🐧| 4장

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Jennie entró a la tienda de peluches, para su mala suerte no había absolutamente nada, tan sólo osos típicos. ¿Por qué Lisa no podía ser de las chicas que aman los osos de peluches?

Recorrió todas las tiendas que conocía hasta que lo encontró; un pingüino de peluche.

Sonrió con alegría al verlo, era pequeño, bastante para entrar en la mochila y también era muy lindo.

¡Bien! Tenía uno de los puntos de la lista;

"regalar un pingüino de peluche"

Al otro día perfumó dicho peluche, la idea es que tuviera su aroma para que Lisa le recordara, escribió una pequeña nota en dónde relataba lo hermoso que era la pelinegra y, por último, lo guardó en su mochila.

Estaba todo listo, sólo debía entregarle el animalito de peluche a su amada y ver su expresión de felicidad.

—¡Eres una bebé! —Irene apretó una de las mejillas de su amiga luego de escuchar su plan.

—¡Ahí está! —Jisoo golpeó el hombro de Jennie—. ¡Vamos, ve!

La castaña se reunió de valor, se aproximó de a poco a Lisa, quién hablaba con Rose sobre su nueva mascota.

—hola, Lisa.

Las dos amigas voltearon en dirección de Jennie, Rose la miró con desconfianza, no quería que nadie dañara a su mejor amiga, sabía lo frágil que podía llegar a ser la pelinegra y no dudaba en protegerla.

—¡Hola, Jennie! —sonrió arrugando levemente su nariz—. ¿Qué haces por aquí?

—Te traje un regalo —susurró la mencionado mientras se sonrojaba, la mirada de Rose le intimidaba muchísimo.

—¿Para mí? ¿Por qué? Aún no es mi cumpleaños, Jennie, faltan muchos días.

La mayor se encogió de hombros restándole importancia.

—Es que cuando vi esto —sacó el pingüino de peluche—, no dudé en regalártelo.

Los ojos de Lisa se iluminaron de inmediato, su boca se entreabrió bastante sorprendida y le arrebató el peluche a la castaña.

—E-Es muy... lindo —lo olió—. ¡Y huele muy bien! Gracias, Jennie —la miró un poco avergonzada—. No debías hacerlo.

—Pues quería.

—Hey, ¿qué dice ahí? —Rose tomó el papelito atado a la pata del animal—. Uh, esto es para ti, Lis.

Le pasó la notita, Lisa la tomó muy confundida, cuando iba a leerla una música romántica llamó su atención.

Las tres chicas miraron a la chica que venía entrando con un gran pingüino entre sus brazos, es más, apenas se veían las manos de la chica.

—¡U-Un pingüino gigante!

Lisa dejó caer el papel sin notarlo, miró con gran asombro el enorme peluche.

Momo dejó al pingüino a un lado, se acercó a la pelinegra sonriendo y dejó un beso en su mejilla.

—Ugh, idiota —murmuró Jennie

Para su mala suerte, Rose la escuchó, le dedicó una mirada curiosa, pero luego volvió su atención a su mejor amiga.

—Escuché que te gustan los pingüinos, así que decidí regalarte esa —apuntó al peluche.

—Debe haber costado mucho dinero.

—Uhm, la verdad es que sí —Lisa la miró aterrada—. Pero tranquila, me puedes pagar el regalo con besos.

La chica mordió su labio inferior con diversión. La peli-rosa, Rose, se cruzó de brazos molesta y Jennie quería matar a esa chica.

—Uhm... —Lisa la miró algo incómoda—. No, no —negó repetidas veces.

—¿Lis?

La pelinegra salió corriendo con su pequeño pingüinito en sus manos, Rose la siguió bastante preocupada y se disculpó con la castaña.

—Quedaste bajo en la lista, Kim—Momo le guiñó y se fue junto a sus amigas y... su pingüino gigante.

 su pingüino gigante

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𝐀𝐮𝐭𝐢𝐬𝐦𝐨 (𝓙𝓮𝓷𝓵𝓲𝓼𝓪 𝓖!𝓟)Where stories live. Discover now