04: 𖣘𝐀𝐬𝐦𝐚𖣘

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yukiko-kanzai

Como se esperaba, la agencia había completado otra misión con éxito, después de todo, Nakajima, quien ya era reconocido como el héroe de Yokohama, había mejorado mucho en estos años.

Al regresar a la agencia, lo recibieron entre bullicio y felicitaciones, el albino se mostró algo avergonzado, más claro estaba que se encontraba feliz por los halagos que recibía de sus compañeros. Dazai por su parte le dio un afectivo abrazo, mientras le comentaba lo orgulloso que estaba de su evolución a través de estos tres años.

Y tal vez estaba siendo muy modesto al no querer llevarse el crédito que merecía, pero así era Atsushi, el honesto y dulce Atsushi.

Después de la pequeña celebración, todos volvieron a sus respectivos trabajos, Nakajima debía de hacer el informe de su misión, mientras el resto también proseguía con sus obligaciones, los gritos de Doppo no se hicieron esperar, pues Dazai lo había hecho enojar una vez más.

–¡Todavía que no haces tu trabajo, no dejas que el resto de personas que si trabajamos, podamos terminar con nuestras obligaciones! —había gritado a la vez que elevaba su silla con claras intenciones de lanzarsela al castaño—.

–¡Atsushi-kun! Salvame de este mountruo pidió ayuda a su subordinado con falso temor y drama—.

El menor suspiro, dejó de lado su papelo y trato de tranquilizar a su rubio superior, mas se rindió cuando este lo regaño. Osamu también se dio por vencido, realizo uno de sus magníficos trucos para despistar al de lentes y salió corriendo a toda velocidad de la agencia.
Por más que el albino deseaba acompañarlo, prefirió quedarse y terminar su informe, era mejor evitar otro regaño de parte de Kunikida.

Pasaron dos horas y no había rastro alguno de Dazai, por su parte, el tigre de la agencia ya había concluido con su informe, por lo que se levantó de su asiento, dirigiéndose a la oficina del presidente, sabiendo que todos los informes debían de ser entregados a el, toco una y dos veces, hasta que escucho el "pase" del hombre, una vez que ya había ingresado, cerró la puerta detrás suya y se coloco frente al mayor, a la vez que extendía su informe recién terminado.

Yukichi realizó una inspección rápida antes de asentir con su cabeza, para dar a entender que estaba perfecto y no le faltaba nada, fue ahí donde pudo respirar tranquilo, pero, cuando planeaba retirarse, Fukuzawa lo llamó.

–¿Como has estado? —incio con la pregunta habitual—. ¿Todo va bien? ¿No has tenido ningún problema? —añadió de corrido—.

Cómodo, Atsushi se permitió relajarse y tomar aquella charla con el mayor, sabía de su preocupación, el presidente siempre se ha preocupado por todos sus empleados, aún si sabía perfectamente que era él, el único que recibía ese tipo de charlas mucho más seguidas que el resto de sus compañeros.

–Así es, todo va bien, creo que al fin puedo respirar tranquilo sin ese miedo a tener otro tipo de complicaciones, aun así, me cuido, no se preocupe tanto —soltó algo bromista en la última frase, logrando apreciar como el hombre sonreía ante esto—.

–Aún recuerdo la primera vez que tuvimos esta charla —recordó algo melancólico—, estabas tan nervioso pensando que te iba a despedir que ni siquiera me dejabas hablar y aun así, apenas y podías articular bien las palabras—se le escapo una que otra risa que trataba de suprimir, fracasando cuando miro el rostro todo avergonzado del menor—.

–¡Fukuzawa-san! No sea tan malo conmigo —regaño con evidente verguenza—, usted y Ranpo-san siempre se burlan de mi, que crueles —se lamentaba—.

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𝔽𝕠𝕣𝕘𝕖𝕥 𝕞𝕖 𝕟𝕠𝕥 𑁍D̥ͦḁͦz̥ͦḁͦt̥ͦs̥ͦu̥ͦ y̥ͦ C̥ͦh̥ͦu̥ͦu̥ͦḁͦk̥ͦu̥ͦ𑁍Where stories live. Discover now