𝐄𝐍𝐃𝐆𝐀𝐌𝐄 | En donde Elizabeth Bane regresa a Beacon Hills con la importante misión de proteger a Scott McCall, pero sus planes se ven arruinados por la presencia de un rostro familiar.
Scott McCall x oc
Theo Raeken x oc
Basado en la 5A de Teen...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
━━━━━━━━☆★☆━━━━━━━━
Elizabeth rodó sus ojos al ver que Nicholas imitaba, de manera eufórica, los acordes de un bajo mientras Love Buzz de Nirvana sonaba en el estéreo del living. Su mente seguía procesando el hecho de que su mellizo, quién siempre había actuado públicamente como si ella no existiese, se hallaba en medio de la sala comportándose como el inmaduro adolescente que era.
A pesar de la iniciativa de Magnus Bane de adoptar a ambos hermanos, Nick no había logrado entablar un vínculo afectivo con el gran brujo de Brooklyn y en cambio, desde un principio, había exteriorizado una fascinación por Nashira, una vieja amiga de Magnus. Aquella mujer, que manifestaba una personalidad demasiado extravagante para Elizabeth, de inmediato amadrinó a Nicholas y lo llevó a recorrer lugares exóticos del continente europeo.
Elizabeth había actuado indiferente ante la decisión de su hermano de separarse de ella y recibir un adoctrinamiento mágico distinto, sin embargo, un fragmento de su interior se había roto cuando él se lo había informado. Uno de los pocos recuerdos que aun conservaba de su hermano era el día en que se había alejado de ella, prometiéndole que a pesar de que no se hallarán físicamente en un mismo lugar, la magia pura que los unía los mantendría juntos sin importar las circunstancias.
Su corazón latía a la par de él.
Sin embargo, de manera eventual sus reuniones semanales se habían convertido, en el pasar de los años, en reencuentros mensuales hasta llegar a verse sólo una vez al año: su fecha de cumpleaños.
—¿Por qué estas aquí, Nick? —preguntó Elizabeth, arrojándole una pequeña almohadilla que yacía en el sofá—. Y se honesto conmigo.
—Ya te lo dije, Lizzie —dijo, esquivando el objeto y señalando su vestimenta, que consistía de manera resumida en cuero negro—. Hoy toco con mi banda en un club famoso del pueblo. Además, ¿no tengo permitido ver a mi hermanita?
—No desde que te adentraste a la magia oscura —acusó, cruzándose de brazos e incorporándose de su asiento.
—Lizzie... —protestó, dejando caer sus hombros con una expresión exhausta en su rostro. Elizabeth jamás desaprovechaba la oportunidad de echarle en cara aquella decisión—. Ya perdí la cuenta de las veces que hemos discutido sobre esto, absolutamente todo tiene su dualidad, su complemento o cómo quieras llamarlo... Tú destino es ser una criatura de luz, en cambio mi propósito en nuestra eternidad es emplear la oscuridad. ¡Y antes de que sueltes algún discurso moralista...! —se adelantó, señalando con su dedo—. No existe la magia buena o mala como tal, sino lo que importa son las intenciones de quién la use.
—Usarla con fines egoístas, someter a otros... para mi si es malvado.
—Te dejaré con tus prejuicios, Lizzie, de todas formas, estoy alejado de esas intenciones por el momento. Estoy poniendo a prueba algo nuevo —anunció, formando una sonrisa orgullosa e imitando un redoble de tambores con sus manos—. Hematomancia.
