ᴄɪᴇʟᴏ ᴄᴀʀᴍᴇꜱí ~ Shingeki no Kyojin

Capitulo III: Descenso al abismo

Había una fuerte presión en su pecho, la boca le sabía a sangre, todo su maldito cuerpo dolía, era tanto que ni siquiera podía decir en qué parte era más intenso, sentía un líquido espeso bajar por su pecho hasta su espalda donde está se acumulaba, respirar le dolía como el infierno, cada vez que trataba de inspirar un poco de aire era como si el oxígeno cortará como mil navajas que se clavaban al mismo tiempo en sus pulmones, sentía el cuerpo pesado como una roca, no podía ver casi nada... Tenía claro que si trataba de moverse gritaría de dolor pero afortunada o infortunadamente no podía hacerlo... las palabras y mucho menos los sonidos salían de su boca, lo poco que alcanzaban a distinguir sus ojos eran dos bultos que susurraban algo que no podía entender, esos bultos extraños le daban miedo por alguna razón; sentía que estaba cada vez más cerca del fin, podía sentir su corazón bombeando sangre desesperadamente, pero cada vez que este enviaba un nuevo flujo de sangre, sentía aquel charco hacerse más y más grande, de pronto una lágrima se deslizó por su mejilla hasta bajar y llegar a su oído... No podía recordar el cómo había llegado a ese estado ¿de verdad iba morir? jamás pensó que uno de los mejores soldados de la legión de reconocimiento terminaría de esa forma, no, no podía ser así, tenía miedo y mucho, quería poder ver a sus amigos una última vez, también sentía la necesidad de verle una última vez, necesitaba confesarle lo que sentía desde hace tanto... estaba claro que no sería en esta vida... un fuerte zumbido comenzó a romperle los tímpanos y su cabeza comenzó a doler más que cualquier otra parte de su cuerpo, su vista se nubló por completo y de repente estaba en un enorme y oscuro vacío que le aterraba aún más que el anterior estado en el que había estado... no quería irse, no en ese momento, aquella oscuridad comenzó a juntarse sobre su cuerpo parecía que todo aquello quería unirse en una singularidad que no iba a dejarle respirar, seguía sin poder moverse, no sabía dónde estaba, la presión del entorno en el que estaba era cada vez más y más intensa, respirar ya no era doloroso sino que ahora se había convertido en un sufrimiento, algo había comenzado a no dejarle respirar, y ahora ese líquido caliente había empezado a deslizarse por su tráquea, cada vez que inspiraba sentía la sangre quemarle por dentro justo como acido, así su cuerpo en un intento de luchar en contra de esa enorme presión hizo que tosiera como reflejo para tratar de sacar aquel líquido que le ahogaba, sentía su sangre caliente caer en su rostro, pero poco a poco fue sucumbiendo a la presión de su entorno, al cansancio de su cuerpo y ante la falta de oxígeno en sus pulmones... su desesperación creció deseaba enterar sus uñas en su pecho para abrir camino poder tener algo de aire, pero las fracturas en sus muñecas se lo impedían, tenía que gritar pero nada salía de su boca, nada pudo hacer, la incógnita se había resuelto... sí, iba a morir, ahí, justo en ese momento, esos eran sus últimos instantes... hasta que en medio de su tormento escuchó a alguien hablar, esa persona le estaba llamando por su nombre

.

.

.

.

-Levi!!

Con una fuerte bocanada de aire, despertó irguiendo su espalda sobre la silla en la que se encontraba, respiraba con gran dificultad y estaba sudando, sus manos temblaban ligeramente, al darse cuenta las ocultó con rapidez debajo de la manta que cubría de su cadera para abajo, mientras hacía presión con los puños para intentar calmar su ansiedad, cuando de escuchó a alguien hablar a su lado

-Estas bien? estabas teniendo una pesadilla, ¿no? pensé en despertarte pero, preferí dejarte dormir

Levi Miró con intriga al rubio que estaba frente a él, pero sin decir una palabra, cosa que a el comandante fue suficiente para entender que la respuesta a su pregunta era afirmativa; Erwin camino hasta sentarse sobre una esquina de la cama que estaba justo frente a Levi y adoptando una postura más relajada posó sus codos sobre sus muslos para luego levantar la vista y dirigirla hasta la ventana que estaba detrás de su acompañante, evitando hacer contacto visual. Y continuando la conversación que él había iniciado le preguntó