Capítulo cinco.

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5. Idiota.


                                                                                                                        Música: Bad Liar, Selena Gomez. 


Mientras terminaba la última porción de sus macarrones con queso suspiró con aburrimiento, le echó un vistazo al folleto de matemáticas que estaba al lado del plato y frunció los labios.

Lo había terminado, pero le costó muchísimo.

—Esto es una mierda —dijo. No era sorpresa que para ella todo era una mierda.

El ladrido de su perro la alertó de que ya debía levantarse para sacarlo a pasear, por lo que fue a su habitación y se puso un short corto, unos tenis y una blusa corta; correría. Siempre le gustaba correr de noche, sí hacía calor, pero la mayoría de las noches eran frías.

Prefería sudar con frio y la luna, que sudar con calor y el jodido sol en sus buenas.

—¡Vamos! —le puso la correa a su perro y salió por la puerta de su casa, no sin antes asegurarse que estaba bien cerrada.

Hands to myself de Selena Gomez sonaba en sus Airpods, aquella canción era de sus favoritas sin ninguna duda. Iba muy acorde a su personalidad.

Era espontanea, sensual y tímida con sus deseos.

Desde pequeña tuvo una cálida infancia, tenía buena comunicación con todo lo que había a su alrededor, algo que le molestó de pequeña es que no comía frente a las personas dado a que siempre querían meterse con su peso, le decían que comiera más y cuando hacerlo siempre decían: ¡Dios! No comas tanto, perderás la figura.

Era una grandísima y jodida mierda. Agradecía que su familia no era parte de ese círculo toxico y metiche y gracias a ello nunca tuvo problemas ni desórdenes alimenticios.

—Nuestra vida es aburrida, ¿verdad que sí, Green? —dijo a su perro quien estaba ensimismado mirando al cielo—. Aunque la tuya no lo es tanto —susurró, pero más para ella misma.

Copió la acción de su mascota y sonrió mirando al cielo.

Ella estaba feliz con la vida que tenía, se había ido de casa al cumplir los dieciocho.

Sus padres no estaban tristes ni contentos, pero sí orgullosos de que su hija pequeña fuese madura y capaz de vivir sola; le proporcionaban dinero para cosas que ella podría necesitar, ya fuese comida o cosas de aseo personal, inclusive sus caprichos; estaba tranquila porque el departamento en donde vivía era propio, no tenía que preocuparse de que ninguna casera llegara o más bien nadie. Aquellos edificios no eran alquilados, eran vendidos volviéndose propio.

Se levantó del banco en el que estaba sentada y se dirigió a casa con su pequeño perro de raza ligada; era mala dueña, sí, se le solía olvidar cual era la liga de raza de su mejor compañero.

—Vamos a casa.

Corrieron de vuelta y una que otra mirada se le fue echada a la chica de cabello largo, solía percatarse de ellas, aunque no todo el tiempo. Tampoco es que las ignorara, solo que a veces no sabía cuándo alguien estaba coqueteando con ella o la miraba con, ¿ganas? Aunque sí, con Ajay había pasado.

Lo único que pensaba Mallory Mars de Ajay García, es que él era un hormonal desubicado.

Mientras subía las escaleras a casa su perro se le zafó de las manos y subió corriendo, ella se alertó de inmediato, por lo que corrió tras él chocando con algo o más bien con alguien.

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⏰ Last updated: Jul 26, 2022 ⏰

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Con amor, Mallory Rosé.Where stories live. Discover now