II.

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La academia Westbrook, uno de los institutos nacionalmente reconocidos según aquel mundo, era también un internado. Detalle que en el caso de su familia no aplicaba por las… influencias de su padrastro.

Una vez que llegó el otro chico rubio desapareció entre los pasillos sin siquiera dirigirle la palabra. Lo vio marcharse, para dirigirse entonces al salón designado.
Veía con un deje de envidia a los demás estudiantes, quienes lo más probable desde hacía días estaban instalados en sus dormitorios y quizá sentían también envidia de él. Lo que le causaba gracia; si se lo preguntaban, no era ningún privilegio volver a esa casa en ningún momento.

Las clases a su parecer eran bastante banales, no fue hasta que, en “Historia de la hechicería” vio entrar a un grupo de estudiantes empujando a otro chico, que sus pupilas se encogieron por la impresión.
El halo del protagonista, ¿sería algo visible para el resto de los estudiantes o sólo para él? Parecía que el jodido aire acondicionado estaba encendido únicamente para que el cabello oscuro de Wonwoo revoloteara al entrar, y el aura luminosa a su alrededor era simplemente irreal. Incluso cuando otro estudiante lo hizo chocar con el escritorio, riéndose de manera despectiva junto a los demás.

-¡Hey! -  Mingyu alzó la vista en tanto un muchacho de cabello cenizo dejó caer su mano pesadamente en su espalda. Escondió la sorpresa y el quejido doloroso que se quería dibujar en su expresión debido al golpe. - ¿Se puede saber dónde estabas?

Parpadeó un par de veces, tratando de ubicar al nuevo personaje frente a sí. Cabello cenizo, nula expresión en su rostro que no fuera malhumor o burla, no estaban de pie, pero debía ser más bajo que él. - ¿Minghao? - Se aventuró, recordando vagamente el nombre del mejor amigo del Mingyu de la novela. Al notar que el otro no se inmutó por el nombre supo que estaba en lo correcto. SeungKwan le había hablado de él, pensaba que, aunque había sido un personaje que, de hecho, murió a manos del propio Mingyu, nunca tuvo en realidad mucho peso en la historia. Aquel pensamiento le perturbó, por lo que se apresuró a continuar. - Tuve un contratiempo en casa. Lo importante es que ya estoy aquí.

Bajo su expresión relajada, Mingyu sintió curiosidad por la reacción de su interlocutor. Éste apartó su mano con repentino cuidado. - ¿Estás bien? - ¿Qué tanto sabría él? De cualquier manera, agradeció que apareciera el profesor de la clase, dando comienzo a la misma con su llegada. No tenía ánimos de hablar al respecto.

Asintió distraído, fingiendo prestar toda su atención en un tema que no podía importarle menos. Historia de la hechicería, seguramente algo de relleno sin una pizca de interés por parte del autor. Conceptos complejos, y una línea temporal que desconocía eran los temas de turno. Ahí estaba él; pretendiendo ser el estudiante más intrigado con tal de no tomar protagonismo innecesario.

Sus ojos sin querer se fijaron en el pupitre a un par de metros de él. No entendía cómo, pero el docente no había notado los hechizos y bromas que eran pronunciados por sus alumnos con tal de hostigar a otro de ellos.

A esa distancia, Wonwoo apretaba los dientes, pretendiendo no reaccionar a los ataques. Más cuando uno de ellos prendió fuego al saco del protagonista, éste dio un salto fuera de su lugar, buscando apagarlo.

-Joven Jeon, ¿es que no puede mantenerse quieto nunca? - La voz del aburrido profesor pronto se volvió severa - ¿Lo molesto con que salga del salón?

Mingyu tragó saliva por lo tenso de la escena, sintiéndose un espectador. Wonwoo era un chico de 16 años, su expresión tímida parecía más bien alarmada y pálida en el momento en que balbuceó una disculpa.
-Sólo siéntate y no vuelvas a interrumpir - Le vio asentir varias veces antes de obedecer.
Todos los demás los veían y reían en voz baja, por lo que no era de extrañarse que el adolescente volteara en su dirección al sentarse.

Él se esperaba aquello, sí, pero no pudo evitar sorprenderse al notar que los ojos castaños del protagonista hacían contacto con los suyos, ¿pensaba que había sido él quien hizo la broma? De cualquier manera le sostuvo la mirada. A su alrededor todos se reían por el caso chamuscado, él se mantuvo imperturbable.

Daba igual si lo acusaban de una travesura que no hizo. Las acciones de su personaje no distaban mucho de todas formas.

El timbre sonó dando la indicación que había que moverse a la siguiente clase, cosa que algunos alumnos y el mismo profesor hicieron. Se levantó, arqueando las cejas en tanto Minghao tomó de los hombros al chico de cabello oscuro. - ¿Todo bien, Jeon? ¿No se te quemó el culo de casualidad?

Los que quedaban en el salón estallaron en carcajadas. No necesitaba evocar recuerdos para entender que se trataban del séquito de idiotas, aquellos que eran liderados por él.
Wonwoo intentó apartarse de un empujón. A diferencia de la mayoría en la academia, sus poderes no eran muy fuertes gracias al sello que había en su interior.Lo que lo convertía en una presa fácil para ellos de molestar. Al no tener éxito, sólo fue cuestión que Minghao le soltara un golpe en el estómago para regresarlo a su pupitre, dejándolo sin aire. - Oye, oye, ¿a dónde vas? Lo siento, sólo pretendíamos mantenerte atento a la clase, no seas mal agradecido. ¿No es así, Gyu?

La mirada burlesca y expectante de todos se volvió de pronto en su dirección. Todos, menos la de Wonwoo, quien parecía tragarse su propia dignidad tal y como Mingyu tuvo que hacerlo en la mañana de ese mismo día.

La historia se estaba repitiendo, ahora con él como el victimario, tal como lo era el Mingyu original en ese lugar.
A un costado, la pantalla volvió a aparecer “¡Nueva misión desbloqueada! ¿Aceptar?”
<<Hazlo>> La voz de nuevo chilló en su cerebro. Quiso retroceder, cuando las palabras salieron solas de sus labios. - Oigan, hay que ponernos en el lugar de él - Esos no eran sus gestos, de ser así, no habría salido una sonrisa tan asquerosamente condescendiente de él,  ni sus pasos habrían ido a dar en frente del chico miserable que estaba siendo sometido. Tampoco habría tomado de la mochila de uno de ellos una cantimplora, para abrirla con total naturalidad. - No te preocupes, amigo. ¿Aún sigue ardiendo? Yo te ayudo a apagarlo.

No veía su expresión, Wonwoo había agachado la cabeza de modo que era imposible verla desde ése ángulo. Pero pudo ver los nudillos del chico volverse blancos por la fuerza que ejercía, en el momento en que vertió todo el café que había dentro de la cantimplora sobre él. Seguido de las quejas del dueño del recipiente. Los puños del chico empapado temblaban al momento en que Mingyu le lanzó el objeto despectivo - No te preocupes, Seungcheol, nuestro amigo Wonwoo te lo repondrá más tarde, ¿no es así?

Volvió a tener control de su cuerpo después de pronunciar dicha frase, tragó saliva, sin saber cómo reaccionar en tanto el tal Seungcheol tomó del cabello al otro hove, obligándolo a levantar la vista.

-Más te vale que me lo pagues, ¿oíste, fenómeno? - Quien lo estaba amenazando ahora era ese personaje secundario, por lo que se sintió aliviado de no ser más el foco de atención.

-Lo pagaré - Les prometió con voz rasposa, Minghao entonces insistió en que agradeciera el trato que le dieron, Mingyu podía jurar que el chico estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantenerse imperturbable frente a ellos al asentir, con la sonrisa más forzada que había visto nunca - Gracias por el café.

Asintió con torpeza, tomando la muñeca del que supuestamente era su mejor amigo para sacarlo de una vez de ahí - Vámonos ya, tengo clase y no pienso desperdiciar más mi tiempo aquí - Se excusó sin dar oportunidad a protestas. Su mente estaba hecha un lío, no podía continuar ahí y pretender que se sentía orgulloso de sus acciones, aun cuando no eran decididas por él.

<<Se dice gracias>> Ahogó un quejido al escucharle de nuevo en su cabeza. <<A eso se le llama ser un NPC útil, ya lo tendrás que hacer tú por tu cuenta>>

<<No vuelvas a hacer eso>> Mingyu puso toda su concentración en aquel mensaje, mientras avanzaba con el otro sin mediar palabra. <<A menos que quieras que rompa el contrato que tienes con el Mingyu de aquí>>.

Saving Contract Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz