—Oh —es lo único que digo —, gracia por el dato. Me servirá mucho.

—¿Te servirá para que? ¿Para creerte dueña y señora solo porque se le traen cosas diferentes? Para no comentar errores para no morir aquí por comer nuestra comida, ¿que buscas? ¿Crees Que con tú belleza puedes idiotizar al Rey del inframundo —dice enojada —, viniste como esclava para joder a tu hermano el imbécil alfita. Eso siempre recuérdalo.

—Laika... —escucho a Dereck reprenderla y la chica se enoja levantándose de la mesa yéndose enojada.

Al escucharla ser llamada por otro nombre me doy cuenta de que no es Araziel, ¿su hermana si vivirá aquí?¡ Diosa como sea su esposa lo odiaré, lo mismo si es su prometida o novia.

La chica sea quien sea me odia y ya no es algo no definido, es algo verídico.

Sigo comiendo en silencio y cuando mis ojos miran a Dereck noto como me ve comer, él ya ha terminado así que su mirada está totalmente fija en mi, eso hace que acelere y coma más bocado.

Cuando termino me levanto con rapidez apunto de irme pero su voz me detiene.

—No te he dado permiso para que te levantes —dice y yo me giro a verlo —, vuelve a sentarte —me quedo ahí de pie viéndolo repiquetear sus dedos en la mesa —, es una orden.

Suspiro y regreso a mi asiento para luego mirarlo a la espera de que me dé la orden de largarme a mi habitación.

Lo veo levantarse y por un momento creo que me va a dejar ahí sentada cuando me pide que me levante y lo siga, caminando fácilmente llegamos a su oficina, entra y se aparta para cederme el paso, cuando entro lo veo cerrar la puerta.

—Bien, ¿que quieres que haga? —le digo aburrida y el se gira para arquearme una ceja.

—Tú boca se a vuelto más grosera últimamente, eso lo vamos a corregir, mi querida lobita.

Ruedo los ojos y lo veo sonreírme para luego acercarse a mi, trago saliva al sentir la diferencia de altura.

Cuando me da la vuelta para luego chocar su pecho contra mi espalda siento como el calor arde en mi rostro, su cuerpo calienta el mío en menos de nada.

—Te has portado tremendamente mal, me has retado, desobedecido y comportado como una malcriada —sus manos ascienden por mis caderas hasta terminar en mis pechos.

Me muerdo el labio cuando sus manos los tocan y acarician suavemente para luego apretar, jadeo recostando mi cabeza en su hombro, besa mi mejilla y cuando me tiene con los ojos cerrados, con rapidez toma mis muñecas y se inclina para inclinarme y dejar mis manos en la mesa.

Abro los ojos con rapidez cuando siento que se aparta de mi.

—Está vez, solo te castigaré —se aleja de mi y cuando iba a retirar las manos de la mesa me advierte —, quita las manos de la mesa y haré tu castigo mucho peor —, las regreso a su lugar y cuando lo veo agarrar una regla trago fuerte.

Y le prometí a mi misma no ponerme más nerviosa pero no puedo.

—¿Que me harás? —le digo mirando la regla como de unos cuarenta centímetros.

—Voy a castigarte —se pone detrás a mis espaldas.

Escucho como desenvuelve un nudo y me giro a verlo, se quita la corbata sonriéndome y mientras lo hace, deja la regla en la mesa.

Se acerca a mi y me venda los ojos con la corbata quitándome la visión de las cosas a mi alrededor.

—Espero que esta vez entiendas que hasta que no me obedezcas no comenzarás a avanzar, si sigues negándote a mi harás las cosas más difíciles.

MI PERVERSO REY DEMONIO [#3]Where stories live. Discover now