¹¹

394 70 2
                                    

Tzuyu suspiro, intentando acomodarse lentamente para no perturbar a Sana. No sabe cuánto tiempo ha pasado desde que su novia se durmió encima de su cuerpo y no le importa aun si eso significa que su espalda ya sufrió las consecuencias de cargar un peso extra sin soporte, Sana está tranquila y eso es lo que le interesa

Exhalo con satisfacción al lograr apoyarse en unos de los borde de la cama. Miro el techo, dándose cuenta de que ya era de noche al ver casi todo oscuro. Se fijó en la ventana cubierta por la cortina, logrando captar la luna

Volvió a suspirar, bajando la cabeza para ver a Sana, sonrió, jugando con un mechón de su cabello. Susurro casi de manera inaudible varias palabras dulces, entre ella predominando los 'te amo' y 'todo estará bien'. De reojo observo como se hizo esa sombra por la pequeña abertura de la puerta, la anciana cada tanto pasaba por ahí, ansiosa de lo que sea que estuviera sucediendo con su nieta

— Eres lo mejor que me ha pasado ¿sabes? — Subió un poco su tono de voz, pero sin perturbar la atmosfera tranquila. — Estoy aquí para ser tu soporte, tu hombro para llorar, tus brazos cuando quieras protección o estés asustada, para darte ánimos cuando no puedas más, ofrecerte mi ayuda cuando lo necesites, para hacerte saber la hermosa persona que eres. — Suspiro de manera temblorosa, intentando no llorar. — Mi amor te pertenece, mis sentimientos son tuyos y de nadie más. Sabes que no estás sola, amor. — Sonrió, acercándose para plantar un delicado beso en la cabeza de Sana y hablar contra su pelo. — Permíteme que te ayude... déjame ayudarte a cargar esto o ponlo todo sobre mi, no me importa si eso significa que habrá una sonrisa en tu bonito rostro en vez de lágrimas. Déjame ser tu refugio, en donde te sientas segura y en paz. Te amo, Minatozaki Sana, y de eso es de lo que estoy más segura en mi vida. — Trago pesado, dejando escapar una lágrima con una sonrisa torcida ante sus comisuras bajas. — Te amo. — Termino por murmurar con la voz quebrada, apretando más su agarre en su novia

Agarre que fue reciproco junto el hipido de la mayor

— Te amo tanto. — Tzuyu volvió a recordar. — Vamos a superar esto juntas ¿sí?

— También te amo. — Sana lloriqueo en su pecho, aferrándose a su ropa mientras intentaba tranquilizarse. — Eres mucho más de lo que dijiste. — Se despegó de él esternón de Tzuyu, dejando que viera su rostro rojizo y esa triste sonrisa en sus labios. — Te amo mucho, te amo, te amo, que no lo creo posible. — Bufo en medio de su sonrisa que ahora era de alegría combinada con vergüenza, limpiándose torpemente su cara mojada. Tzuyu comenzó a ayudarla con su tarea. — Gracias, gracias por estar aquí, junto a este desastre

La menor sonrió cálidamente, tomando las muñecas de Sana para alejarlas de su rostro, obligándola a fijar su brillosas orbes en los suyos

— Ese desastre es mi hogar y lo amo ¿dónde más podría estar?

Sana soltó una risa tímida, tomando el rostro de Tzuyu entre sus manos para juntar sus belfos cálidamente. Un beso dulce y amoroso, contrastando con lo salado de sus lágrimas

Juntaron sus frentes y cerraron sus ojos, concentrándose en el tacto de sus pieles y el oír de sus respiraciones. Un pequeño viento sacudió la cortina y llego hasta ellas, haciéndolas abrir los ojos

— Eres mi fuerza para seguir y motivo para no huir, mi lugar donde me refugio y estoy cómoda, la razón por la que mi vida tiene otro sentido y la disfruto ahora. — Cerró los ojos de nuevo, respirando hondo. — Celebro y lloro contigo, me enojo y tranquilizo a tu lado. Me diste razones para vivir en felicidad y eso siempre te lo voy a agradecer. — Dejo un pequeño beso en los labios de Tzuyu, sonriendo de esa manera amplia en la que le encanta porque sus ojos de entrecierran y su nariz se arruga levemente. — Gracias

La menor la abrazo más fuerte, respirando contra su hombro mientras escuchaba en sus tímpanos los fuerte golpes contra su pecho, los mismos que Sana experimento al escucharla hablar

Un tiempo después salieron de la habitación y esta vez Sana se abrazó a su abuela y ambas supieron que debían hablar, por lo que Tzuyu se despidió

— Gracias. — Azumi tomo una mano de la alta entre las suyas. — De verdad, muchas gracias

— Por favor, no agradezca, haría todo lo que estuviera en mis manos para ayudarla y hacerla feliz. — Le sonrió de manera cálida, mirando Sana que estaba con las mejillas rojas y sonriéndole de vuelta

Leyó lo que sus labios decía:

'Yo también'

Gracias ‣Satzu (hiatus) Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz