"LOS HEROES NO SIEMPRE SON AGRADABLES", deja de lado el estereotipo que todos conocemos de los héroes, para caer de lleno con un héroe llamado Alec, que resulta ser un gran narcisista, frío, ávaro e imprevisible, que es invocado a un mundo lleno de...
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Reí nerviosa. Sigo preguntandome de dónde salió este sujeto apático y patán. Me da miedo pensar que en verdad hice mal el hechizo.
— ¿Qué tal si charlamos con más calma en mi casa?
Caminamos un largo rato en silencio y mientras estábamos en ello, noté que el sujeto no dejaba de observar a su alrededor y después, se quedaba un rato mirando al vacío, perdido en sus pensamientos.
— Adelante —le abrí la puerta. Cuando lo vi ingresar a mi casa y poner un rostro de decepción, me sentí muy ofendida. Él simplemente se acomodó en nuestro pequeño sofa como si nada.
— Le-nny —oí la voz furiosa de York—. ¿Quién es él? ¿Qué está sucediendo?
— Así que los animales hablan aquí. Veo que no usan ningún dispositivo para ello —expuso sin mostrarse muy sorprendido.
— No todos —contesté y después volteé a ver a York—. York, él es el héroe (o eso espero), su nombre es...
Vaya. Le conté a ese desconocido todo lo que me preguntaba y de él no sé nada más que es —posiblemente— el héroe.
— Alec.
— ¡Alec, sí! —le dije sonriente a York, quien tan sólo me miró con los ojos entrecerrados—. Bueno, si no te importa, York, voy a charlar con él ya que lo tengo que convencer de que nos ayude a salvar nuestro mundo, aunque en realidad no sé si él es el verdadero héroe porque es un patán.
— ¿Te das cuenta de las estupideces que acabas de decir, Lenny? De ninguna forma voy a permitir esto, ¿me oíste? Además, saliste por más de una hora y...
Tomé a York en brazos y la encerré en el baño.
— Lo siento, York, en verdad necesito que te calles un rato.
— ¡Lenny! ¡Vas a arrepentirte! —ella siguió gritando y quejandose un buen rato.
Mientras tanto, yo terminaba de preparar té y acomodar en un lindo plato algunas galletas para ofrecerle a este tipo que puede o no ser un impostor del héroe.
Los modales de Alec eran tan perfectos, que incluso estando simplemente sentado, me hacía pensar en que estaba observando una pintura.
— ¿Continuamos? —sonreí y él sólo me observó con desdén, dandole un sorbo a su té—. Me decías que si tenía algo para ofrecerte. Tienes razón. No soy muy lista, ni tampoco tengo grandes habilidades mágicas o de pelea. Si no hubiera sido por los poderes de York y de los espiritus del bosque, habría muerto hace mucho tiempo —el rostro de Alec no tenía ninguna expresión—. Lo único que tengo es esperanza. Por eso, aún cuando podrías ser un impostor decidí confiar en ti porque me salvaste en aquel momento, quisieras o no —el sólo recordar a esos asquerosos hombres sobre mí, me daban ganas de vomitar—. No soy buena en nada, más que en creer y esperar. Algunos podrían traducir eso a perseverancia y tenacidad...
