V E I N T I S I E T E | U N I D O S

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Y ahora comprendí como se sentía Gato cuando Felina lo ayudaba en cada combate y mi corazón comenzó a latir con fuerza, temiendo que ella lo notase si por alguna casualidad tocase mi pecho desnudo.

Su cercanía, como un mechón de su cabello podía llegar a rozar parte de mi hombro desnudo me hizo dar escalofríos de placer y sus labios, al sentirlos tan cerca de mi rostro, deseé besarlos nuevamente, sentirlos como aquella vez e intensificar el beso esta vez mucho más.

Quería tocarla, sentirla, besarla... Pero sabía que no debía, estaba prohibida para mí, para cualquiera, y lo último que quería era dañarla y hacerle daño a ella y a su hija por mi culpa, por desear estar a su lado. No quería traerle problemas, solo quería amarla... Pero ni eso podía.

Entonces, sus hermosos ojos parecían leerme, ya que me preguntaba que es lo que hacía ella aquí, cuando en otras ocasiones deseaba irse. Pero esta vez fue ella sola, vino a verme sin importarle que Magnus nos descubriese. Y por el tono de ella y Venecia al hablar, sabía que estaba aquí en secreto, solo para hablar conmigo o para algo más.

Deseé con todas mis fuerzas besarla, pero solo silencié y no me moví.

Pero ella quería hacer todo lo contrario.

—Dime —susurró con aquella voz que me hacía soñar muchas cosas.

Negué con la cabeza.

—No te he dicho nada.

—Pero conozco tu mirada y sé que quieres decirme algo.

Me lamí el labio inferior y cuando los separé, pude ver como Afrodita se había despistado mirando mis labios. Elevé la ceja y, lentamente, coloqué mi mano sobre la suya, la cual seguía acariciando la mía. Y pregunté;

—¿Por qué estás aquí, Afrodita? Yo no tengo ningún problema en tenerte a mi lado, pero siempre dices que no quieres que te vea Magnus conmigo... ¿Qué ocurre hoy?

Ella se quedó pensativa por largo rato, pero cuando contestó, no dijo lo que realmente quería saber. Y eso me desesperó.

—Siempre he odiado verte así... La angustia que paso antes de cada combate, y mientras... Y la de veces que he querido entrar en tu cuarto para poder curártelas, pero Magnus siempre me hace trabajar después de cada combate... —Silenció mirando mis ojos. Parecía muy pensativa y, cuando creí que no iba a contestar mi respuesta, dijo. —Pero estoy cansada y no aguanto ni un día más así.

Colocó sus manos sobre mis mejillas y noté la yema de sus dedos acariciando mi piel. Cerré los ojos al sentirme jodidamente bien por su roce.

Y entonces pregunté;

—¿Así como?

Apretó sus labios, aquellos labios tan rojos que tenía pintados y que deseé tener ese color por cada parte de mi cuerpo.

Y entonces lo dijo;

—Sin ti.

Abrí los labios, asombrado por su respuesta y deseé saber mucho más, más de lo que ella me estaba contando.

Nos quedamos por largos minutos, mirándonos en silencio, en la intimidad de mi cuarto, mientras que ella tomaba mi rostro, acunándolo entre sus manos.

Me sentía como en una nube a su lado y quise seguir sintiéndome así por mucho tiempo.

Coloqué lentamente mis manos sobre sus caderas, aquella cadera llena de curvas que volvían loco a cualquiera y cuando tuve mis manos sobre esa zona de su cuerpo, ella se mordió el labio inferior, sin dejar de mirarme a los ojos.

—Dime que deseas y te lo daré, Venus.

Mi voz sonaba llena de ansia, necesitaba su respuesta y solo deseaba que fuera positiva, porque si era negativa, no podría salir al combate en mi estado. Necesitaba con urgencia enterrarme en ella, poder susurrarle todo lo que deseaba decirle desde hacía tiempo y que ella me tocase libremente... Darle todo el placer que ella jamás se imaginaría.

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu