Capítulo III

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CAPÍTULO 3

Después de salir corriendo a su habitación en la noche de brujas, sus pesados e hinchados ojos se abrían de poco a poco; la luz blanca debido a las cortinas, hizo doler sus parpados llevando sus manos directo a ellos y tallarse

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Después de salir corriendo a su habitación en la noche de brujas, sus pesados e hinchados ojos se abrían de poco a poco; la luz blanca debido a las cortinas, hizo doler sus parpados llevando sus manos directo a ellos y tallarse.

Al tratar de levantarse, le ardió  su cuello, su espalda estaba contracturada y sus piernas sintieron ese leve picoteo de estar en una sola posición durante toda la noche.

¿Desde cuándo su techo se veía mucho más lejos o alto?

 Su soñolencia lo llevó a una curiosidad sin respuesta. Pero la pereza en su cuerpo era aun mas fuerte.

-¡Buen  día, florecita! – la cabeza en el borde de la cama le hicieron sorprenderse de sobremanera.

Levantándose fugazmente, su dolor de cuello y el trueno de sus vértebras lo llevaron darse cuenta de que estaba justo en el suelo a un lado de su cama.

—¿Haz dormido bien?  ¿Sigues triste? ¿Tienes hambre? —un par de ojos azules lo miraba con una enorme sonrisa abultando sus mejillas sonrojadas por recién despertarse, al igual que su cabello revuelto en mechones saltarines ondulados y negruzcos.

Tal vez, si Jimin cerraba los ojos este se iría y despertaría de una pesadilla. El silencio solo fue pospuesto por unos cortos segundos, mientras abría y cerraba sus ojos.

-¡Oh, ya veo! —lo señaló —.Aun tienes sueño – la voz del hombre no sonaba como una pesadilla.

Era tan real, como el hecho de que durmió con una almohada y una frazada sobre la alfombra de su habitación.

Jimin abrió sus ojos de nuevo y  frunció su ceño disgustado.

—Que alguien venga y me diga que es una maldita broma, por favor— la voz gruesa de Jimin crisparon la nuca de Yoongi.

El humano era muy bonito cuando despertaba. Sin embargo, eso no quitaba que el humano estuviera desesperado, perdiendo la poca paciencia cada segundo marcado en reloj de arena que tenía de decoración —. ¿Qué demonios haces aquí?— con quijada apretada, la pregunta fue directa al hada.

-Yo me aseguraba de que estuvieras bien. Anoche saliste corriendo a tu choza y balbuceabas cosas raras y después te quedaste dormido como un pequeño bebé koala, eres muy tierno durmiendo. – le sonrió.

-¿Estuviste aquí toda la noche? —preguntó cerrando sus ojos mientras tocaba el puente de su nariz.

—¡Si!  —dijo emocionado –. Tu choza es muy cómoda y no pasas frio. A veces, dormir en  un árbol hueco se siente demasiado el viento frío de la madrugada y mi hoja sale volando – dijo recordando el numeral de hojas gruesas que se le han perdido.

Jimin lo observó extrañado, podía esperar los disparates de su boca el de ayer, pero creyó que su imaginación ya no era parte de sus alucinógenos consumidos. Por un momento estaba creyendo, que aquel hombre  era parte de los vagabundo que tosían durante la anoche y se tragó  el jarabe descompuesto que pudo conseguir en la basura.

El Secreto de Mi Jardín. [JIMSU] Where stories live. Discover now