Él sonrió, sonrojándose y bajando la mirada. Dios... moriré de ternura. —Gracias Betty. Lo mismo digo. También eras algo tímida. Ahora eres tan exitosa como siempre supe que serías y ademas... estas cada día más radiante— Admitió.
Esta vez la que se sonrojó fui yo y ni siquiera fui capaz de mirarlo a la cara, por lo que baje la mirada pero al mismo tiempo una sonrisa se formó en mi rostro.
Algo de lo que ninguno de los dos nos atrevimos a hablar fue lo del beso. Él no parecía recordar el tema y yo ni loca lo iba a mencionar.
—Jughead— Lo llamé. —¿Por que desapareciste por estas dos semanas?—
Su sonrisa presumida se borró y se rascó la nuca. Eso lo hace cuando está nervioso. Lo conozco.
—Perdón por no escribirte ni buscarte antes. Es que... ¿Como te digo?— Empezó a hablar, nervioso. —No se... pensé que te sentirías incómoda si yo me mantenía sobre ti—
Sonreí con ternura. —Ay Jug... a mi no me iba a importar eso. La que se preocupó fui yo porque pensé que otra vez me habías olvidado—
—Oye... eso no— Negó, posando una mano en mi mejilla y mirándome fijamente. —Ya te dije que no te iba a fallar otra vez. ¿No me crees aún?—
—No es eso. Es que... sabes que mi mente inmediatamente empieza a maquinar cosas. Pero no es que no crea en ti porque veo que de verdad cambiaste— Aseguré, conectando mi mirada con la de él.
Él sonrió y ahí fue cuando volvimos a conectar. Mi mirada y la suya unidas y clavadas y la tensión empezó a crecer.
Yo miré sus labios y podría jurar que él también miró los míos. Ésta sería la oportunidad perfecta para volver a robarle un beso.
Pero no tuve que hacer nada porque nos empezamos a acercar lentamente. Nuestros labios parecían imanes que estaban por unirse, pero eso no se dio.
No se dio porque él se separó y empezó a reírse. Por favor... odio que jueguen conmigo así, maldita sea.
—¿Que pasa Betty? ¿Por que tienes esa cara?— Me preguntó, divertido.
Rodé los ojos pero luego fingí una sonrisa para que no se diera cuenta de mi disgusto. —Yo ya me iré a casa—
—¿Te irás a casa? Es temprano— Respondió Jug.
—Lo se... pero debo hacer algo importante en mi computadora— Mentí, poniéndome de pie con Milo en mis brazos.
—¿Al menos me dejas acompañarte a tu casa?— Se ofreció, poniéndose de pie frente a mi.
—Si tú insistes entonces no veo por qué no— Acepté, dejando a Milo en el suelo, tomándolo de la correa.
Empecé a caminar y Jughead iba a mi lado. A su lado yo me sentía acompañada y protegida hasta que llegamos a mi casa. Antes de entrar, me detuve y lo miré.
—Fue una tarde increíble. Espero que se repita pronto— Admití, sonriéndole.
Él sonrió y lo vi ponerse nervioso. Eso siempre le pasa cuando me quiere decir algo.
—Betty...— Me llamó y tomó aire. —Tengo una invitación para hacerte. Es solo si quieres, pero me gustaría que aceptaras—
Lo miré, alzando una ceja. —Bueno... adelante. Te escucho—
Él tomó aire, aún nervioso. —Habrá un evento en casa de mis padres y me preguntaba si tú... si tú querrías acompañarme—
Mis ojos se abrieron como platos. —¿Que?—
—Que en mi casa habrá una pequeña reunión y sería genial si fueras conmigo... si quieres— Aclaró, rascándose la nuca, nervioso. —Sería bueno llevar a una chica a mi casa—
Lo miré y me quedé pensando si sería buena idea aceptar. Vi sus ojos y parecía que me lo pedía de verdad.
No podía decirle que no a esos ojos.
—Está bien. Lo haré— Acepté. —¿Cuando y a qué hora?—
—El viernes en la tarde. Es una reunión pequeña, pero me gustaría que conocieras a mi familia— Admitió tímidamente.
Sonreí por lo bajo. Me parecía muy tierno que él quisiera que yo conociera a su familia. —Entonces nos vemos el viernes—
—Estaremos en contacto— Aseguró, guiñándome un ojo para luego darme la espalda y retirarse.
Lo vi irse una vez más y entre a mi casa sin poder creer lo que acababa de pasar. Él quiere que yo conozca a su familia.
Todo lo que soñé se estaba haciendo realidad, pero no me ilusionaré.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
