CAPITULO 11: No debí hacer eso

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La veladura es una técnica artística que se realiza colocando diferentes capas de pintura aplicando una sobre la otra, asegurándose que cada una seque correctamente antes de pintar una nueva encima. Emma solía utilizarla cuando pintaba con oleo para darle más matices a la obra o una mayor profundidad, aunque algunas veces también le servía para corregir errores en los cuadros y, si no le gustaba las modificaciones que hacía, con mucho cuidado pasaba un algodón con aceite de lino por la superficie para borrar la capa fresca sin dañar la inferior, dado que, al estar seca no corría peligro.

Si mis sospechas son ciertas, al borrar los cambios que hizo Emilio en las obras de mi antiguo novia, debería encontrarme con el cuadro original, ese que Emma realizó en su cuaderno de bocetos. Así que con la mano temblorosa y el corazón latiéndome tan fuerte que en verdad temo que escape de mi pecho. Tomo un frasco con aceite de lino que había quedado en una de las cajas que revisé hace unas horas, la pequeña botella aún contiene tres partes de su contenido, por lo que vierto una cantidad generosa en un algodón y espero que la absorba.

Antes de empezar el proceso, le tomo un par de fotografías y coloco el celular en un trípode improvisado con libros y una botella, para documentar todo y tener pruebas que me podrían ser útiles. Con mucho cuidado y paciencia, retiro la capa fresca de pintura, imitando la forma de hacerlo que tenía Emma, procurando no arruinar el diseño original. A medida que ejecuto mi tarea, las lágrimas se escapan de mis ojos y trato de convencerme de que al fin tengo evidencia concreta y podré tener algo de seguridad para dejarlo en manos de la justicia. Emilio Bernard gana cantidades obscenas de dinero con obras que no le pertenecen.

En el cuadro en blanco y negro, bajo las pinceladas agregadas, se encontraba el rostro de Emma. Era un autorretrato fiel, aunque no podía distinguir el violeta de su cabello o su tez morena, los rasgos de su rostro y la figura voluptuosa son suficientes para saber que se trata de ella. Emilio había ocultado el rostro de mi novia para evitar ser descubierto, para que nadie notara que es un farsante.

Con algo de miedo causado por la certeza de saber que encontraré en la siguiente obra, repito el procedimiento en el cuadro a color, sintiendo como el odio se acumula dentro de mí, hasta revelar lo que esperaba. Emma se había tomado libertades creativas y pintó el

cielo de diversos tonos brillantes y poco realistas, pero que le habían dado vida a la composición y, en el centro del paisaje, no eran dos desconocidas las que se fundían en un abrazo.

Éramos ella y yo en nuestro cielo de colores.

***

26 de septiembre 2021

La semana posterior a mi gran hallazgo fue intensa, llena de altibajos que me atormentaron y no me dejaron en paz. Deseé con todas mis fuerzas poder confesarle a Demian lo que había descubierto, poder mostrarles las obras y que lo vea con sus propios ojos, pero no fui capaz de hacerlo.

El lunes no fui a trabajar, me lo descontaron del sueldo, pero no me importó realmente.

El martes elaboré nuevos diseños, actualicé mi porfolio y puse en orden mi habitación, fui más productiva de lo que esperaba.

El miércoles cumplí horario en Sueños dorados, luego volví a casa y me vestí con ropa deportiva para salir a correr, pero antes de poner un pie fuera, cambié de opinión y no lo hice, solo me acosté a dormir.

El jueves desperté más temprano de lo normal, con una sonrisa en el rostro tras haber recordado las últimas vacaciones con Emma. Estábamos en la playa y el atardecer rosado nos abrazaba mientras nos besábamos en la arena. Luisa dijo que la alegría emanaba de mis poros y Ailin sugirió que tal vez solo estaba drogada en el trabajo.

Nuestro cielo de colores (Lara Galeano) PRONTO EN FÍSICO Where stories live. Discover now