8 | Huida

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"Si algo he aprendido, princesa, es que las personas jamás cambian"


Ángel.

Tomo una gran bocanada de aire antes de entrar a la habitación de Ámber. Ella está dormida porque es la hora de su siesta, así que aprovecho para meter algunas cosas en un pequeño bolso de color rosado.

Todo lo que tengo que tomar es su identificación y algunas mudas de ropa. No sé exactamente qué estoy haciendo, me tiemblan las manos a cada movimiento que hago y estoy a punto de derramar un completo mar de lágrimas, pero no lo hago. Porque si hubo algo que me prometí a mi misma antes de aceptar volver con Alex, fue que no me dejaría tratar como antes.

La guerra ha acabado, nadie puede obligarme a quedarme a sufrir, no tengo un motivo para ello. No seré su víctima de nuevo.

Con algo de esfuerzo, logro reunir una pequeña maleta de mano. Es la misma que solía usar hace dos años, cuando me escapaba con Bjorn para ir hasta la base del Círculo. El tiempo realmente no se detiene para nadie.

Con el teléfono en mi mano, marco el número de Jade.

— Dime que vamos a hacer algo divertido.

— Entra en la sala de control, desactiva las cámaras y la electricidad por diez minutos y luego reúnete conmigo en la base.

— Realmente va a ser divertido — comenta.

Aunque no estoy de humor, tampoco le contesto nada en especial.

— Por favor, que sea rápido — susurro antes de colgar.

Ámber sigue dormida, sus zapatos descansan en el suelo, cerca de la cama. Como puedo, tomo sus zapatos y los guardo en mi bolso mientras la tomo a ella entre mis brazos. Ámber respira con fuerza y se acomoda en mis brazos.

— ¿Mami, ya vamos a merendar?

— No, mi amor, vamos de paseo. Enseguida te doy la merienda, ¿de acuerdo?

Ámber murmura un poco pero acomoda su cabeza en mi hombro. En silencio, espero por el corte de electricidad hasta que veo cómo la verja pierde la luz. Tomando eso como señal, bajo lentamente por la enredadera de plantas pegadas a la pared, aunque en el último momento algunas de las ramas se rompen y caigo al suelo de espaldas junto con Ámber. Por un momento, me quedo sin aire en los pulmones.

Ámber se levanta y tira de mí con sus pequeñas manitas sujetándome.

— ¿Mami, quieres que llame a mi papá?

— No — suspiro, irguiéndome sobre mí misma — mami está bien, cariño.

— ¿Mami, dónde vamos?

«No lo sé »

— Vamos a dar un paseo, mi amor.

— ¿Sin mi papá? ¿Y qué pasa con Lola?

— Jade traerá a Lola — le explico — y papá... sigue trabajando, vendrá después. ¿De acuerdo?

— Bueno... — susurra.

Solo entonces veo cómo juega con sus pies descalzos rozando la hierba del jardín. De la maleta saco sus zapatos y tras ponérselos la tomo en brazos para correr a la valla de una vez.

«Necesito sacarnos de aquí»

Cuando llego a esta me doy cuenta de que Alex no ha cambiado demasiado la seguridad desde la última vez que escalé este armatoste de hierro. Tomo el bolso y tras lanzarlo con fuerza puedo ver cómo cruza al otro lado con éxito.

EsclavaWhere stories live. Discover now