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Me había quedado alrededor de dos horas observando a ese pequeño animal tan hermoso.

Ese cachorro es tan pequeño y juguetón y ahora está muy apegado a mi. Me robó el corazón. Tiene unos ojos grandes y brillantes y me lo quiero comer cuando lo veo.

—Dios... eres hermoso pequeño— Dije, tomando al perrito en mis brazos y abrazándolo. Es tan tierno...

Muy tierno, pero luego recordé que los perros necesitan comida, agua, juguetes y una cama cómoda y yo no tengo nada de eso para el.

Suspiré y tomé al perrito en mis brazos para luego ir hasta mi habitación por mi cartera. La tomé y salí de mi casa, entrando a mi auto. De ninguna manera iba a dejar a ese ángel solo en la casa cuando estaba en un lugar que no conocía.

Dejé al cachorrito en el asiento del copiloto y empecé a conducir, mirándolo a través del espejo retrovisor y sonreí. Es tan tierno...

—Vamos de compras pequeño. Necesitas comida, juguetes, un lindo collar, una linda cama y una correa para que salgas a pasear conmigo en las tardes— Le hablé al animalito.

Si... estoy loca. Ya hasta a los perros les hablo.

Llegue al supermercado y baje del auto tomando mi cartera y al perro, por supuesto. No lo iba a dejar ahí adentro y mucho menos sabiendo que dentro de este fabuloso supermercado se permiten perros.

Lo sostuve casi como a un pequeño bebé y tomé un carrito de comprar para empezar a comprarle lo que necesita.

—Muy bien amigo... empecemos con la comida— Dije mientras me dirigía al pasillo en donde solo hay de todo para mascotas. —¿Croquetas para cachorros? Si...— Tomé la gran bolsa de croquetas y la dejé en el carrito.

Tomé otra bolsa de croquetas, por si acaso, unos platos para darle comida y agua, un par de juguetes, una correa, una cama ideal para él y hasta un pequeño suéter. Perdón... no me pude resistir.

—Creo que ya está bien, amigo— Le dije al perrito mientras miraba más cosas en el pasillo de mascotas y tomaba shampoo para bañarlo. —Te daré un rico baño cuando lleguemos a casa—

—Betty— Me llamó Jughead, apareciendo frente a mi.

Maldita sea... lo que me faltaba.

—Jughead— Contesté, mirándolo. —¿Que haces aquí?—

—También estoy de compras, como todo el mundo— Me respondió, encogiéndose de hombros, divertido.

Yo rodé los ojos y vi que el carrito que Jughead traía estaba lleno de cereal. —Te gusta mucho el cereal, por lo que veo—

—Pues si— Admitió, mirando el carrito que yo traía y también al perrito. —Veo que lo piensas conservar después de todo—

—¿Al perrito? Bueno... creo que no es mala idea tener a una criatura en mi casa. Después de todo... estoy muy sola la mayor parte del tiempo— Le respondí, mirándolo.

—Y... ¿Ya le pusiste un nombre?— Me preguntó, mirándome a mi.

—No— Negué. —Nunca nombré a un perro—

—Puedo ayudarte— Aseguró el, acercándose más a mi y acariciando al cachorro. —¿Zeus? ¿Hércules? ¿Loki?—

—Espera Jughead. Mi perro no es un dios griego. Relájate— Le pedí, divertida. Parece ser fanático de las películas de dioses.

—¿Entonces que sugieres?— Me preguntó, mirándome fijamente.

Odio cuando hace eso. Cuando me mira así no se que hacer. Es que... sus ojos son preciosos y me debilitan cuando lo que quiero es evitarlo a él.

•Crush• 'Bughead' Where stories live. Discover now