - Thoma esta estable, afortunadamente el golpe no daño ninguna parte vital-

- ¿y el va a...- pronunció el mayor antes de que su voz se quebrara casi por completo

La menor no pronuncio palabra alguna, bajo la mirada y evitó mirar a su hermano, este por su lado apoyo sus codos sobre la mesa y cubrió sus ojos.

Ese pequeño instante fue eterno, el silencio se volvió insoportable mientras la tristeza inundaba cada parte de la habitación, las pisadas de Ayaka resonaron en el salón, la joven tenía un nudo en la garganta, a pesar de querer romper el silencio las palabras no brotaban de su boca, se acercó a su hermano y sin poder contener el llanto lo abrazó fuertemente por la espalda como solía hacer de niña.

Las lágrimas del mayor tampoco se hicieron esperar, cayeron por sus mejillas brillando como pequeñas estrellas mientras recitaba con la voz quebrada

-Por favor perdóname...nunca ubiera querido...que me vieras así-

Enséñame A Amarte: Kamisato AyatoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora