Él se colgó un bolso, y le pasó a Yoongi un segundo que colgó en su espalda. Después, el humano se acercó a la trampilla y le ofreció su mano a Seokjin, quien subió en quinto lugar, soltando la mano del humano casi de un sobresalto. Yoongi perdió su aliento allí arriba, mientras la alta velocidad del tren descendía lentamente en algunos de los cruces de vías y sus pupilas se fundían.

Seokjin desvió sus ojos y se hizo con el otro par de pesados bolsos de viaje, colgándoselos en forma cruzada, mientras el resto se preparaba para escuchar la locura de su idea:

—Saltaremos en el próximo cruce —exclamó Jin elevando su tono de voz por encima del viento que les cortaba—. Quedan seis kilómetros.

—V-vale... no me han hecho demasiada gracia las montañas rusas... —exhaló Yoongi, clavando una rodilla en el techo de aluminio e intentando no marearse demasiado fijándose en el suelo—. Y-yo era más del carrusel mágico.

Seokjin posó su rodilla a uno de sus lados.

—No pasa nada —le dijo tratando de tranquilizarle—. Tú sólo piensa que, si caes en vertical, tendrás 22 metros de largo para rodar.

Yoongi tragó saliva, descartando inmediatamente el reírse con su ocurrencia.

«Estaba demasiado cerca de la muerte como para echarse más risas —pensó—. Ya había suplido el cupo de ese día».

—Buena esa —expresó el humano—, ahora háblame de qué pasaría si cayera en horizontal.

Seokjin esbozó una leve sonrisa, la cual pudo anotar como la primera vez que le había visto sonreír en las horas que llevaban de viaje.

—Saltaremos en una buena zona —le aseguró, comprobando el dispositivo de su teléfono, y dirigiéndose al grupo—. ¡Dos kilómetros!

—Taehyung —Jungkook, apretó su cintura y le habló tratando de espabilarle—. Saltaremos, agárrate bien a mí. ¿Podrás?

El moroi asintió con la cabeza, pasando sus piernas por su cintura, esperando que sus fuerzas no quebrasen en el momento del salto.

—Tendremos que rodar, no te sueltes de mí por nada del mundo, ¿vale? —le pidió severamente.

—S-sí —respiró debilitado.

—Yo me encargo de ti —Jimin se aproximó a Yoongi, agarrando uno de sus brazos—. Ven.

—¿Q-qué? —dudó sin incorporarse.

Yoongi llevaba unos instantes intentando lidiar con su naciente vértigo. Su estómago se revolvía y la sensación de saber que en unos segundos estarían saltando a una velocidad potencialmente peligrosa, se le hizo peor que ver a más de veinte strigoi deshacerse en sus narices como las cenizas.

—¿Confías en mí? —preguntó Jimin, tirando de su muñeca para que se levantase.

El humano se levantó temblorosamente, y Jimin pasó un brazo por su cintura acercándole aún más a él. Sus párpados rasgados le mostraron unas pupilas oscuras de cerca, nariz suave, y labios gruesos y rosados.

—D-depende de la tarea —masculló Yoongi en la corta distinta.

—¿Disculpa? —bufó el dhampir, esbozando una lenta sonrisa.

—A ver, encanto, no te dejaría en la cocina de mi apartamento —argumentó el humano con perspicacia—. No si quiero protegerla de las llamas.

—El único lugar de todo tu apartamento en el que saldrían llamas conmigo —bromeó Jimin, mordisqueándose la punta de la lengua—, es en tu cama.

—Oh —a Yoongi se le subieron los colores exageradamente, exhalando unas despreocupadas carcajadas—. Qué pena que mi apartamento esté ardiendo.... Literalmente.

Tik Tak Tear [Vol. 2] ⋆ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora