1. Hawkins

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12 de julio de 1983

Maya Ferguson

No podía creer que nos mudáramos de nuevo y esta vez a una pequeña ciudad que no me daba muy buena espina por las fotos que había visto, pero no podía juzgar a una pequeña ciudad simplemente por sus fotos, ¿o si?

Mis padres pensaron que sería una grandiosa idea mudarnos a esta ciudad, la verdad es que yo no tenía ningún problema en mudarme porque no solía ser bastante sociable. En cambio, a mi hermano pequeño esto le había afectado un poco, porque él si tenía amigos y le encanta Atlanta, pero estaba segura de que amaría Hawkins. Incluso podía asegurar que aquí también haría varios amigos. Yo, en cambio, seguramente buscaría un trabajo que pudiera estar más en él que en casa. 

Mi relación con mis padres era demasiado complicada y lo mejor es que yo estuviera fuera todo el día para que no hubiera discusiones que pudieran lograr lastimar a Daniel. Porque si algo teníamos en común es que nos importaba demasiado Daniel y no queríamos que nuestros problemas le perjudicaran. Aunque no siempre estábamos discutiendo, pero bueno, así son las familias, tienen sus días buenos y sus días malos.

Una vez que llegamos a la que sería nuestra nueva casa, el primero en salir del coche fue mi pequeño hermano. Él empezó a correr hacia la grande casa y entró, podía apostar a que se había ido a elegir su nueva habitación. Digamos que en el camino nuestros padres o bueno concretamente nuestro padre nos dijo que una vez que llegáramos a nuestra nueva casa podríamos elegir nuestras habitaciones, así que Daniel no perdió ni un segundo en ir a elegir su nuevo cuarto.

Yo bajé con cuidado del coche al igual que mis padres.

—Si quieres cariño ve a elegir tu habitación —me dijo mi padre, yo me limité a asentir y entré a nuestro nuevo hogar. Debía reconocer que era bastante grande y había unas escaleras que daban a la segunda planta.

Subí las escaleras con cuidado y viendo todo con sumo detalle, las paredes tenían papel pintado, o mejor dicho las paredes estaban empapeladas con dibujos muy de abuelas, no voy a mentiros, era horrendo. Al llegar a la planta de arriba empecé a investigar y la primera puerta era un baño, lo bastante grande para nosotros cuatro.

 Seguí caminando por el pasillo y vi otra habitación que supongo que sería para los invitados si es que tendríamos, era un poco más pequeña, seguí caminando y a la izquierda había una habitación bastante grande que supuse que sería la de mis padres, ya que también tenía baño dentro.

—Maya, ven conmigo —miré confundida a mi padre pero asentí. Empezamos a caminar, pero no mucho porque la última puerta estaba cerrada con llave, él sacó de su bolsillo la llave y abrió la puerta, dejándome ver una habitación demasiado grande y estaba decorada a mi estilo. Tenía pósteres de grupos de música pegados en la pared, una televisión y en el escritorio había un ordenador. La cama era lo bastante grande para que pudieran dormir tres personas y tenía mi propio baño e incluso tenía un balcón. Miré impresionada a mi padre, aunque a veces nos lleváramos como perros y gatos, siempre lo iba a amar, era mi padre después de todo. 

—¿Es mía? —él asintió con una pequeña sonrisa. Emocionada le abracé muy fuerte mientras él me correspondía el abrazo.

Mi habitación era perfecta sin duda.

—Estuve unas semanas preparando esta habitación para ti, sé que no tenemos una hermosa relación de padre e hija, como también sé que las cosas materiales no sirven para arreglar las cagadas. Simplemente, quería pedirte perdón por ser mal padre, sé que no será la última vez que peleemos, pero eso no significa que no te ame Maya. Eres y siempre serás mi pequeña princesa que amaba jugar a cualquier cosa.

Love Of My Life ||Steve Harrington||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora