—Qué semana —suspiró Chaeryeong, echándose en su gran sofá. mientras ella pensaba en todo lo que se daría a cabo aquel día, Beomgyu estaba no muy lejos de entrar en pánico.
¿Y si no funcionaba?
—Si no funciona... ¿le puedo partir la cara? —dice pasivamente, su mirada perdida en algún lugar de la sala. Beomgyu tenía muchas ganas de hacerle algo a Yuna.
Él mismo se sorprendía de sus pensamientos, pero de verdad deseaba con todo su corazón que la bruja esa se fuera de sus vidas. Aunque el orgullo, además de cierta molestia, le impedía admitir que extrañaba a Taehyun.
Chaeryeong abrió los ojos, canjeando su expresión apacible por una alterada. ¿El adorable Beomgyunnie le había preguntado eso?
Beomgyu es otro cuando está enojado.
—N-No, Beomgyu —niega, ahogando más tartamudeos—. Eso sería perjudicial para tí, y estoy segurísima de que va a funcionar. La estúpida ya cree que Tae está enamorado de ella —comenta con desagrado, ganando una mirada desesperada de Choi—. Lo que es mentira.
—¿Estás... segura? —Beom se abrazó a sí mismo, disimulando con la acción de frotar sus brazos por el frío matutino.
—Si, Beomgyu. Taehyun aún te ama, nunca lo ha dejado de hacer. Tan solo no se dió cuenta de las manipulaciones de la perra, y... se dejó inconscientemente lavar el cerebro —finaliza con algo de pesar, mirando sus piernas que eran adornadas por calcetines altos.
Eres tan idiota, Taehyun.
—...No me ha buscado.
Chaeryeong intercambia su atención, de sus muslos a el rostro de Beomgyu. El chico reflejaba tantas emociones contenidas que hasta Chaer sintió un nudo en su garganta.
—Es muy orgulloso, Beomgyu... ambos lo son, en realidad —dijo, ganándose una mirada acuosa, cortesía de Choi—. No quieren admitir que se extrañan.
—Yo no lo extraño —frunce el ceño, respondiendo a la defensiva.
Chaeryeong rió sin más—. Por supuesto —, y se dispuso a dar una ducha para marcharse con Beomgyu de infiltrado en la empresa.
Dejando al chico con sus pensamientos revoloteando su cabeza.
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Está bien, todo saldrá a la perfección.
Bien, bien, bien, bien, bien. Beomgyu, todo estará bien.
Una y otra vez, como un bucle infinito, repetía esas palabras, dándose apoyo para lo que sería algo... vergonzoso para él.
—¿Tienes todo? —preguntó Chaeryeong, asomándose por el estrecho lugar donde Beomgyu se escondía. Choi asintió—. ¿Estás cómodo?
—Por quinta vez, sí, está todo en orden.
El dedo pulgar de Chaer se presentó en su frente, clavando un poco de su uña ahí. Beomgyu se quejó bajito.
