Taehyung se ruborizó y tomó el silencio como respuesta.

—Lo sé. No te preocupes.

Yoongi esbozó una mueca incomprensible, mirándoles a ambos.

—Sois muy raros, de verdad —soltó—. Y luego el rarito en todo esto era yo.

A pesar de que Jimin se sintiese muy extraño con aquel tema, sabía que Jungkook y Taehyung estaban enamorados desde hacía tiempo. Había visto al dhampir atormentado en sus años de novicio por tener que reprimir sus sentimientos. Sin embargo, de alguna forma, jamás se imaginó que aquello crecería lejos de la comunidad nosferatu. Les había visto acercarse como dos imanes desde que tuvieron doce años, llegando a presentir que, en ocasiones, él era incapaz de comprender aquel tipo de conexión profunda e invisible que les conectaba.

Y aun con todo, Jimin se juró a sí mismo el permanecer ajeno a su ecuación romántica, y seguir queriéndoles del mismo modo. Sus sentimientos por Jungkook y Taehyung eran los mismos, estaban intactos, así deseasen unirse de otras formas, prohibidas para la comunidad nosferatu. ¿Quién era él para seguir defendiendo esas duras leyes? Se había visto obligado a cerrar su contrato con otra persona para proteger a Jungkook, mientras profundamente deseaba estar con él y Taehyung. Deseó abandonar su trabajo de guardián durante meses (a pesar de que adorase a Namjoon), posteriormente viéndose forzado a renunciar a su protegido por causas mayores y externas, que ni siquiera comprendía.

«¿Acaso podría continuar siendo un seguidor de las leyes que le habían inculcado? —se preguntó ese día—. Tenía severas dudas de ello. Y muchas más sobre si podrían volver a la normalidad después de lo que estaban viviendo».

—Quiero que seáis felices —expresó Jimin, levantando la cabeza y posando sus irises castaños sobre el moroi—. No importa cómo, Taehyung.

Taehyung se aproximó para abrazarle, justo cuando Jungkook se asomó a la cocina llegando a escuchar su comentario. Tras compartir una mirada con su compañero dhampir, se unió a su abrazo con emoción. Sabía que recibiría su aprobación, como Yoongi le contó un tiempo atrás, y, aun así, no pudo evitar haber sentido cierta inseguridad al respecto. Ellos bien sabían lo delicado que era que un dhampir y moroi deseasen estar juntos.

—Creo que voy a vomitar un arcoíris —confirmo Yoongi saliendo de la cocina con teatralidad—. En seguida vuelvo.

—¡Me muero de hambre! —alegó Jimin cuando se soltaron.

Y mientras Jungkook soltaba una risita, entre los tres se pusieron de acuerdo para poner la mesa y servir la comida que Yoongi había preparado. Una vez que los cuatro se sentaron para almorzar debidamente, comentaron algunos de los hechos que habían sucedido.

—Lo de las sombras y tu amuleto... —formuló Jimin, devorando su ramen—. ¿Qué me he perdido?

Jungkook intentó resumirle lo que había sucedido. Desde el tren comenzó a sentirse mal, hasta enfermar cuando llegaron a Busan. Después Mingyu le había dicho en ese Otro Lado que era una especie de limbo o purgatorio, y él lo había usado contra los strigoi para comprobar si podía pelear con aquel efecto.

—¿Mingyu estaba allí? —preguntó su amigo conmocionado.

El azabache le mostró la pulsera que anudaba a su muñeca.

—Está bien, no te preocupes —le contó—. Me dijo que este tipo de objetos sirven como ancla, y que por eso podía verle.

—Espera, espera —le detuvo Jimin—. Es como si tuvieras un poder nuevo, puedes entrar en un plano distinto lleno de sombras, puedes ver a gente que ha muerto... ¿por qué demonios te ha llegado todo esto de repente?

Tik Tak Tear [Vol. 2] ⋆ Kookv [Chispasrojas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora