Vio cómo el terrestre se encogía de hombros antes de empezar a subir por esas extrañas cosas que les permitía estar en lo alto, hasta que se detuvo justo por encima de sus cabezas. El vigilante no dejó de verlo en ningún momento, y se preparó para cualquier daño que planearan hacerle cuando el cristal de la parte superior de su prisión se abrió, pero solo en su lado. Observó como el sujeto se sentaba, incluso atreviéndose a dejar una de sus patas colgar sobre su cárcel. Podría alcanzarlo fácilmente de no ser por los malditos barrotes, un simple impulso de su cola para sacar su cuerpo del agua y lo atraparía, todo suyo, para vengarse, divertirse, alimentarse...

"Hey... cara no muy amigable... Somos los únicos despiertos... ¿así saludas a un nuevo amigo?" Oyó la voz del extraño nonfish. Hacía un tiempo que ambos sirenos podían entender un poco mejor a los llamados "humanos", criaturas tan simples en todo aspecto, tan débiles y fáciles de romper... Por tanto, simplemente arrugó más su expresión para que los filosos dientes fueran aún más visibles, al igual que su descontento.

El ser terrenal suspiró antes de tomar una caja extraña y ponerla en su regazo, sacando lo que parecía ser un orbe blanco, similar a una perla. Luego lo mordió.

Eso de inmediato le interesó al Vigilante, era comida. La comida era buena, sí, buena. Le hacía recuperar fuerzas. Cuanta más mejor, y a lo mejor, un día... Su expresión seguía siendo agresiva, pero su interés le traicionaba lo suficiente para que también se notara su curiosidad. Aún si ya habían comido por ese día, el haber pasado hambre tanto en el océano como en la cárcel, le hacía difícil el apartar la mirada de algo nuevo y comestible. Siempre se debía devorar absolutamente cualquier alimento a su alcance porque nunca sabía si mañana volvería a comer. Ni siquiera sabía si seguiría vivo, pero debía hacerlo, sí, por su hermano, por si algún día podían volver a ser libres...

Algo cayó en su agua y el Vigilante se alejó siseando antes de darse cuenta de que era una de esas cosas blancas que el terrestre estaba comiendo. Lo alcanzó antes de que llegara al fondo, pero dudó cuando lo tuvo en sus manos. Apretándolo un poco con las puntas de sus garras algo naranja empezó a salir del orbe y cuando el Vigilante percibió el olor supo de inmediato lo que era y lo llevó a su boca rápidamente.

Un huevo, estos eran los huevos más grandes que había visto, en comparación a los de la mayoría de los peces que a veces cazaba, ¡y sabían mucho mejor! Inmediatamente volvió a mirar hacia arriba con la esperanza de que al terrestre se le cayeran más de ellos, y para su sorpresa dos más no tardaron en descender hacia él. Los atrapó de inmediato.

"Heh... Huevos de gaviota... Te gustan... A ella... También..." Tal vez el vigilante no podía comprender totalmente lo que el nonfish decía, pero incluso él pudo percibir la tristeza en lo que podía escuchar de la voz ajena cerca de la superficie.

No era su problema ni le importaba, no, no, solo le irritaba tener que escucharlo mientras comía. Por suerte el sujeto recuperó su voz usual, y aún mejor continuó dejando caer algunos huevos para que el tritón los atrapara.

"Yo... prefiero hervidos... dudo que Doc... Lo siento, amigo." El Vigilante se detuvo brevemente ante una palabra que había escuchado muy a menudo desde que aquel ser sonriente que vestía de blanco llegó, el cual estaba referido al único ser en ese asqueroso lugar que traía un mínimo de paz. Pero rápidamente siguió saboreando sus capturas. No era relevante, no.

Aquello continuó por algún tiempo, el terrestre aparentemente tenía mucho que decir o estaba incluso muy aburrido, lo suficiente para seguir hablando sin que nadie le respondiera. Pero mientras dejase descansar a su hermano y continuara dándole esos extraños y deliciosos huevos, el tritón azul haría el esfuerzo de soportarlo. Solo un poco, lo suficiente, algo.

The Sea Jesters Are Real Science! [SPANISH] [Sundrop x Lectora x Moondrop]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora