Tras aquella noche, Beomgyu se sintió cada vez más atraído a investigar sobre la intimidad, comenzando desde páginas de consejos, hasta el hentai que Taehyun guardaba en la laptop.
No obstante, no tenía ni idea de si sería cómodo para Tae practicar alguna de esas tantas cosas que a él le encantaron, por lo que aplicó la vieja confiable.
Le preguntaría a Hueningkai.
De un saltito se levantó de la cama a la par que sostenía, como si su vida dependiera de ello, la laptop contra su pecho. Porque si algo le pasaba... probablemente lloraría de culpa, y luego le admitiría su error a Taehyun.
Después de guardar el aparato en la cómoda de su habitación, se observó en el espejo que allí colgaba, se veía recién despertado. Bajo sus ojitos habían espantosas ojeras, producto de esperar a que Taehyun regresara del trabajo para dormir envuelto en sus fuertes brazos.
Solo que en esta semana, eso no sucedió.
Suspiró recordando como apenas Taehyun le tocaba al llegar como a eso de las 4:00 a.m, para después retirarse al baño a una ducha algo larga, y él sentía que se tardaba una eternidad, porque siempre caía ante morfeo segundos antes de que Taehyun saliese de la ducha.
Ya en la mañana, Taehyun se marchaba antes de que Beomgyu despertara.
Beomgyu lo extrañaba, mucho. Pero, él no deseaba ser un niño fastidioso que impide que su pareja trabaje, él era un chico bueno.
Decidido, despojó su pijama azul de cachorritos y se dispuso a darse un corto baño. Tras ello, eligió una ropa bonita, una que le recordaba a la primera cita que tuvo con Taehyun, y emprendió camino al hogar de su amigo.
El cielo ese día estaba bonito, en cierta manera le recordaba mucho al día en que Taehyun y él se conocieron.
Tal vez este tiempo sin él me pone nostálgico.
Un puchero dió lugar en su lindo rostro, y en menos de un segundo, un pulgar ajeno ya pasaba por su labio inferior.
Consternado, alzó su rostro, consiguiendo la sonrisa encantada de Kai Kamal Huening.
¿Cuándo había llegado a la puerta de Hueningkai?
—¿Qué con ese pucherito, Beomgyunnie? —cuestionó el pelinegro, su rostro siendo iluminado por la luz del día—, sabes que no me gusta verte triste.
Sin muchas palabras, Beomgyu negó sonriendo feliz de ver a su amigo. Hueningkai le devolvió la sonrisa, y le ofreció entrar, lo cual hizo de inmediato.
—Te voy a contar algo confidencial —musitó el pelirosa, demasiado emocionado por una opinión.
Hueningkai, ya sentado en el cómodo sofá, se contagió de la emoción de su mayor, preparándose mental y emocionalmente, para algo referente a Taehyun.
Con toda su determinación, Hueningkai trató que su sonrisa no tartamudeara tras el tono enamoradizo que Beomgyu empleaba cada que el tema de conversación se volcaba hacia el americano.
Sin embargo, casi se atraganta con su propia saliva cuando Beomgyu dió un cambio repentino a la conversación.
—Entonces, ¿tú crees que una cola y orejas de zorro estarían bien, o...?
—¡Espera, espera, espeeera! —Hueningkai, siendo el chico tímido que es, estaba sonrojado y entrando en un pánico gracioso. Tal como la vez que contaba la anécdota de Beomgyu viéndolo a través del panel transparente de la ducha.
Hueningkai es paniqueable.
—¿Por qué ese cambio tan drástico? —retoma sus palabras, con el rostro caliente de tan solo imaginarse—... No, no. Eso no es sano.
—Se supone que te hablaba de mis investigaciones... yo leí que ese tipo de trajes eran sexy, o algo así. Además, en las cosas que ve Taehyun, hay muchas protagonistas que usan un atuendo por el estilo.
Hueningkai dejó de respirar, ¿las cosas que ve Taehyun?
Decidió no preguntar, temía que sus sospechas fuesen ciertas. Por lo tanto, respiro, relajándose. Beomgyu necesitaba su ayuda, él se la daría.
Sin reprimirse.
—Está bien, hyung. Pero, creo que, más bien, yo no veo a Taehyun como alguien que le vayan esas cosas. Él... él ama verte como su angelito.
Hueningkai entendía eso, ya que el aspecto inocente de Beomgyu era muy dualista.
Tras esa opinión, algo en la mente de Beomgyu hizo una especie de "click". Sonrió con una idea que para sí, era genial.
Tomó su celular a una velocidad impresionante, exhumando la emoción que cargaba. Él deseaba que Taehyun le prestase atención nuevamente.
Tras conseguir la imagen que buscaba, impuso el celular contra el rostro de Hueningkai.
Nuevamente, casi se atraganta.
—Es blanca con celeste, y según a lo que dicen en los comentarios de la página, es perfecta para una apariencia de ángel. Además, es unisex, por lo que no me preocupa que no quede con mi cuerpito.
Lencería tiernamente sexy era lo que Beomgyu le enseñaba.
—Estoy... estoy seguro de que a Taehyun le encantaría verte así —porque a mí sí que lo haría.
Una sonrisa agradecida fue lo último que vió el menor, antes de que el pequeño Beomgyu se haya abalanzado contra sus brazos, cayendo justo en su regazo, y su rostro se escondiera en su cuello.
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