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Al principio fue algo difícil acostumbrarse a un nuevo entorno, había crecido y vivido toda su vida en Seúl, estaba acostumbrado a sus calles, a su universidad, a su entorno, pero aún así, no extrañaba nada, no era lindo recordar esa ciudad, dónde su vida fue de lo peor, sus recuerdos debía enterrarlos en lo más profundo.

Sus abuelos lo recibieron de la mejor manera, le dieron la vieja habitación de su padre, que como la de el, estaba llena de bandas que a su padre le gustaron en sus tiempos, el cubrecama era de algún super héroe, y el armario estaba lleno de stickers coleccionables.

De alguna manera estar en esa habitación lo hizo sentir triste, le hubiese gustado que su padre siguiera visitandolo después de dejar su relación con su madre, pero al parecer su felicidad no estaba con el.

Su madre nunca le quiso decir que pasó con el, y no se atrevería a preguntar a sus abuelos, debe ser duro para ellos, porque su padre tampoco los visito a ellos en más de quince años, así que supone que tendría que quedarse con la duda y con el corazón oprimido por no saber nada de su padre.

De alguna manera, siempre envidio a Lía y Yeonjun, porque ellos si tenían un padre, una figura paterna,por más que Jiwoo fuera una mierda con el, con sus hijos siempre fue un padre de verdad, siempre quería llorar cuando los veía jugar, reír y haciendo la tarea juntos, cuando los mimaba y les decía lo orgulloso que estaba de ellos, porque sabía que el nunca tendría nada de eso, el no tendría un padre que lo quiera, uno que le dedique su tiempo, porque el lo abandonó, nunca fue suficiente para nadie, ni siquiera para su propio padre, Jiwoo se lo solía repetir hasta que se lo creyó, más tarde, su madre también lo decía, haciéndolo sentir más miserable de lo que ya se sentía.

Jisung nunca supo que había de mal en el, no sabía porque todos al final terminaban dejándolo, no sabía que tenía que hacer para que alguien si lo quisiera y no se vaya nunca, alguien que si sepa ver qué hay en el, que si vale la pena estar a su lado.

¿Era mucho pedir que no lo dejarán?

¿Que no lo abandonen?

Jisung trato de dejar de pensar en eso, prefería ocupar su mente en otras cosas, no debía empezar a llenar su cabeza de esos recuerdos, esos eran los peores que albergaba en el, sus padres era un tema delicado, demasiado, era lo que lo hacía llorar inmediatamente, así que prefería no mencionar mucho sobre ello, ni a Jeongin le mencionó sobre su vida en su casa, una vez trato de hacerlo con el pero obviamente no le dió la atención que necesitaba para confesar su martirio.

Lo mejor era pensar que ahora tenía que hacer esa habitación a su gusto, que ahora tenía una nueva operación de hacer las cosas bien con el mismo, podía empezar a amarse a darse una oportunidad de conocerse, sin pensar en el pasado.

Trato de sonreír, el olor de pastel de fresas llegaba hasta el cuarto, su abuela estaba haciendo todo lo posible para hacerlo sentir bienvenido, el tambien debía poner de su parte, dejo sus maletas en el piso y salió del cuarto.

Corrió escaleras abajo para ver a su abuela con un lindo pastel de fresas, ella le sonreía, al igual que su abuelo.

-Te hice un pastelito de bienvenida mi vida - le dijo, y Jisung quiso llorar, nunca se sintió tan importante, sus abuelos de verdad estaban felices de tenerlo ahí, no les parecía una carga, y si lo hizo, soltó una lágrima, no pudo evitarlo.

-¿Porque lloras cariño? - pregunto su abuelo, algo preocupado del llanto repentino de su nieto.

-N-no es nada, solo que... Yo de verdad estoy feliz de estar aquí con ustedes.

-Nosotros estamos igual de felices Hannie, nos alegra tenerte aquí después de tanto tiempo,no sabes lo mucho que esperamos este momento, verte después de más de 15 años es como...lo mejor que nos pasó, tu madre nos permitía ver-

𝗕𝗮𝗱 𝗕𝗼𝘆𝗳𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱 Where stories live. Discover now