Perdonenme Soy Omega 2- Jichen

#09

—¿Eh?, ¿Irnos a dónde?— pregunta Jisung mirando hacía dirección del armario.

—¿Cómo que a dónde? El carruaje está esperándonos ¿Acaso te golpeaste la cabeza?— Jinyoung suspira molesto y sale de la habitación.

—¿Salir? Creo que.. iremos a la boda del rey Lee— se termina de poner su ropa y se seca el cabello.

—Bien, estoy listo— dice y mira por la ventana.

Suspira profundamente mientras nuevamente volvían algunos recuerdos que tuvo junto a ese Omega y también ese extraño sueño que tuvo unos días anterior, quería salir de la duda y salió de su habitación con apuro, camino hasta la biblioteca del palacio y entró.

—Bien, ahora necesito buscar algún libro que me pueda ayudar.

Miró hacía todos lados y se encontró con su hermano mayor Jimin, él al parecer también estaba buscando un libro, Jisung se acerca y lo mira.

—Hermano, tengo una pregunta— hablá Jisung un poco impaciente.

—Hazla.

Jisung comienza a rebuscar entre las estanterías de libros buscando algo con algún título llamativo que contenga información sobre los Omegas.

—¿A los Omegas se les puede cambiar el color de cabello?

Este otro deja de rebuscar y mira a Jisung quién no quitaba la mirada de la estantería.

—¿Porqué quieres saber eso?— dice Jimin volviendo a rebuscar entre los libros.

—Solo es curiosidad.

—La curiosidad mató al gato, Jisung, cada vez que tienes curiosidad se muere un gato al azar— dice Jimin.

—¿Solo cuando yo estoy de curioso?

—Así es, además ya debes de estar en el carruaje, Jinyoung te matará si no te vas ahora— dice él.

—Mierda, si es cierto, bien, ¡nos vemos!— sale corriendo de la biblioteca.

—¡Y cuida tu lenguaje!— grita Jimin.

Jisung comienza a correr, el carruaje ya estaba por partir.

—¡Esperen!

Jisung se sube al carruaje un poco muerto, Jinyoung se encontraba allí con el semblante serio, Jisung si que se había tardado demasiado.

—Si que te has tardado ¿Que sucedió, acaso te dió diarrea?— Jinyoung se burla.

—jajaja, que chistoso— Dice Jisung dice con sarcasmo —nada de eso, fuí a la biblioteca y me distraje.

—Puras excusas.

—Nada de excusas.

Ambos comenzaron una pequeña discusión en el carruaje hasta que ambos cayeron dormidos.