02: ❤︎ℙ𝕣𝕠𝕪𝕖𝕔𝕥𝕠: ℂ𝕠𝕟𝕗𝕖𝕤𝕚𝕠𝕟❤︎

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rusherqueen

A pesar de nadie estar enterado de la existencia y surgimiento de tal amistad, se podría decir que era una muy buena relación, pues quien podría imaginar que el ejecutivo más poderoso de la Mafia portuaria poseía una amena relación amistosa con el Tigre de la Agencia.

Dos organizaciones que por muy claros motivos son enemigos, a pesar de varias veces formar alianzas.

Jamás se podría llegar a imaginar algo como esto, más, el contexto que los unió le da mucha más coherencia a tan inesperada relación.

La tarde en la que se encontraron era de lo más tranquila, Nakajima estaba haciendo algunos mandados mientras que Nakahara buscaba vino, tal vez un Petrus, Cabernet Sauvignon, o alguno de la bodega Villa Maria, más que nada, trataba de olvidar aquellos pensamientos que lo estaban comenzado a abrumar.
La tienda de por si era muy concurrida por sus precios accesibles, si llegaba a encontrar uno de los vinos que buscaba, sería una gran sorpresa, después de todo, era una tienda normalita y no específicamente especializada en vinos.

Por ejemplo, artuke, ¿que clase de agua con colorante era esto?.

Su monologo interno y burlon se vio cortado cuando una mano tomó la bebida que hace segundos atrás despreció, al observar mejor al dueño de esta, se asombro, no solo por ver ante el al albino detective y nuevo subordinado de su ex- molesto compañero, —o como a él le gustaba decirle, el vendas miadas—. si no porque, no tenía idea de que aquel muchacho bebía.

Una punzada se impregnó en su pecho, era un presentimiento, y el, como buen amante de los vinos que era, lo más lógico que hizo fue, arrebatarle aquel vino barato de quien sabe cuanto, llevarlo a que pagará lo que sea que cargará en su cesta, pagar y llevarlo a su departamento para darle de probar lo mejor de lo mejor en vinos.

Mientras esto pasaba desde la perspectiva de Chuuya, Atsushi no podía estar más aterrado, pues que un mafioso te agarre de imprevisto la muñeca, te pague las cosas que pensabas tu mismo pagar y te lleve a su hogar no era algo que pasara seguido.

–Siéntate ahi y no te muevas —ordeno el más bajo, mientras se retiraba para buscar su confiable y exquisito vino Petrus—.

Nakajima sudaba frío, querida escapar pero no quería enojar al mayor, además tenía en claro que era de mala educación irse sin más, pero, por otro lado, no lo sería debido a que era el enemigo.

Cuando se decidió era demasiado tarde, pues el mafioso había regresado con un singular brillo en sus ojos.

–Tú, pobre muchacho que no sabe nada de vinos, déjame enseñarte lo que realmente es una majestuosidad hecha vino. —anunció como si hablara del amor de su vida—.

–Pero..—trato de hablar, más fue interrumpido una vez mas—.

–Nada de pero, si Dazai no te enseña de buenos gustos, lo cual es muy notorio con solo verlo, osea, ni se baña el maldito puerco, entonces yo lo haré. — sonrio, más esta era una más calmada, al inicio era una burlona por lo que dijo de su antiguo compañero, más se relajo para darle seguridad al muchacho—.

Desconfiado, el albino asintió lentamente, intentando calmarse, en caso de que el mayor lo envenenara, siempre podria contar con su habilidad.

Después de algunas horas, el ambiente tenso del inicio se vio aligerado, posiblemente porque el mayor ya se encontraba lo suficientemente ebrio como para decir algo coherente, no es que Atsushi fuera bueno tolerando el alcohol, pero tenía una resistencia decente a este.
La charla que al inicio era muy típica, fue volviéndose mucho más espontanea con el paso del rato, hasta que el albino noto que se le había hecho tarde, por lo que dejo recostado a un adormilado Chuuya en aquel hermoso —y muy posiblemente caro— sofá que adoraba la sala, le dejo una nota y se marcho.

𝔽𝕠𝕣𝕘𝕖𝕥 𝕞𝕖 𝕟𝕠𝕥 𑁍D̥ͦḁͦz̥ͦḁͦt̥ͦs̥ͦu̥ͦ y̥ͦ C̥ͦh̥ͦu̥ͦu̥ͦḁͦk̥ͦu̥ͦ𑁍Where stories live. Discover now