Afortunada en el juego...

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Candy permaneció sentada en esa mesa bebiendo café hasta que llegó el momento de cerrar el local.

Rory no pudo hacer nada para deshacerse de ella, así que la acompañó todo el camino hasta su coche.

―No sabía que tenías vehículo, ángel.

―No es mío, es de Shane.

Candy miró con atención todo, tratando de decidir en que momento actuaría. Fue cuando Rory se inclinó en su asiento buscando el cinturón de seguridad que Candy tuvo la oportunidad de poner su plan en marcha.

Sostuvo la cara de Rory con delicadeza.

―¿Qué pasa Candy? ―preguntó esta murmurando.

―He soñado con esto desde que te conocí.

―¿Soñado?

Candy asintió y atrajo sus labios a los suyos, la besó con ansias, apretando su rostro con fuerza por qué Rory luchaba por alejarse, hasta que lo consiguió. Al intentar con tanta fuerza, se lanzó con potencia hacia atrás, golpeándose la cabeza con el vidrio de la ventanilla.

Entonces Candy sacó la pequeña pastilla que tenía en uno de sus bolsillos, la que Lauren le había dado para ponerla a "tono" y aunque ella jamás había necesitado nada de eso había visto que a Lauren la había noqueado. Esperaba que con Rory pasara lo mismo.

Rory tenía los ojos cerrados, Candy se acercó a ella una vez más y tomándola de la quijada le abrió la boca, poniéndole la pastilla en la lengua para después cerrársela con fuerza.

Rory comenzó a ahogarse, tratando de toser, pero Candy le había tapado la boca con una de sus manos.

―Tómatela Rory, ahora

No le quitó la mano de la boca hasta que la sintió tragar, y entonces la vio tratando de tomar aire desesperadamente.

―Candy...

Candy estaba a un palmo de distancia de la cara de Rory y vio como las pupilas de su ángel se dilataron y comenzó a respirar entrecortadamente.

―¿Qué me diste?

Candy se apoyó en su asiento, esperando a que perdiera el conocimiento. Pero Rory una vez más la sorprendió. Abrió la puerta y salió rápidamente del coche, dejando las llaves puestas. Candy saltó de su asiento y la siguió hasta que la vio entrar en un callejón.

El callejón donde se encontraba la puerta trasera de la cafetería. No podía dejar que llegara a ella, así que corrió para alcanzarla.

Al llegar al callejón notó que no era necesaria tanta prisa. Rory se encontraba tendida cerca de los basureros. Con una sonrisa se acercó, dando gracias al creador por que su ángel fuera tan menuda y pequeñita.

Eres mía muñecaWhere stories live. Discover now