Prólogo

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(Atención los acontecimientos históricos mencionados en el presente escrito tendrán algunas alteraciones llegando incluso a cambiar algunos acontecimientos de la vida real se recomienda discreción).
Corre el año de 1919, para ser más exacto un jueves 10 del mes de abril, en ese día tan común para unos, nacería en una casa de la Ciudad de San Diego, California, un niño con una historia más que impresionante, el bebé nacido en el mes del planeta marte, sería conocido como Anthony Harrison o Tony para sus amigos.

Anthony a la edad de 2 años empezaría a caminar y hablar una que otra palabra común, como mamá o papá, aunque desde una edad temprana, para ser exacto a los 4 años, tendría una gran fascinación por los libros que su madre le leía todas las noches al dormir. El libro que más le gustaba, ya que con sus expresiones faciales le daba a entender a su mamá que se divertía, era Moby-Dick, su imaginación se desprendía al escuchar las increíbles aventuras que este libro desprendía con cada hoja. Si bien a los 4 años desarrollo una fascinación por este libro a la edad de 6 y 7 empezaría a conocer las etapas académicas más agobiantes de su vida, siendo literalmente un dolor de cabeza para su padre Frederick Harrison, puesto que este hombre que aspiraba a ser gobernador del estado de California decía que no podía tener a un niño que no le gustará la escuela y lo dejará en vergüenza frente a sus compañeros demócratas.

Si bien Anthony no le gustaba la educación que recibía por parte de sus maestros, este llegaría a ser considerado muy inteligente por sus compañeros de clase, ya que siempre les ayudaba a repasar con sus apuntes de clase. Claramente Anthony era -¡Un niño inteligente, pero nefasto académicamente y ello no sirve para heredar un legado político!- de acuerdo a las palabras que su padre siempre le decía al pequeño Anthony cuando este no entregaba sus tareas y era reprendido por sus profesores. Odiando las palabras e intentos de que su padre lo involucrará en la vida política, Anthony comenzaría a desarrollar una ira personal en contra de su padre, ya que consideraba que este veía más por su legado y no por su familia.

En el año de 1936 a la edad de 17 años, el joven Anthony conocería a su primer amor en la vida, una chica de descendencia japonesa dos años menor que él llamada Aiko, ella era la hija de un herrero Japonés que se había mudado junto con su esposa a los Estados Unidos, pero que tuvieron a su hija en este país en 1921. Si bien esta chica despertaría el sentimiento de amor del joven Anthony, esa chispa se pudo consolidar en 1940, cuando el joven ya trabajaba como secretario particular de su padre en un despacho de abogados y estudiaba la carrera en Derecho durante sus estudios universitarios, también cabe aclarar que en esos años el joven ya tenía dinero para invitarla a salir. Si bien la relación entre Aiko y Anthony se fortalecería con los días un año más tarde el 19 de diciembre de 1941, Aiko y su familia serían enviados a un campo de concentración especial para albergar ciudadanos estadounidenses con descendencia japonesa.
-Estamos en Guerra y el gobierno tomo esas medidas.- Decía uno de sus compañeros del trabajo en el despacho de abogados en el que se encontraba trabajando. La ira de Estados Unidos, sería apaciguada tomando este tipo de iniciativas, donde la vida de ciudadanos estadounidenses con descendencia japonesa seria completamente un infierno durante los años de la guerra, estos actos que serían consideradas como un asunto de seguridad nacional para el gobierno del entonces presidente Roosevelt, sería considerado para Anthony como una clara violación a la vida y desarrollo de las personas.

En enero de 1942 con tan solo 22 años de edad Anthony buscaría ingresar en el ejército para ir a combatir contra los japoneses junto con sus compañeros del despacho, haciendo con ello todos los trámites necesarios, pero siendo rechazado ya que al parecer padecía de pie plano y el ejército estadounidense no quería gente que tuviera padecimientos físicos.

Frustrado ya que no podía ver su novia y también porque el ejército rechazó su solicitud de ingreso, Anthony buscaría el respaldo de su padre, el cual para este momento se desempeñaba Subsecretario del Tesoro del estado de California. Si bien, era evidente que Anthony pediría el apoyo de aquella que persona que odiaría por sus aspiraciones políticas, éste sabia que no podía hacer más que rogar por su apoyo ya que Anthony en verdad deseaba ingresar en las fuerzas armadas como parte del cuerpo de infantería y combatir junto con sus compañeros. Viendo que su hijo no lograría nada ingresando al cuerpo de infantería, este negaría su apoyo a Anthony, ya que consideraba que enviar a su hijo al frente de batalla, sería una pérdida de tiempo para él y su futuro. -No puedo enviar al único hijo que tengo a una guerra la cual puede llegar a ser catastrófica como lo fue la Gran Guerra, además de que arruinaría tus estudios universitarios.- le dijo Frederick a su hijo. -Si quieres participar en esta guerra, te dejaré solo con la condición de que trabajes en una oficina administrativa del ejército, aquí en los Estados Unidos. De otra forma, si quieres ir a combatir no te apoyaré, créeme hijo mío que servirías más a tu país ayudando a los estrategas militares en Washington, en vez de ir a dar tu vida- exclamó su padre buscando evitar a toda costa que su único hijo ingresará al servicio activo.

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