I- Carrie

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5:00 am

El reloj marca la hora de despertar, una alarma ruidosa comienza a escucharse por todo el laboratorio y una luz parpadeante roja se nota por debajo de la puerta, todos tenemos asignado un enfermero de Papá, que nos ayuda individualmente en el desarrollo de nuestros poderes, y nos brinda atención exclusiva.

Pero eso no me ha ayudado mucho a mi, es lo contrario, me distrae de mis objetivos. Aún no se muy bien que es lo que me pasa, pero, últimamente no he podido concentrarme en los ejercicios que se me han puesto. Siempre ha sido así, no puedo controlar por completo mis poderes, tampoco sé cómo mover objetos ni dañar algo o a alguien. Pero en los últimos meses ha ido empeorando y creo saber cuál es la razón de todo esto.

Me levanto de mi cama y doblo las cobijas con las que duermo, también pongo a mi conejo de felpa, Carrie, sobre ellas, tomo la ropa que está en el cajón de abajo de la cama para cambiarme el pijama por el uniforme del laboratorio para los entrenamientos de hoy, que consta de una pantalonera gris con un suéter del mismo color. Intento peinar mis cabellos negros para abajo con los dedos, mi corte no ayuda mucho ya que es corto casi al ras de mi mandíbula con un copete que me llega a las cejas, las frauen¹ llevamos ese corte y los männer² llevan la cabeza rapada. 

Cuando termino de vestirme, miro de nuevo a Carrie y recuerdo la vez que Peter me lo dio, las sensaciones de ese día aún las siento con la misma intensidad. El dolor, la frustración y el temor que me abarcaban los acontecimientos que ocurrieron.

*Flashback*

Abrí los ojos y ví:

Sangre... -se oscureció todo por completo.

Huesos... -desaparecieron.

Humedad... -se esfumó.

Gritos... - se desvanecieron en el silencio.

Desperté.
Toqué mi cara y mis brazos para comprobar que siguieran ahí, lo único que sentí fueron las gotas de sudor que bajaban por mi frente debido a la agitación de mi pesadilla. De nuevo ese sueño que se repetía con frecuencia. Estaba harta de verlo todas las noches, de sentirlo como si estuviera ahí o como si ya lo hubiera vivido, igual que un recuerdo. No entendía de dónde provenían esas imágenes, pero desde hacía días no podía dejar de pensar en ellas y como consecuencia mi cerebro las seguía manteniendo vivas a través de los sueños, mejor dicho: pesadillas. Porque eso parecían, ¿Quien llamaría "un sueño" el ver a niños y jóvenes con los huesos rotos y el cuerpo cubierto de sangre rozando un color tan oscuro como el negro? Siempre era lo mismo, yo despertando de repente viéndome a mi misma con lágrimas de sangre en los ojos, gotas de ella en la nariz, gritándole a alguien que nunca logro ver, y a nuestro alrededor cadáveres triturados por dentro.

Traté de no pensar en aquella horrible pesadilla que me perseguía, y fui a lado de mi cama donde las cámaras no lograban captar mi imagen, me senté en el piso con las rodillas dobladas mientras abría el pequeño compartimento que había hecho en secreto, ahí guardaba: una pulsera con los hilos salidos que encontré cuando me llevaron a la enfermería, un pedazo de vidrio que utilizaría para poder salir de aquí en caso de que mis poderes no se desarrollaran, algunos pétalos de rosa secos, una vela, y una foto de los ayudantes de Papá, entre ellos, Peter. Me gustaba mirarla de vez en cuando, la robé de los archivos de Papá, llevaba años en este lugar, sabía cómo escabullirme de los enfermeros y de las cámaras, no eran tan cuidadosos como había creído por mucho tiempo, pero ese día, ese maldito día, abusé de mi confianza.

Después de un rato, nos mandaron llamar para la hora que nos daban cada día en "El Salón Arcoiris" , pude escabullirme como últimamente me había acostumbrado a hacerlo, cuando todos estaban formados para entrar al salón, los enfermeros se adelantaban para abrir las puertas de esa parte del laboratorio y me dejaban atrás junto a Tres, pero él era alguien desagradable y no se molestaba en mirar hacia atrás, siempre notaba como bajaba la mirada a las posaderas de Cuatro, no sabía porque lo hacía, pero parecía que le gustaba. Cada que me iba hacia el sótano del laboratorio sabía que era peligroso, que si alguna vez llegaban a descubrirme ahí o no lograra llegar porque me atraparan, me iban a torturar de la peor manera posible hasta que aprendiera la lección. Pero no me importó porque solo quería llegar a verlo y contarle que esa horrible pesadilla me seguía persiguiendo.

(EN PAUSA) The Rainbow Room - Fanfiction Peter BallardWhere stories live. Discover now