𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟑: 𝒂𝒇𝒕𝒆𝒓 𝒉𝒐𝒖𝒓𝒔

Beginne am Anfang
                                    

—¿Quién es la tercera?

—Piper Scott, solo que ella... Es como mi madre. Sé que es muy fácil tener una figura materna de referencia cuando nunca tuviste una, pero Piper actuaba como una. No sé. —Alcé los hombros, sentándome en el taburete que rodeaba la mesa.

Me miró con una sonrisa tierna, las manos en el teclado y los ojos brillantes bajo la luz blanca de la cocina. Estaba escuchando, no oyendo. Estaba atendiendo a cada palabra que decía, dejando de lado su trabajo.

—Come. —Le dije, señalando el plato que tenía al lado.

—Tengo que terminar esto. —Agarré mi tenedor y cogí un pedazo de pavo, relleno, puré y salsa, acercándoselo a la boca.

Noah me miró con los ojos cansados, las comisuras de los labios hundidas y el cansancio encaramado a sus párpados.

—Venga, abre la boca. No todos los días se come pavo de Acción de Gracias. —Noah engulló el tenedor y asintió a lo que le decía con los ojos cerrados—. ¿Está rico?

—Si me das de comer tú está más rico —pronunció, sin apartar un centímetro la mirada de la pantalla.

—Sí, te he dado de comer bastante bien. —Noah soltó una carcajada tan fuerte que tuvo que taparse la boca para que los trozos de comida no saltasen sobre la pantalla de su Mac.

—No puedo negar que nunca me quedé con hambre. —Dijo con una sonrisa que mostraba todos sus dientes y achicaba sus ojos, dando una vuelta completa en el asiento del taburete.

—Por Dios... —Solté una carcajada, agarrando mi vaso de limonada.

—¿Qué? ¿Tú nunca te has quedado en el limbo pensando en esa noche? —Apoyó las manos al borde de la mesa.

—¿Qué noche? Te he dado muchas noches memorables. —Noah soltó una carcajada y apoyó la frente en la mesa, negando entre risas.

—Pero qué creído te lo tienes... Aunque es cierto. —Agarró un tenedor y se llevó una buena porción de relleno en el tenedor, llenando su boca entera de comida.

—Sé que esta pregunta no te va a gustar, pero... ¿Te arrepientes de haberte acostado conmigo después de saber lo que sabes? —Noah dejó de masticar con una mueca confusa. Se apartó el mechón de la cara y alzó los hombros.

—Pues claro que no —respondió con una sonrisa, dándole otro bocado al pavo como si nada—. Pregúntamelo las veces que quieras si sigues insegura.

Me quedé pegada a la silla viendo cómo comía sin más mientras terminaba el trabajo y me preguntaba cómo sería tener a esta mujer como pareja. Entendió, sin que yo llegase a explicárselo, que necesitaba reafirmar las cosas que me hacían sentir insegura. Entendió que ese era uno de mis puntos débiles, uno que debía cimentar y que nadie había intentado hacerlo.

—Oye, ¿por qué nunca me hablas de ti? ¿De tu vida?

—¿Qué quieres que te cuente? —Le dio un mordisco al panecillo mientras manejaba con la mano contraria el lápiz.

—No sé. Algo de tus padres, de tu infancia, de San Diego... —Noah se rio por mi ocurrencia, dejando el panecillo en la bandeja para hacerse con un trozo de pavo.

—¿Quieres saber algo de mis padres? —Alzó las cejas con las mejillas llenas—. Creen que soy virgen.

—¿Qué? —Me reí y ella asintió, mirando la pantalla.

—Sí. —Asintió entre risas—. Cuando eres un adolescente gay o lesbiana tu vida sexual empieza más tarde. Y la mía empezó... Bastante tarde. —Se arremolinó el pelo de la nuca con la mano—. Nunca les he presentado a una chica, no saben nada de mí. Entonces dan por hecho que nunca he tenido nada con nadie.

—¿No hablas de tu vida con tus padres? —Pregunté con sorpresa, ella negó—. ¿Por qué? Si yo tuviese una familia se lo contaría absolutamente todo. —Noah dejó la servilleta en la mesa.

—Mi padre actúa como si fuese un hombre cis heterosexual. Él piensa que soy un hombre.

—¿Cómo? —Mi perplejidad le hizo gracia.

—Sí. Su cerebro no acepta que sea una mujer masculina a la que le gustan otras mujeres y, para entenderlo, decide tratarme como a un tío. Me trata en femenino, pero diciendo machistadas sobre las mujeres o cómo tengo que acostarme con ellas. Es muuuuy raro. —Volvió a levantar los hombros, como si lo que hacía su padre era inevitable.

Recogimos la cocina y, aunque cuando llegó era reacia a moverse de allí, se sentó en el sofá con el portátil en el regazo y el aire acondicionado dándole directamente en la cara. Escuché ese suspiro de gusto mientras yo cogía una sudadera para soportar el frío, pero me sentía bien.

—No eres ese tipo de chica, la verdad —confesé mi reflexión, sentándome a su lado en el sofá para ver la televisión.

—¿Qué tipo de chica?

—Bueno, hay un tipo de chica que viste de forma masculina y reproduce los comportamientos tóxicos de la masculinidad. Tratan a las mujeres de la misma forma que lo haría un hombre machista.

—Oh. ¿No soy así? —Giró la cabeza hacia mí con sorpresa.

—¿Tú que vas a ser así, si eres un Golden Retriever? —La agarré de las mejillas, moviéndole la cara de un lado a otro—. Un trozo de pan. 

let me be her (completa)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt