Cuando falta solo un minuto salgo de la habitación casi corriendo y abro la puerta de al lado de sopetón.

Cuando puedo ver por fin lo qué hay adentro me sorprendo, esta habitación es el doble de grande que la mía. La cama es inmensa que caben como cuatro personas ahí, tiene una mini sala de estar y un escritorio donde al parecer trabaja a veces.

Cuando mis ojos chocan con los suyos; lo veo sentado en un sofá cerca de la cama gigante.

Cuando me ve deja el libro que estaba leyendo a un lado y se coloca de pie.

Sus ojos juzgadores me escanean y cuando se dan cuenta que no llevo puesto lo que me dio arquea una ceja y camina hacia mi.

Pero se detiene ¿por qué se detuvo? ¿Que rayos está haciendo? Levanta su mano para luego hacerme señas de que me acerque a él y mi corazón vuelve a palpitar acelerado.

Levantó mi barbilla e intento parecer valiente.

Camino hacia él y cuando lo tengo al frente me sonríe para luego colocar una mano en mi nuca y la otra en mi espalda baja atrayéndome a él.

—Creí a verte dado una orden ¿Acaso no recibiste mi mensaje? Y como interrumpes sin tocar primero la puerta y al entrar tampoco haces una reverencia para mí —acaricia mi columna vertebral y suelto un jadeo.

Para cuando ese sonido sale de mis labios sus ojos están viendo fijamente mis labios, se acerca tanto que creo que me va a besar pero sólo roza su boca con la mía dejándome ansiada...

—Creo que tendré que castigarte por no acatar mis órdenes e irrespetarme, eres una lobita desobediente —dice en mis labios para luego despegarse y llevar esa mano que estaba en mi nuca a mi cuello.

—No tengo porque seguir tus órdenes, soy mujer lobo no una demonia —me sonríe y retira su mano de mi cuello para comenzar a olerlo.

Cuando la punta de su nariz toca mi cuello cierro los ojos sintiendo como los bellos de mi piel se erizan.

—Mía para domar, mía para someter —dice en susurro pegado a mi cuello —, es hora de tu castigo por ser una lobita desobediente.

Abro los ojos cuando siento que me jala y aterrizo en su regazo, carajo, ¿que mierda está haciendo?

—¿Que haces? —le pregunto sin entender fastidiada.

—Darte tu castigo —me paralizo cuado siento como sube mi vestido y como de nuevo pude olvidar que estaba totalmente desnuda debajo del simple vestido de flores —, con el culo expuesto. Lo dejare tan sonrojado que no te podrás sentar sin pensar en mi.

Me sonrojo por ese comentario.

Sus dedos acarician la loma de mi trasero y yo cierro los ojos por un segundo, pero los abro con rapidez cuando siento el primer azote haciendo me gimir.

—¿Pero que...? —digo en voz baja para luego sentir el siguiente azote.

—No te escucho contar, y hasta que no lo hagas no me detengo —azota otra vez mi trasero y el picor de su palma se comienza a sentir en mi culo pálido.

—Uno... —digo en voz baja para luego sentir otro —, dos... —otro más —, estás malditamente loco... —me da otro —. Loco.

—Cuenta, Annie —acaricia mi culo para luego presionarlo en el azote haciéndome jadear de dolor.

Arremete con otro golpe en mi trasero.

—Tres... cuatro —continúa y me muerdo el labio soportando el picazón —, cinco —su mano se detiene y acaricia mi culo para luego apretarlo levemente.

Gimo mordiendo su pierna.

Su mano va acercándose cada vez más a mi coño pero no lo detengo, lo dejo seguir y cuando me toca entre los pliegues abro los ojos impactada porque estoy mojada...

¿Me moje?

—Vaya, vaya, la lobita se puso cachonda por unos azotes. La próxima te azoraré el coño —quito mis dientes de su pierna, pero la aprieto con mis manos manteniéndome firme cuando comienza a embarrar mi clitoris de mis jugos —, juguemos un poco, y espero que para mañana te encuentre vestida como lo indique.

Con una mano aprieta mi culo haciéndome apretar su pierna con mis manos, y con su otra mano se dedica a joderme el clitoris haciéndome cerrar los ojos de nuevo.

Suelta y agarra mi trasero como si fuera a moldearlos con su mano mientras me da placer, me resisto ante los ruidos que quieren abandonar mi cuerpo, lo intento, intento callarme pero cuando el orgasmo me llega desprevenida y sin morder su pierna, el gemido alto sale de mis labios como una queja placentera sin poder evitarlo solo apretando su pierna para luego reposar mi cabeza su regazo mientras mi vagina se contrae y navego por los mares de mi orgasmo.

Es ahí donde noto algo clavado en mi costilla, su... su... su polla.

—Así me gusta —besa la loma de mi trasero para luego morderlo haciéndome jadear —, obedéceme y te premiaré.

Cuando voy bajando de mi orgasmo la vergüenza me va invadiendo a tal punto de creer que tengo que estar roja como un tomate.

Me baja el vestido y me coloco de pie.

Cuando mis ojos recorren su cuerpo puedo notar un poco de sudor en su frente, sus ojos rojos casi negros y una sonrisa de satisfacción, mis ojos bajan hacia abajo y puedo notar como su miembro está más que feliz y de pie.

—Te puedes marchar —me dice y no lo pienso dos veces cuando ya estoy saliendo de la habitación.

Cuando salgo noto a la chica de antes que no tengo ni idea de cómo se llama mirándome con curiosidad pero sin abandonar su seriedad.

Intento no verla más y seguir caminado a paso apresurado hacia la puerta de mi habitación.

Al entrar recuesto mi espalda en la puerta y suelto un suspiro.

Mierda, eso fue intenso, y... Diosa luna, no sé que hacer con este hombre. Miro la cama y veo la ropa que se supone que quiere que me coloque y niego con la cabeza para después llevarme las manos al pelo.

Un pensamiento flash entra en mi cabeza y me hace tensar.

¿y si la chica que acabo de ver es su esposa, novia o prometida? Mi corazón se parte en dos con solo pensarlo y mi loba comienza a sentir tristeza y a querer a ligarme a que me acerque a él otra vez solo para preguntar.

Me levanto del piso y me acerco a la cama intentando pensar con más claridad y poder conciliar el sueño, pero no, no puedo volver a dormir, simplemente todo esto que está pasando no me está dejando descansar.

Ya quiero regresar a la manada capital otra vez y sentirme en casa, porque claramente si aquella chica es prometida, novia o esposa de Dereck estoy interrumpiendo su espacio.

Más bien creerá que le estoy robando al marido.

¡Diosa me corrí en su cama! No tengo vergüenza.

Ahora me siento más mal que antes y al solo ver la ropa en la cama me hace pensar si usarla o no.






_____________

Mushashas wenas

Si has leído LA BETA DEL ALPHA y saben quien es Tarantina déjenme informarles que no es lo que creen es la mamá de esa Tarantina de la piensan y conocen ya 🌚✨

¿Les gusto el cap? Se pone mejor.

Att: Eliana Batista❤️

MI PERVERSO REY DEMONIO [#3]Where stories live. Discover now