En esta última semana estuve mucho tiempo con Jughead y Cora, y mientras más tiempo comparto con ella, me doy cuenta de por qué es tan buena chica.
Normalmente debería odiarla o tratar de quitarle al chico que me gusta, pero no lo hago y no lo haré. Cora es una gran chica, pero eso no quita ese sentimiento que me consume cuando los veo juntos.
La forma en la que se miran y se hablan... me mata por dentro y no lo puedo evitar.
Pero quizá halla algo que yo pueda hacer.
<<<<<<<<<<<<<<••••>>>>>>>>>>>>>>
Estaba en el jardín de la universidad, caminando con Kevin. Yo iba en silencio mientras él me hablaba de cualquier cosa que se le ocurriera. Si no fuera por el, hace tiempo que estuviera perdida.
—Y eso es lo que pienso de esa teoría de que existen los extraterrestres— Terminó de hablar Kevin, mirándome. —Oye... ¿Por que tan callada?—Me preguntó.
Yo tomé aire y lo miré, sentándome sobre el césped. —Kevin... necesito un consejo—
—¿Un consejo? Lo que quieras— Aseguró Kevin, sentándose frente a mi y con toda su atención en mi. —¿Un consejo sobre que?—
—Es... consejos sobre chicos— Le aclaré, bajando la mirada. —¿Que harías en caso de que te guste un chico y ese chico no lo sepa?—
Kevin me miró, divertido. —Betty... ya dime que te gusta alguien— Exigió.
—¿Que? ¡No! Ya te dije que no me gusta nadie— Seguí mintiendo. —Bueno... en una ocasión si... pero perdí mi oportunidad—
—¿Está en esta universidad? Porque si es así se las verá conmigo— Amenazó mi amigo Kevin, enojado. Es tierno cuando se enoja.
—No...— Mentí otra vez. —Está fuera de aquí, pero no es mi culpa que yo no le guste—
—Oye... no sé muy bien sobre la situación... pero mi consejo sería que si te gusta alguien debes decírselo. No es bueno guardarte eso Betty— Me aconsejó, poniendo una mano sobre mi hombro y mirándome fijamente.
Yo suspiré, mirándolo. —Pero... ¿Que harías si sospechas que esa persona anda con alguien mas? O sospechas que le gusta esa persona y tu no tienes oportunidad—
—No importa. Díselo, Betty. Además... ¿Como estas tan segura de que quiere a esa otra persona? A veces nos imaginamos cosas que no son. Si no hay nada que asegure que los dos andan, díselo Betty. Confiésalo— Me exigió Kevin, serio.
—Pero... ¿Y si lo espanto? Digo... es muy callado y tímido. ¿Que tal si cuando le diga se pone raro conmigo y ya no me quiere hablar? Prefiero tener al menos su amistad a perderlo— Expresé, empezando a jugar con mis dedos, algo nerviosa.
—No Betty. Me imagino que el no es lo suficientemente inmaduro como para hacer algo así o no se. Aclárale que es sólo para que lo sepa. No es que se lo vas a decir para que inicien algo. Lo vas a decir porque lo necesitas. Te lo digo por experiencia. Si no lo dices eso te hará daño, y mucho— Advirtió muy seriamente Kevin.
Yo tragué saliva, aún mirándolo. —Entonces... ¿Crees que sea buena idea decirle?—
—Definitivamente Betty. Yo lo haría— Aseguró Kevin, con una sonrisa. —Hazlo Betty. ¿Lo vas a hacer?—
Yo lo miré en silencio por un momento hasta que asentí. Lo sé... es un gran paso. Sinceramente de solo pensarlo tengo el corazón en la mano. ¿Que irá a decir o cómo reaccionará? Tengo miedo...
—Muy bien Betty. Y no quiero rodeos. Lo vas a hacer— Me dijo.
Tome aire, mirándolo. —Dios... por primera vez en la vida entiendo a Marinette de Miraculous Ladybug— Confesé. Amo esa caricatura.
—Y ahora te arrepientes de tanto criticarla. ¿Eh? Te lo dije— Se burló Kevin, riendo.
—¡Oye!— Me quejé, riendo y golpeando el hombro de Kevin.
Reíamos hasta que tuve que retirarme para ir al aula y hacer algo breve en mi computadora. Terminé y salí del aula, empezando a caminar por los pasillos.
Caminaba y lo extraño es que no se escuchaba ningún ruido de parte de nadie, hasta que no se como, pero sin querer mire hacia él aula de Jughead.
Él estaba justo como lo quería encontrar. Estaba solo... en su aula, sentado en su asiento y mirando hacia el techo con su computadora abierta.
Se notaba que estaba muy aburrido, pero también muy sexy. Tenía una camisa morada con los dos primeros botones sueltos, con parte de ese sexy cuello y pecho musculoso fuera. Ese cabello negro y desordenado adornando su cabeza...
Por favor... ese chico va a hacerme enloquecer por completo. Debería estar prohibida tanta belleza y perfección.
No lo pensé mucho. Entré al aula de Jug y desde que me vio, una sonrisa se formó en su rostro.
—Betty... no sabes lo bueno que es verte. Ven aquí— Invitó, acercando un asiento hacia él para que yo lo tome.
Sonreí y me senté a su lado. Él giró la computadora hacia mi y me la mostró.
—Mira... ya puedo hacer excelentes trabajos yo solo— Presumió, mostrando su trabajo de su computadora. —¿Te gusta?—
—Pero Jug... es perfecto— Lo felicité, revisando su trabajo para luego mirarlo a él. —Sabes perfectamente como hacerlo—
—Esfuerzo propio— Presumió, cerrando la computadora. —Gracias Betty. Y cuéntame—
—¿Contarte que? Bueno... quisiera saber cómo estás— Mentí. Se perfectamente lo que tengo que decir, pero tengo el corazón en la mano de solo pensarlo.
—Bien— Respondió, encogiéndose de hombros. —¿Y tu?—
—No Jug. Enserio quiero saber cómo estás. Puede que me digas que estás bien, pero de verdad me interesa saber si de verdad lo estás— Insistí.
Él tomó aire, mirándome. —Bueno... los últimos días estuve muy estresado porque teníamos demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para eso. Por eso a veces te ignoraba y casi no te hablaba. Perdón— Se disculpó.
Lo mire y enserio sentí esa disculpa. Fue sincera. —Descuida Juggie. Yo también estoy muy estresada a veces. Entonces, la próxima vez que te comportes raro te voy a entender— Aseguré.
—Eres la mejor, Betts— Me dijo. —¿Y tu?—
Yo solté un profundo suspiro y empecé a jugar con mi cabello.
Ésta es tu oportunidad de decirle lo que sientes Betty.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.