Capítulo 8; Encontrarte

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Liam:

—¿Preparada?

—No, la verdad.

Río. Estamos en la entrada del Hospital del M. Estoy demasiado orgulloso de Megan. Le planto un beso en su cabeza y le doy la llave.

Emocionada abre las grandes puertas y entra lentamente.

—Dios mio, Liam.

La miro y grabo mentalmente sus expresiones.

—Está todo vacío para que lo decores como tú quieras.

—Las paredes son horribles.— confiesa.

Básicamente son de cemento, no las ordene a pintar para que ella eligiera.

—Las paredes no se pueden cambiar. Dan el toque.

Megan me mira con reprobación y para luego seguir caminando a la otra sala. El hospital es enorme y era probable que tardáramos mucho en ponerlo en marcha.

—Gracias. Te quiero.

Me acerco a ella con las manos en los bolsillos. Está brillante, lleva un top negro con unos vaqueros. Ya es ella.

—Yo también te quiero. Es tu momento.

Nos besamos. Joder, es mi vida.

—¿Vamos?—digo con las manos alrededor de su cintura.

—Vamos.


Megan:

Ya estoy trabajando. Hoy empezaba en el hospital de la ciudad en el que trabaja Liam. Estaba muy nerviosa pero mi jefa me ayudo mucho y ya estoy atendiendo pacientes en emergencias, nada grave aún.

—¿Perdona, la sala de espera?

Me giro hacia quien me ha hablado.

—Hablas español.— creo que es la primera vez que me hablan en español en Italia.

—Sí, qué bien que tú también.

—¿Cómo sabes que yo lo hablaba?

—No lo sabía.—dice riendo.

Tiene un bigote y unas gafas de pasta, era obvio que era español. Tiene un aire misterioso.

—A la izquierda y luego a la derecha.— digo escondiendo mis manos en los bolsillos de mi bata.

—Gracias.— me mira un momento y luego se va.

Debería ir al departamento de psiquiatría un momento, creo que estoy paranoica.

Camino hacia un paciente que me indica la tablet.

—Hombre de cincuenta y dos años, viene por una moles...— abro la cortina, el enfermero habla hasta que se da la vuelta.

—Prosiga, enfermero Sadnley.— digo levantando una ceja.

Liam me mira por un segundo y luego al paciente que nos mira con curiosidad.

—Mire doctora...

—Doctora Méndez.— decimos a la vez.

Ladeo la cabeza hacia Liam.

—Siento que estoy interrumpiendo algo.— dice el paciente mirándonos.

Esto de trabajar juntos no será tan fácil como pensábamos.

~

Estábamos cenando. Marlene había insistido en estar juntos y se que eso era porque algo estaba mal. Matteo se reunia con ella cada vez más, de hecho aquí estaba y me molesta que con la luna de miel nadie nos haya contado nada.

TÚ Y YO,  UNA VEZ MÁSWhere stories live. Discover now