—Esta bien, lo haremos después de terminar con el debate.

—Si esto sale negativo, no le digas nada —aclaró—, si es positivo le dices de inmediato.

Debí hacer caso a aquella regla matemática que una vez nos dijo el profesor de matemáticas: Negativo más negativo da positivo.

¡NUNCA DEBÍ JUNTARME CON ALGUIEN NEGATIVO!

Lo que me lleva a la teoría de que no debía hablar con alguien negativo para no dar positivo.

Nos separamos después de escuchar unos golpeteos al micrófono de uno de los podios donde dos equipos debatirían, para mí mala suerte tendría que debatir en contra de Lary nuestras propuestas para la graduación.

Me lleva la pitufichingada y la Tierra de las hadas.

El director del colegio, estaba perfectamente pulcro detrás del podió, mantenía una pose recta e intimidante.

Vale giró sobre sus talones para ir a sentarse a las gradas, le detuve.

—¿A dónde vas?

—A sentarme —respondió con obviedad.

—No puedes hacerlo, Valeria, estás en mi equipo.

Dio media vuelta, sonrió nerviosa y después trago saliva con dificultad.

—¿En serio? Olvide estudiar, no recordaba que tenía equipo. ¡Dios! Iré a rezar.

Eso me recuerda a mí en exámenes: noventa y nueve por ciento de y uno por ciento de estudio.

Le quitó uno de los libros a Dylan, en silencio abrió las hojas y de una por una hizo como si tomará algo del texto y lo guardará en su cerebro.

—Buenos días alumnos del colegio North College —inició el director—. Como sabemos y es la tradición se crearon equipos con integrantes de los diferentes años escolares.

»Cada uno de ellos debatirá sobre un tema, nos dará sus sugerencias para la graduación de último año. Todo esto con el propósito de fomentar el trabajo en equipo. —Paso su vista de mí a Lary—. ¿Están preparados?»

Sacudí la cabeza en negativa, Luca todavía no llegaba, tendríamos que trabajar juntos por alguna obra de la novia de Mike. No me explicaba como Lary lograba tantas cosasm

El director fue a sentarse en la mesa del presidió, mordisqué mis uñas, mientras Vale miraba al techo con las manos en el pecho a modo de plegaria, Dylan le daba un repaso a un libro y los chicos de primer año hablaban entre sí.

La puerta de madera se volvió a abrir de golpe, era Luca, llevaba las manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón, varias personas empezaron a murmurar. El cabello oscuro le caía en la frente, tenía la misma cara de aburrimiento que siempre, con su seguridad habitual fue hasta mí.

—Hola —le salude con voz temblorosa.

—El equipo de béisbol no lograba llegar a un acuerdo... ¿Por qué tienes esa cara?

Suspire con cansancio y coloque mis brazos en jarras.

—¡Porque es con la que nací! No me la puedo quitar.

El director volvió a hablar a mi espalda, dijo que debíamos prepararnos porque en cinco minutos dabamos comienzo a... Mi ridículo... Digo, debate.

Mi equipo y yo sabíamos el tema del que debíamos de hablar... A excepción de Valeria, tomé un lápiz y subraye algunas cosas en un libro de texto.

¿Y si te enamoras de mí? ©✔ En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora